Tras bastidores de Jonás¡Profeta al agua!
Este no es un libro típico de profecía.
Es el único texto en el cual un pez se traga a un profeta. Además es el único tratado profético que no presenta una colección de predicciones. En vez de eso muestra una minúscula profecía de una frase, la cual no se cumple.
Dios dice al profeta Jonás que vaya al oriente y lleve un mensaje de condenación a Asiria. En vez de hacerlo, el profeta va al occidente y aborda un barco en el Mediterráneo. La Biblia no dice por qué huyó. Quizás tuvo miedo de que la historia resultara como ocurrió y que él se mortificaría si su profecía no resultara cierta. O quizás no le entusiasmaba llevar amenazas de muerte a un imperio que creía que las bellas artes—apropiadas para muros del palacio—eran tallas de piedra que mostraban cautivos enemigos atravesados en estacas.
Los asirios eran despiadados. Para entretenerse los soldados asirios abrían el estómago a prisioneros vivos, les insertaban un gato vivo y rápidamente cosían otra vez el estómago. Entonces veían aparecer las garras del gato.
De toda la Biblia, Jonás es el único profeta de Dios cuyo ministerio no se enfocó en los judíos. A pesar de sus reservas, Jonás llevó su ministerio a Asiria. En su época quizás no había mejor manera de mostrar que el amor de Dios está disponible para todo el mundo.
Frase célebre
• «Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás» (1.17).
Tras bastidores de Jonás
Papeles protagónicos
Jonás, profeta judío que a regañadientes lleva el mensaje de Dios a una ciudad asiria (1.1)
Trama
El Señor dice a Jonás que vaya a Nínive, una enorme ciudad en el corazón del temible Imperio Asirio. La tarea de Jonás es advertir a los ciudadanos que Dios destruirá su ciudad en cuarenta días.
Según parece Jonás teme más a los asirios que a Dios, así que aborda un barco que se dirige en dirección opuesta; algunos eruditos creen que se dirigió a España. Se desata una feroz tormenta. Para apaciguar a Dios, los marineros lanzan a Jonás por la borda. Al profeta lo traga un enorme pez de alguna clase. Tres días después el pez vomita a Jonás en una playa.
Desde allí Jonás camina hasta Nínive para transmitir el mensaje. Para su consternación, los habitantes se arrepienten y Dios los perdona. Enojado porque no se cumple esta profecía, Jonás se va al desierto donde se sienta y muestra su desagrado. El libro termina súbitamente con la explicación de Dios de que él tiene el derecho de mostrar misericordia a los ciento veinte mil ciudadanos de Nínive.
¿Sabía usted?
• La Biblia no dice que una ballena se tragó a Jonás, solo que lo hizo «un gran pez».
• Al predecir su resurrección, Jesús compara sus tres días en la tumba con los tres días que Jonás pasó dentro del pez (vea Mateo 12.40).
Qué buscar
Solo una frase de profecía. Los libros de otros profetas contienen muchas profecías. No así el de Jonás. Este tiene una frase profética: «De aquí a cuarenta días Nínive será destruida» (3.4). El resto de este corto libro narra la historia de lo que antecede a esta profecía y de lo que sucede después.
Compasión de Dios extendida más allá de los judíos. Muchos judíos en tiempos bíblicos se consideran no solo el pueblo escogido de Dios, sino el único pueblo de Dios… el único que lo adora y el único a quien él cuida. Sin embargo, igual que en la historia de Rut, una mujer de Moab, la historia de Jonás confirma que a Dios también le importan profundamente las personas no judías.
Autor y fecha
No sabemos si Jonás escribió el libro o si lo hizo alguien más. Pero la historia es acerca de «Jonás hijo de Amitai», un profeta galileo de una aldea cercana a Nazaret. A este mismo «Jonás hijo de Amitai» se le identifica como un profeta que apoyó los triunfantes esfuerzos del rey Jeroboam por extender las fronteras de Israel a fines del siglo octavo a.C. (2 Reyes 14.25).
Si Jonás escribió el libro, probablemente lo hizo durante el siglo octavo a.C., quizás en el reinado de Jeroboam (784–746 a.C.) Sin embargo, es posible que alguien más—tal vez siglos después—escribiera esta corta y dramática historia que se habría transmitido de boca en boca por generaciones. La afirmación de que Nínive «era» una ciudad grande (3.3) podría insinuar que el libro se escribió después de que Babilonia la destruyera en el 612 a.C.
Ubicación
La historia comienza en Israel, continúa en alguna parte a bordo de un barco en el Mar Mediterráneo y luego dentro de un pez. Concluye en Nínive, una ciudad asiria en lo que hoy es el norte de Irak.
Escenas extraordinarias de Jonás
Cuando Dios ordena a Jonás ir al corazón del temido Imperio Asirio para advertir al pueblo de Nínive que su ciudad será destruida, Jonás huye. Aborda un barco que se dirige en dirección opuesta. El Señor desata una tormenta que casi hunde el barco. Finalmente, en la desesperación, los marineros se ponen a orar. Jonás confiesa que él es la causa de sus problemas y les aconseja que lo lancen por la borda. Al principio ellos se niegan e intentan remar de vuelta a la playa. Pero cuando comprenden que es inútil, lanzan a Jonás al agua y el mar se calma.
A Jonás lo traga un enorme pez de alguna clase. Permanece en su interior por tres días, mientras hace una desconcertante oración de agradecimiento a Dios por haberlo rescatado. Luego el pez lo vomita en una playa.
Jonás lanzado al agua
(1.1—2.10)
Jonás camina hacia Nínive y lleva el mensaje asignado: «De aquí a cuarenta días Nínive será destruida» (3.4).
Por algún motivo misterioso los asirios le creen a Jonás, siendo él un extraño de otra nación. Sin embargo, en el caso de Israel y Judá, los judíos hacen caso omiso de los profetas de Dios.
Los asirios—aun el rey—dejan de comer y de beber, se visten con ropas harapientas y se sientan en la tierra. Hacen esto para mostrar su tristeza. Ni siquiera dejarán que sus animales coman o beban.
Cuando Dios ve esto siente lástima y no los destruye como había planeado.
Jonás predica en Nínive
(3.1–10)
Jonás está indignado. «¿No es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis—se queja ante Dios—. Porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida» (4.2–3).
Irónicamente, Jonás es uno de los pocos profetas en la Biblia que triunfó. Convence al pueblo de que se arrepienta. No obstante, él no considera esto un éxito. En lo que a él respecta, el éxito requiere el exterminio de ciento veinte mil ciudadanos de Nínive. Por suerte para Nínive, Dios no está de acuerdo.
Lo principal de toda la historia es que Dios se preocupa profundamente de cada individuo y está ansioso de mostrar misericordia a cualquiera que se arrepienta de veras por las maldades que ha cometido. A cualquiera.
Jonás está furioso porque no se cumple su profecía
(4.1–10)
Reseñas
A Dios también le importan los no judíos. El punto principal de la historia—que a Dios le interesa todo el mundo, no solamente los judíos—es algo que se repite en toda la Biblia.
Cuando Dios escogió a Abraham para que llegara a ser padre de la nación judía, le dijo: «Serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Génesis 12.3). Más tarde dijo a los judíos por medio del profeta Isaías: «Te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra» (Isaías 49.6).
Además, cuando Pablo escribe a los cristianos en Roma afirma que si una persona tiene fe en Dios no importa que tal persona sea judía o gentil. «El mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» (Romanos 10.12–13).
¿Historia o parábola? Algunos eruditos bíblicos dicen que la historia de Jonás nunca sucedió en realidad. Sostienen que la narración es una parábola que utiliza el nombre de un profeta verdadero, en gran parte del mismo modo que la parábola de Jesús acerca de Lázaro y un hombre rico se podría referir al Lázaro que Jesús resucitó.
La historia tiene mucho en común con parábolas cortas y dramáticas que enseñan un mensaje. Por ejemplo, los cuarenta y ocho versículos están llenos de milagros cautivadores: La historia capta la atención; y termina súbitamente, tan pronto se da la moraleja. Además, Jonás es diferente a los demás libros de profecía: Casi todo es historia, con solo una frase de profecía. Tampoco hay escritos en documentos asirios que confirmen la historia de Jonás de que Nínive se arrepintió.
Otros expertos en la Biblia dicen que la historia sí se llevó a cabo. Sostienen que Jonás se menciona en 2 Reyes 14.25 y que Jesús comparó su propia sepultura con la experiencia de Jonás de estar tres días en el vientre del pez (vea Mateo 12.40).
Sin embargo, sea historia o parábola, el mensaje se mantiene inalterable: Dios se preocupa de todo el mundo y él quiere que nosotros hagamos lo mismo.
Libros afines
• Para otra historia en que se muestra misericordia a los no judíos, lea el corto libro de Rut.
• Para más acerca del interés de Dios por los no judíos, lea Génesis 12.1–3; Isaías 42.6–7; 49.6; Romanos 10—11.
• Para antecedentes de cómo era la vida en Israel durante la época de Jonás, lea el libro de Amós. Los dos profetas ministraron aproximadamente en el mismo tiempo.