HABACUC

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¿Dónde está Dios cuando la gente sufre?

¿Por qué Dios se sienta y no hace nada cuando buenas personas sufren a manos de malvados? Eso es lo que Habacuc pregunta a Dios.

Judá se había vuelto una cloaca moral. Engendró extorsión, violencia y enjambres de criminales sedientos de sangre. Habacuc deseaba que eso acabara.

¿Qué hace Dios en consecuencia? Decide que Judá debe sufrir a manos de los babilonios. Comparada con Babilonia, Judá era una nación de santos. Así es, los judíos hacían caso omiso a las leyes de Dios, vendían a los deudores como esclavos, y con engaños hacían pasar hambre a los pobres. Pero los babilonios ni siquiera pretendían adorar a Dios, robaban naciones enteras, y violaban mujeres y niñas hasta matarlas.

Habacuc creyó necesaria la pregunta que surgió a continuación: Entre todos los pueblos, ¿por qué precisamente Babilonia?

El Señor no dio una respuesta directa. Aseguró a Habacuc que finalmente los babilonios enfrentarían su propio día de juicio. Pero en esencia, Dios dejó al profeta con esta lacónica respuesta: «Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra» (2.20).

Cuando nadie logra comprender lo que está ocurriendo, Dios está diciendo a Habacuc que entienda esto: El Señor está en control.

Eso era todo lo que el profeta necesitaba oír. Ya—algunos dos mil seiscientos años antes—Dios tenía la reputación de saber lo que estaba haciendo.

Frases célebres

• «El justo por su fe vivirá» (2.4). Deseo expresado de Dios de que las personas aprendan a confiar en él. Martín Lutero concentró su atención en esta idea, como se parafrasea en Romanos 1.17, para iniciar el movimiento protestante. Lutero sostuvo que la gente se salvaba por fe en Dios, no por realizar rituales religiosos.

• «Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos … yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación» (3.17–18).

Tras bastidores de Habacuc

IL-starPapeles protagónicos

Habacuc, profeta de Judá que pregunta a Dios por qué no castiga a los malvados (1.1)

IL-bookTrama

Habacuc tiene una visión en que entabla una conversación de doble vía con Dios. El profeta empieza preguntando al Señor por qué permite que Judá sea castigada por «iniquidad […] destrucción y violencia […] pleito y contienda» (1.3). Dios contesta que castigará a Judá enviándole a los babilonios a destruir la nación y recoger «cautivos como arena» (1.9).

Habacuc protesta que Dios no debería utilizar a Babilonia para castigar a los judíos: «¿Por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?» (1.13).

El Señor contesta que después castigará a los babilonios. Pero mientras tanto desea que su pueblo aprenda a confiar en él. Habacuc responde con un cántico poderoso y conmovedor de confianza en Dios.

¿Sabía usted?

• Una leyenda narrada en Bel y el Dragón, un libro apócrifo, informa que Habacuc llevó a Daniel un plato de guiso al foso de los leones. Según se informa, un ángel transportó a Habacuc de Judá a donde estaba Daniel en Babilonia, y luego lo devolvió a casa.

• Entre la antigua biblioteca conocida como los Rollos del Mar Muerto hay un comentario sobre Habacuc. El autor, quien vivía cuando Roma ocupó Israel, dijo que las referencias de Habacuc a Babilonia significan Roma. Es más, así como Babilonia destruyó a Jerusalén en el 586, también Roma lo hizo en el 70 d.C.

IL-cameraQué buscar

Un profeta que habla con Dios. Este es un libro profético fuera de lo común. Por lo general los profetas transmiten a seres humanos los mensajes de Dios. Pero aquí el profeta cuestiona al Señor. Por tanto, el libro no es tanto un oráculo divino, o una historia acerca de la vida de un profeta, como se ve en otros libros de profecía. Es un documento del diálogo entre Habacuc y el Señor.

Un cántico de confianza en Dios. El capítulo tercero y último en este corto libro es un canto de confianza en el Señor. Aunque Habacuc está conmocionado al saber que Babilonia conquistará su tierra natal y destruirá la ciudad santa de Jerusalén, alaba al Dios de la creación que obra milagros y le promete lealtad inquebrantable. A este cántico, como a los de Salmos, más tarde se les pone música y se cantan o recitan en cultos de adoración. Como se indica en la nota final para el director musical, una vez se acompañó al cántico con instrumentos de cuerdas.

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IL-computerAutor y fecha

«La profecía que vio el profeta Habacuc» inicia el libro. Habacuc no se menciona por nombre fuera de este libro. Pero varias veces el Nuevo Testamento cita la frase de Habacuc que más tarde iniciaría la Reforma Protestante: «El justo por su fe vivirá» (2.4; compare con Romanos 1.17; Gálatas 3.11; Hebreos 10.38).

Es probable que Habacuc haya profetizado en los años anteriores a la caída de Asiria (612 a.C.), pero quizás antes de que los babilonios derrotaran a Egipto (605 a.C.) para asumir el papel de superpotencia en el Oriente Medio. Babilonia derrotó a Judá tres veces en los siguientes veinte años, llevando rehenes en cada ocasión: 605 a.C., 597 a.C. y 586 a.C., en que Jerusalén fue arrasada.

Otros profetas que Habacuc pudo haber conocido son Jeremías, Sofonías y Nahum.

IL-worldUbicación

La conversación de Habacuc con Dios se lleva a cabo «sobre la fortaleza», tal vez algún lugar a lo largo de los muros de Jerusalén (2.1). Aquí el profeta recibe el mensaje de que la nación de Judá caerá ante el invasor babilónico que «se reirá de toda fortaleza» (1.10). La nación de Judá es asimilada por el Imperio Babilónico, y a muchos de sus ciudadanos se les reubica.

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Escenas extraordinarias de Habacuc

«¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás?», suplica Habacuc (1.2). Su nación de Judá está completamente enredada en el pecado: «La ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia» (1.4).

«Yo levanto a los caldeos [Babilonia], nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas» (1.6).

Esta no es la clase de ayuda que Habacuc tiene en mente. «¿Por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?», implora el profeta (1.13).

El Señor asegura a Habacuc que los babilonios serán castigados por sus propios pecados, después de que concluyan su trabajo de castigar a Judá. Mientras tanto la labor de los justos es vivir por fe (2.4): confiar en Dios.

«SEÑOR, he sabido de tu fama», contesta el profeta (3.2, NVI). Partiendo de esta base, Habacuc promete que a pesar de lo que suceda, él confiará en Dios. Y si Babilonia se lleva todo—estropeando viñas, cosechas y campos, y robando el ganado—el profeta se apoyará en el Señor. «Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar» (3.19).

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En espera de la invasión de Babilonia
(3.1–19)

Reseñas

Discusión con Dios: una tradición bíblica. Cuando Habacuc discutió con el Señor no estaba haciendo nada nuevo. Se estaba juntando a una reunión de consejo llena de líderes bíblicos inquisidores y respetados.

Moisés sostuvo que no hablaba suficientemente bien para confrontar a Faraón. Gedeón no podía creer que Dios lo estuviera llamando a dirigir un ejército, por tanto pidió—y obtuvo—milagros para verificar que Dios lo ayudaría. Job insistió en que no merecía los horrores que lo privaron de sus hijos, rebaños y riquezas. Jeremías se resistió a convertirse en profeta al objetar que era demasiado joven.

Dios trató pacientemente con cada uno de estos hombres, como lo hizo con Habacuc.

Uso de lo malo para hacer lo bueno. Lo menos que Habacuc esperaba es que Dios castigara a Judá por volverse una nación pecadora. Pero quedó pasmado cuando el Señor le dijo que Babilonia realizaría el castigo. Babilonia era más impía que Judá. Esto era como nombrar a Hitler para ejecutar a un criminal de guerra declarado culpable, o que Charles Manson dirija un centro de reinserción social para ladrones famosos.

Sin embargo, una de las muchas revelaciones bíblicas acerca de Dios es que él tiene poder de usar el mal para hacer el bien. Por ejemplo, después que los hermanos de José lo vendieron a traficantes de esclavos, José terminó en Egipto como segundo en poder después del rey. Allí era responsable de evitar que el pueblo muriera de hambre durante una hambruna. Cuando sus hermanos llegaron a Egipto en busca de trigo, José les dijo que no tuvieran miedo de él: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo» (Génesis 50.20).

El Señor usa personas y naciones—buenas y malas—para lograr su propósito de salvar a la humanidad del pecado y restaurar su creación al paraíso que se perdió cuando lo contaminó el pecado.

Libros afines

• La descripción que Habacuc hace del poder de Dios (capítulo tres) se parece mucho a la descripción en Nahum 1.2–8.

• Para apreciaciones de otros profetas de la época, lea los libros de Jeremías, Sofonías y Nahum.

• Para ver cómo interpreta el Nuevo Testamento la frase «el justo por su fe vivirá» (2.4), lea Romanos 1.17; Gálatas 3.11; Hebreos 10.38.