1 TESALONICENSES

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¿Cuándo volverá Jesús?

La recién nacida iglesia de Tesalónica, en la antigua Grecia, desea que Jesús regrese pronto y la lleve a los deleites eternos del cielo. Según parece, este es su gran deseo, el tema en el que más piensan.

No es difícil entender la razón. Pablo solo puede pasar unas pocas semanas con ellos, antes de que lo saquen de la ciudad los judíos que creen que él predica herejías. Abandonado y solo está este grupo desorganizado de convertidos, unido solo por su experiencia de salvación y por la creencia de que un día el Señor regresará para llevar a los fieles a su recompensa eterna en el cielo.

Si bien los creyentes tesalonicenses permanecen unidos, están solos—o así debió haber parecido—porque empiezan a cultivar un estilo de vida de santidad aunque viven en una descontrolada ciudad portuaria colmada de inmoralidad, codicia y engaño. Además, los cristianos adoran a Jesús como Hijo de Dios y gobernante del reino celestial, mientras los judíos de la ciudad insisten en que Dios no tiene hijo y los romanos adoran al emperador, gobernante del reino terrenal más extenso.

A los tesalonicenses, y a todos los cristianos que se sienten fuera de sincronización en su mundo, Pablo los anima a no enfocar su energía en el regreso de Jesús. Al contrario, debemos trabajar duro, llevar vidas honorables, y ganar el respeto de los demás. Al hacer esto atraemos personas a Jesús, así como un faro atrae hacia la seguridad a un barco extraviado tras otro.

Frase célebre

«E1 día del Señor vendrá así como ladrón en la noche» (5.2). Al preguntársele por el momento del regreso de Cristo, Pablo contesta con esta frase, que significa que nadie puede predecir la Segunda Venida.

Tras bastidores de 1 Tesalonicenses

IL-starPapeles protagónicos

Pablo, destacado ministro al mundo gentil, y fundador de la congregación en Tesalónica y en otras ciudades importantes en todo el imperio romano (1.1)

Timoteo, colega de Pablo que visita Tesalónica y luego regresa para informar al apóstol acerca del progreso de los nuevos convertidos, y de las preguntas que tienen (1.1)

IL-bookTrama

Aproximadamente a los mil seiscientos kilómetros en su segundo viaje, una noche Pablo tiene una visión fascinante: ve a un hombre que le ruega que salga de Turquía y vaya a Macedonia, una provincia romana en el norte de Grecia. El apóstol accede, y lleva el evangelio a Europa. Llega a Filipos, pero al poco tiempo de estar allí lo acusan de perturbar la paz, y lo obligan a salir de la población. Pasa a Tesalónica, capital de Macedonia y su ciudad más importante. Cerca de doscientos mil habitantes viven en este concurrido puerto sobre la principal ruta comercial oriente-occidente al Asia.

Pablo enseña en la sinagoga por casi tres semanas antes de que los judíos comprendan que con el tiempo sus enseñanzas acabarán con el judaísmo tradicional. Por tal motivo ocasionan disturbios y obligan al apóstol a escapar a Atenas, trescientos veinte kilómetros al sur; pero no sin antes convertirse al cristianismo algunos judíos y muchos no judíos.

Al mes o dos meses, mientras Pablo permanece en Corinto, envía a su joven colaborador Timoteo a visitar a los creyentes tesalonicenses. Timoteo regresa con un buen informe. Pero también lleva noticias de que están enfrentando persecución y que tienen inquietudes acerca de la Segunda Venida. Para esta época el apóstol está entregado totalmente al inicio de un ministerio corintio, y no puede salir. Por tanto se idea una innovadora solución parecida a una escuela por correspondencia. Decide animar y enseñar por carta a los creyentes de Tesalónica.

Pablo ora por la fe de los tesalonicenses, contesta sus preguntas acerca de la Segunda Venida, y luego los insta a vivir en una manera que agrade al Señor.

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La Segunda Venida. La mayoría de dudas en la mente de los nuevos convertidos en Tesalónica tiene que ver con el regreso de Jesús. Son inquietudes como estas: ¿Cuándo ha de regresar? ¿Cómo podemos saber que él nos aceptará? ¿Qué ocurrirá a los cristianos que mueran antes de la llegada de Jesús?

Pablo dice que nadie sabe cuándo regresará Cristo, pero asegura a los tesalonicenses que no serán desilusionados mientras confíen en Jesús para su salvación. En cuanto a cristianos muertos, el apóstol afirma que no perderán la vida eterna. Después de su fallecimiento, «los muertos en Cristo resucitarán primero» (4.16).

Pablo trata varios temas en esta corta epístola, pero la Segunda Venida es la idea principal. Cada capítulo finaliza con una referencia al respecto; y en 4.12—5.11 describe cómo ocurrirá, comenzando con el llamado de un ángel y el sonido de una trompeta, y concluyendo con cristianos que se elevan al cielo para encontrarse con el Señor en el aire.

Pautas para una vida santa. Tesalónica es todo menos una ciudad de santos. Se trata de una próspera ciudad portuaria sobre una importante ruta comercial; por lo que presenta todos los pecados de cualquier gran urbe, junto con el énfasis sexual que se podría esperar en un pueblo que atrae mercaderes viajeros y marineros que están de paso.

Pablo sabe que es difícil vivir en una población como esta sin ser arrastrados por la poderosa corriente de la pasión y la codicia. De modo que advierte con cuidado a los nuevos creyentes: «Que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa» (4.4, NVI). Luego les anima «a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos […] para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes» (4.11–12, NVI).

Ninguna cita del Antiguo Testamento. Pablo se crió como fariseo, un erudito judío. Cuando habla de asuntos religiosos es común que saque a relucir su maestría, y que cite las Escrituras judías. El hecho de que no haga esto en su carta a los tesalonicenses insinúa que la mayoría de creyentes allí no son judíos, quienes desconocen las Escrituras.

La historia de la visita del apóstol a Tesalónica, narrada en Hechos, insinúa que solo unos pocos judíos aceptaron su mensaje, en comparación con el «gran número» de griegos piadosos (Hechos 17.4). Los griegos piadosos son no judíos que adoran en la sinagoga, pero a quienes les falta poco para convertirse al judaísmo. Las principales dificultades para la conversión son el doloroso rito de la circuncisión y las restrictivas regulaciones dietéticas de los judíos.

Para cuando Pablo escribe esta carta quizás hay muy pocos judíos cristianos, tal vez ninguno. Él describe que los miembros de la congregación se convirtieron «de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero» (1.9).

¿Sabía usted?

• Probablemente 1 Tesalonicenses es la obra literaria más antigua del Nuevo Testamento, escrita más o menos veinte años después de la muerte y resurrección de Jesús. Los Evangelios, que describen la vida de Cristo, fueron escritos una década o más después, para preservar las historias que los discípulos habían narrado.

IL-computerAutor y fecha

El escritor de la epístola es Pablo, quien está acompañado de sus colaboradores itinerantes Timoteo y Silas (1.1). Expertos bíblicos concuerdan en que esta epístola parece una de las probadas misivas del apóstol. Antiguos escritores cristianos, comenzando con Marción en el 140 d.C., confirman que Pablo fue el autor.

Pablo escribió esta epístola aproximadamente en el 51 d.C., durante su segundo viaje misio-nero, cuando estaba iniciando una iglesia en Corinto. Para evidencia arqueológica que respalda esta fecha, lea en Reseñas «Aquí estuvo Galión».

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IL-worldUbicación

Tesalónica es una ciudad comercial portuaria de mucho movimiento en el norte de Grecia. La ciudad se beneficia de un puerto en el cálido Golfo del Mar Egeo, y de su localización en la Vía Ignacia, un camino romano oriente-occidente que se extiende a través de Grecia y entra a Turquía. Pablo escribe la carta desde Corinto, como a cuatrocientos kilómetros al sur. (Vea el mapa en 1 Corintios.)

Escenas extraordinarias de 1 Tesalonicenses

Durante el segundo viaje misionero de Pablo, que se lleva a cabo en lo que hoy día es Grecia, el apóstol solo se queda pocas semanas en Tesalónica. Pero esto es suficiente para convencer a muchas personas que el Mesías ha llegado, fue ejecutado, y resucitó de los muertos. También es suficiente para infundir en los nuevos convertidos una sensación urgente de expectativa; creen que Jesús regresará en cualquier momento.

Según parece algunos abandonan sus trabajos, pues sienten que no deben perder tiempo en asuntos triviales. Como la espera continúa por semanas y quizás meses, las personas empiezan a dudar acerca de lo que Pablo les dijo. Desean saber cuándo va a venir Jesús, y qué sucederá con los cristianos que mueran antes de su llegada.

El apóstol escribe que nadie sabe exactamente cuán volverá Jesús: el acontecimiento será tan inesperado «como ladrón en la noche» (5.2). Sin embargo, este ladrón será bienvenido porque se llevará a sus seguidores al cielo.

Pablo traza el curso de los acontecimientos: «El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (4.16–17).

Pablo dice que mientras tanto los creyentes no deben estar ociosos, sino que su deber es esforzarse, vivir de manera piadosa, y soportar con paciencia la persecución religiosa que seguramente sufrirán.

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La Segunda Venida
(4.13—5.11)

Reseñas

Aquí estuvo Galión. Una antigua inscripción griega añade evidencia de que Pablo en realidad estuvo en Corinto aproximadamente en el 51 d.C., cuando escribió a los tesalonicenses.

Hechos 18 dice que los judíos corintios llevaron a Pablo con acusaciones ante Galión, gobernador de la sureña provincia griega de Acaya, y que el gobernante echó el caso fuera del tribunal.

Una inscripción hallada en Delfos, un centro de adoración, confirma que Galión fue gobernador de Acaya más o menos del 51 al 53 d.C. Galión también era hermano de Séneca, filósofo y profesor particular de Nerón. Séneca describe a su hermano como justo y agradable. «Ningún otro ser humano es tan encantador tanto para una persona como para todo el pueblo», escribe Séneca.

Pablo calculó mal la Segunda Venida. Pablo no solo predicó que Jesús había venido a salvar del pecado a los seres humanos; también enseñó que Cristo volvería. Y de lo que dijo a los tesalonicenses, parecía seguro que la Segunda Venida sucedería mientras el apóstol estaría vivo.

Esto se supone por la respuesta que dio a quienes dudaban de lo que ocurriría a cristianos que murieron antes de la llegada de Jesús: «Nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron» (4.15).

El apóstol no solo cree en el regreso inminente de Jesús, se las arregló para transmitir a sus convertidos este sentimiento de la cercana Segunda Venida. Según parece algunos creyentes habían llegado al extremo de abandonar el trabajo para esperar el gran regreso (4.11–12; 2 Tesalonicenses 3.6–15).

Sin embargo, Pablo insta a los tesalonicenses a volver a sus trabajos y a recordar que nadie sabe cuándo vendrá Jesús.

Pablo comprende más adelante en su ministerio que no vivirá para ver la Segunda Venida. «El tiempo de mi partida está cercano», dice a Timoteo, su amigo íntimo (2 Timoteo 4.6). El apóstol cree que cuando llegue ese momento será resucitado y conducido a la presencia de Dios. Como explicó una vez a los corintios, estar ausente del cuerpo es estar presente con el Señor (2 Corintios 5.8).

Libros afines

Para saber cómo empezó la iglesia en Tesalónica, lea Hechos 17.1–10.

Para una continuación de la carta de Pablo, lea 2 Tesalonicenses.

Para una declaración más extensa del apóstol acerca del regreso de Jesús, lea 1 Corintios 15.