Hay una breve versión de cómo obtuvimos la Biblia… y por qué.
Esto se resume en una carta del apóstol Pablo exactamente antes de su ejecución: «Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud» (2 Timoteo 3.16, VP).
Pablo estaba hablando de las Escrituras judías, las cuales los cristianos llaman Antiguo Testamento; el Nuevo Testamento aún no se había terminado en esa época. Sin embargo, los cristianos creen que las palabras de Pablo se aplican igualmente a los veintisiete libros del Nuevo Testamento, los cuales giran alrededor de la vida y las enseñanzas del Hijo de Dios.
La manera exacta en que Dios «inspiró» a los muchos escritores bíblicos es un misterio fascinante y una fuente de debates a veces acalorados. Pero todos los cristianos que creen que la Biblia es la revelación de Dios para la especie humana concuerdan en un punto sólido como la roca: el Señor guió de principio a fin el largo proceso de más de un milenio. Personalmente se aseguró que los humanos captaran el mensaje que él quería dar.
Es probable que en el principio las historias acerca de Dios se transmitieran verbalmente antes que fueran grabadas en bloques de barro o inscritas en pieles curtidas de cordero. En la antigüedad tanto aldeanos como pastores admiraban a narradores que, con amena facilidad y evocadora armonía, preservaron y transmitieron la tradición y la historia de la comunidad. Los oyentes llegaban a conocer las historias, y típicamente se negaban a permitir que los narradores se saltaran o añadieran material; algo muy parecido a cómo hoy día los niños vigilan y supervisan las historias familiares que sus padres les leen.
Comienza la escritura
Nadie sabe cuándo el primer hebreo escribió en pergamino o grabó en barro. Moisés es la primera persona que la Biblia identifica como escritor. Quizás allá por el 1400 a.C. él escribió las muchas leyes que le dio el Señor: posiblemente las conservadas en los libros de Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio (Deuteronomio 31.9). Pero cientos de años antes de Moisés, Abraham—el padre de la nación judía—pudo haber escrito las dramáticas historias acerca de su vida que se conservan en el Génesis. Él llegó de la región del Golfo Pérsico donde la escritura tenía por lo menos mil años de antigüedad.
Casi todo el resto del Antiguo Testamento—historias, poemas, cánticos, genealogías, perlas de sabiduría, profecías, y todos los demás géneros de tradición hebrea—quizás se transmitió de manera oral hasta que escribas lo recopilaron y escribieron. Es posible que la escritura comenzara en serio después que Israel se estableciera como una nación poderosa, durante los reinados de David y Salomón, más o menos en el año 1000 a.C. Cuando los rollos empezaban a gastarse, los escribas copiaban con cuidado el texto en rollos frescos.
Exactamente quién escribió el AT se mantiene como un misterio; la mayoría de libros no lo dicen. Los primeros cinco libros de la Biblia, por ejemplo, son anónimos. Sin embargo, antiguas tradiciones judías aseguran que los escribió Moisés. Por otra parte, algunos autores bíblicos están claramente identificados; muchos profetas escribieron los libros que llevan sus nombres.
Unas pocas secciones del Antiguo Testamento están escritas en hebreo, el lenguaje de los judíos. Algunos pasajes están escritos en arameo, una lengua similar que los judíos aprendieron cuando fueron exiliados a Babilonia. El griego se convirtió en el idioma prevaleciente después de que Alejandro Magno, de poco más de veinte años de edad, entrara en el Oriente Medio a principios del siglo cuarto a.C.
Aproximadamente un siglo después un rey egipcio decidió crear una nueva ubicación para su conocida biblioteca en Alejandría. Como lo afirma la leyenda, pidió al sumo sacerdote en Jerusalén que le prestara como setenta eruditos que traducirían al griego los cinco libros venerados de Moisés. El resultado—la primera traducción bíblica—se conoció como la Septuaginta, que significaba setenta. Más o menos cien años después se agregó el resto de la Biblia hebrea. Cuando los escritores del NT citaron más tarde el AT, lo hicieron de esta traducción griega.
Roma destruyó a Jerusalén en el año 70 d.C., dejando a los judíos sin templo para ofrecer sacrificios de animales. Por tanto comenzaron a ofrecer sacrificios de alabanza y oración leyendo los escritos sagrados. El problema fue que los judíos tenían una amplia selección de libros venerados, y muchas versiones de algunos libros. Nadie sabe exactamente cómo o cuándo se decidieron por los libros que constituyen su Biblia, a los cuales los cristianos llaman Antiguo Testamento. Los cinco libros de Moisés, conocidos como los libros de la Ley, tal vez estaban entre los primeros con gran aceptación. Es probable que les siguieran los libros de los profetas, seguidos al final por los libros conocidos como los escritos: Salmos, Proverbios, etc. Finalmente—en parte porque en un principio no fueron escritos en hebreo—se eliminaron muchos libros publicados en la popular traducción griega. A estos se les llamaron apócrifos, que significa obras «secundarias» u «ocultas», las cuales más tarde reaparecerían en biblias católico romanas y ortodoxas orientales.
ANTIGUO TESTAMENTO
Ley __________
Génesis
Éxodo
Levítico
Números
Deuteronomio
Historia __________
Josué
Jueces
Rut
1 Samuel
2 Samuel
1 Reyes
2 Reyes
1 Crónicas
2 Crónicas
Esdras
Nehemías
Ester
Poesía __________
Job
Salmos
Proverbios
Eclesiastés
Cantar de los Cantares
Profetas mayores __________
Isaías
Jeremías
Lamentaciones
Ezequiel
Daniel
Profetas menores __________
Oseas
Joel
Amós
Abdías
Jonás
Miqueas
Nahum
Habacuc
Sofonías
Hageo
Zacarías
Malaquías
NUEVO TESTAMENTO
Evangelios __________
Mateo
Marcos
Lucas
Juan
Historia __________
Hechos de los Apóstoles
Cartas de Pablo a iglesias ___
Romanos
1 Corintios
2 Corintios
Gálatas
Efesios
Filipenses
Colosenses
1 Tesalonicenses
2 Tesalonicenses
Cartas de Pablo a individuos __________
1 Timoteo
2 Timoteo
Tito
Filemón
Cartas generales __________
Hebreos
Santiago
1 Pedro
2 Pedro
1 Juan
2 Juan
3 Juan
Judas
Profecía __________
Apocalipsis
División posterior de las buenas nuevas
La historia de cómo obtuvimos el Nuevo Testamento es bastante similar, aunque el período es mucho menor. En vez de tardar mil años o más para que las historias habladas tuvieran una condición escrita, y después la categoría de muy veneradas, el proceso tarda más o menos un siglo para los cristianos. Los primeros seguidores de Jesús no escribieron de inmediato sus relatos, según parece porque esperaban que Jesús regresara pronto. Extendieron con urgencia las enseñanzas del Maestro de manera personal, hablada.
Quizás los primeros libros del NT no los escribieron discípulos de Jesús sino personas con mentalidad misionera del círculo de predicación de Pablo. Eruditos calculan que las primeras cartas de ánimo de Pablo para las jóvenes iglesias que él había fundado se escribieron más o menos veinte años después de la muerte de Jesús. El resto del Nuevo Testamento se escribió en la segunda mitad del siglo primero, aproximadamente entre los años 50 y 100 d.C.
Los cristianos habían respetado mucho las Escrituras judías como Palabra de Dios. Pero también reconocían que el mensaje de Jesús, contenido en los evangelios y otros escritos, era parte esencial de la revelación divina a los seres humanos. Sin embargo, los cristianos no estuvieron formalmente de acuerdo en qué libros incluir en el NT hasta después de que Marción, un líder cristiano de principios del siglo segundo, propusiera una lista breve: las cartas de Pablo y el Evangelio de Lucas, todos los cuales él había editado para que reflejaran su creencia de que Jesús no fue humano y que no pudo sufrir de veras.
En los dos siglos siguientes los cristianos discutieron qué libros se debían incluir. Se habían escrito muchos, incluyendo sesenta de dudoso contenido y autoría. Para el año 367 la mayoría de líderes de la iglesia convinieron en aceptar como autorizados solamente los veintisiete libros que a su juicio escribieron apóstoles: ministros que en realidad habían visto a Jesús, incluyendo los discípulos originales y Pablo. La primera lista conocida de estos libros aparece ese año en la carta de Pascua que un obispo egipcio, Anastasio, envió a sus iglesias. Se sabe que él fue el primero en usar la palabra canon—que en un principio significaba «medida»—para describir los libros de la Biblia reconocidos oficialmente. Los líderes de la iglesia decidieron que no se debían agregar otros libros al canon.
La Biblia no es un solo libro sino una biblioteca de muchos libros. La mayoría de biblias cristianas tienen sesenta y seis libros: treinta y nueve en el AT y veintisiete en el NT, organizados en el orden y las categorías que aquí se muestran. Por ejemplo, los libros de los profetas del AT aparecen juntos, comenzando con los profetas mayores (que significan los libros más largos), seguido de los profetas menores.
Esta organización es diferente para algunas otras creencias bíblicas de fe.
Las biblias católico romanas y ortodoxas orientales incluyen los apócrifos, una colección de libros que aparecieron en la Septuaginta, una traducción griega hecha de la Biblia hebrea aproximadamente doscientos años antes de Cristo (ver Apócrifos). Los judíos, sin embargo, decidieron más tarde no mantener estos libros en su Biblia.
El peligroso arte de la traducción
El latín, idioma preferido de los romanos, se extendió finalmente en todo el imperio. Eruditos cristianos comenzaron a producir en latín varias traducciones de las Escrituras judías y cristianas. Sin embargo, para el año 382 el papa Dámaso decidió que la Iglesia necesitaba una única traducción autorizada del latín. Asignó esta ardua labor a Jerónimo, jefe de eruditos bíblicos de la época.
Jerónimo sabía latín y griego, pero no mucho hebreo. Decidió traducir el AT del idioma original hebreo, no de la Septuaginta griega. Por tanto se mudó a un monasterio en Belén y aprendió hebreo de eruditos judíos. Más de veinte años después de empezar completó su monumental traducción, la cual se llegó a conocer como la Vulgata, que significaba «común», puesto que la escribió en el lenguaje común de la época.
Al principio la traducción de Jerónimo encontró fuerte resistencia. Después de que en una congregación se leyera su versión de Jonás, en vez de adorar, se ocasionaron disturbios. Preferían la versión primitiva, la cual estaban acostumbrados a escuchar y memorizar.
Puesto que los idiomas cambian, las versiones actualizadas a veces pueden parecer totalmente distintas de las versiones originales. Para complicar más el proceso, no siempre es claro el modo de interpretar el texto antiguo. Por ejemplo, el hebreo arcaico no tenía vocales ni minúsculas. Si escribiéramos el castellano de ese modo, «la casa de Dios» se vería así: L CS D DS. Pero esas mismas letras también se podrían leer «el ocaso de Odisea». Los antiguos lectores que conocían la historia parecían tener poco problema al leerla. Otros debían buscar claves de contexto, de las que había muchas. Resolver el enigma de una palabra da una clave para la que debería venir a continuación. Cuando se ponen juntas muchas palabras es más fácil imaginarse de qué se trata la narración.
Más o menos en la época en que Jerónimo estaba traduciendo la Biblia al latín, un misionero llamado Wulfila estaba inventando un alfabeto para las tribus alemanas, de tal modo que se pudiera traducir la Biblia a su idioma gótico. Esta escena se ha repetido en todo el mundo a través de las eras.
A medida que crecía el cristianismo también crecía la cantidad de traducciones de la Biblia. La mayoría de ellas eran muy costosas para el común de la gente porque se necesitaban meses para copiarlas. En el siglo catorce una Biblia fácilmente podía valer el salario anual de un sacerdote. Esto cambió de manera espectacular allá por 1456, cuando la Biblia se imprimió por primera vez con tipos móviles. Para el fin del siglo los impresores tenían mucho trabajo en más de 250 ciudades europeas, publicando una gran variedad de ediciones de la Biblia.
BIBLIAS CASTELLANAS
Un ejemplo del Salmo 23
Los lectores modernos pueden escoger de muchas traducciones bíblicas en castellano moderno. Para darle una idea de cómo comparar, y de cómo las traducciones han cambiado con el tiempo, he aquí extractos del salmo más famoso de las Escrituras, un salmo citado con frecuencia en tiempos de dificultad y leído en funerales:
Reina Valera 1960
Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.
La Biblia al día 1979
Puesto que el Señor es mi Pastor, tengo cuanto necesito. Me da descanso en buenos pastos, y me guía junto a arroyos tranquilos.
Lo sorprendente del caso es que los líderes cristianos de la iglesia se oponían a la idea de traducir la Palabra de Dios al lenguaje cotidiano. La opinión imperante era que la gente debía obtener sus enseñanzas de parte de ministros, no de la Biblia, porque se creía que la mayoría de personas era incapaz de viajar a través de la Palabra de Dios sin una guía espiritual. Al erudito de Oxford, John Wycliffe, se le llegó a ver como hereje por crear la primera Biblia en inglés, que fue prohibida en Inglaterra. John murió antes que cualquiera lo matara, pero cuarenta años después los líderes de la iglesia desenterraron sus restos, los quemaron, y echaron las cenizas a un río. William Tyndale hizo una traducción mejorada en inglés a principios del siglo dieciséis. Por esto lo estrangularon con una cuerda y quemaron su cuerpo. Sus palabras al morir fueron: «Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra». A los dos años el rey ordenó que en toda iglesia se colocaran biblias en inglés.
La Biblia en español más famosa de todos los tiempos es la Versión Reina Valera, conocida en Hispanoamérica como la versión autorizada. Se ha mantenido por muchos años como la Biblia principal para cristianos de habla castellana. Según su historia, en el año de 1569 Casiodoro de Reina terminó su trabajo de traducción completa de la Biblia, usó los textos masoréticos como base para el Antiguo Testamento. Para el Nuevo Testamento usó el texto griego de Erasmo, los trabajos de Enzinas y la obra del Dr. Pérez de Pineda. Esta Biblia fue conocida como la Biblia del Oso por llevar en la portada la estampa de un oso que comía la miel que destilaba un panal.
Versión popular 1979 El Señor es mi pastor; nada me falta. Me hace descansar en verdes pastos, me guía a arroyos de tranquilas aguas.
Biblia de América 1994 (católica) El Señor es mi pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace descansar, me conduce junto a aguas tranquilas.
Biblia de las Américas 1997 El Señor es mi pastor, nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce.
Nueva Versión Internacional 1999 El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce.
Después de la publicación de la Biblia del Oso en 1569, Casiodoro de Reina debió huir del convento de Isidoro del Campo en Sevilla por temor a ser asesinado por la Inquisición que lo consideraba un hereje. Junto con él huyó su gran amigo Cipriano de Valera, quién después haría una revisión de la Biblia de Reina en el año 1602, Valera quiso revisar la Biblia y hacerle cambios para mejorarla, pero estos cambios fueron tan pocos debido al excelente trabajo que había hecho Reina, que las dos versiones casi eran iguales. Por esto los cristianos de aquel tiempo la llamaron justamente la Biblia Reina Valera, dando así crédito a Casiodoro de Reina. Desde entonces la Biblia lleva los dos apellidos, dando crédito a estos dos grandes hombres de Dios que nos dieron la Palabra de Dios en español.
La Reina Valera se revisó en los años 1602, 1862, 1909 y 1960, además de algunas actualizaciones.
Biblias modernas
Los arqueólogos han desenterrado manuscritos bíblicos mucho más antiguos que los usados para las traducciones de la Reina Valera (hasta mil años más viejos). Por ejemplo, algunos textos del Antiguo Testamento extraídos de los conocidos Rollos del Mar Muerto—un alijo bibliotecario conservado en cuevas secas cerca del Mar Muerto de Israel—datan de hasta doscientos años antes de Cristo. No obstante, la variación en las Escrituras es sorprendentemente mínima, lo cual es un tributo al cuidado que tuvieron los copistas.
Hasta donde se sabe, no ha aparecido ninguno de los manuscritos originales de la Biblia. Sin embargo, los traductores modernos hacen buen uso de los textos antiguos existentes, vinculándolos con la tecnología de vanguardia. A fin de unir fragmentos quebradizos y rotos de rollos de cuero, por ejemplo, algunos científicos están utilizando pruebas de ADN para determinar qué secciones pertenecen juntas.
Hoy día hay incontables millones, quizás mil millones o más, de biblias en hogares de todo el mundo. Al momento, al menos segmentos de la Biblia se han traducido a casi dos mil doscientos idiomas desde abau en Papua Nueva Guinea hasta zulgo en Camerún. Estudios revelan que en Estados Unidos nueve de cada diez hogares tienen al menos una Biblia, y que en el promedio de casas hay aproximadamente seis biblias. Estas son solo biblias impresas. Ahora la gente puede elegir en una sorprendente selección de traducciones antiguas y nuevas de la Biblia en computadoras, discos electrónicos, servicios en línea, e Internet. También se pueden oír casetes narrados de las Escrituras.
Para niños hay narraciones bíblicas en revistas de historietas y en otras ediciones adaptadas a la edad. Además, para chicos que nunca pensarían acurrucarse a leer el Buen Libro hay tiras cómicas y dramas basados en la Biblia, y hasta vídeo juegos bíblicos interactivos.
ALGUNAS VERSIONES
CONOCIDAS
Biblia Alfonsina • 1611
Biblia del Duque de Alba • 1430
Biblia de Ferrara • 1553
Biblia del Oso, Casiodoro de Reina • 1569
Biblia de Felipe Scío • 1793
Biblia de Torres Amat • 1825
Versión Moderna, H.B. Pratt • 1893
Biblia Nácar-Colunga • 1944
Biblia de Jerusalén • 1967
Dios habla hoy Versión Popular • 1983
La Biblia al día (paráfrasis) • 1979
La Biblia de las Américas • 1986
Nueva Versión Internacional • 1999
Los adultos también pueden escoger biblias dirigidas a sus intereses. Hay libros de historias bíblicas para que los padres lean a los hijos, y biblias devocionales con artículos inspirativos para solteros. Para los lectores interesados en entender más profundamente el sentido y el trasfondo de la Palabra de Dios está el Nuevo Comentario Bíblico Ilustrado Caribe, con páginas llenas de la más reciente erudición. También los interesados en llevar su estudio de la Biblia a un nivel más apasionado e íntimo pueden adquirir la Biblioteca electrónica Caribe. En estas y muchas otras obras se encuentran mapas y cuadros, con centenares de artículos que incluyen ocupaciones en la Biblia, geografía, cultura y reseñas de personalidades.
Dichos de la Biblia
Muchas personas utilizan con frecuencia frases que vienen directamente de la Biblia, en especial de la Reina Valera. He aquí unas cuantas:
Es necesario correr la segunda milla (Mateo 5.41)
Vi el escrito en la pared (Daniel 5.5)
El leopardo no puede cambiar sus manchas
(Jeremías 13.23)
Se cree más santo que yo (Isaías 65.5)
Escapé por la piel de mis dientes (Job 19.20)
Ella es la niña de mis ojos (Deuteronomio 32.10)
Es un hombre conforme al corazón de Dios
(1 Samuel 13.14)
Es el caso de ciegos que guían ciegos (Mateo 15.14)
Este lugar es una cueva de ladrones (Mateo 21.13)
Ese tipo es un aguijón en mi carne (2 Corintios 12.7)
La Biblia ha sido el libro de más venta en el mundo desde que Johann Gutenberg inventó la imprenta hace quinientos cincuenta años. Con editoriales modernas que producen ediciones lujosas que incluso suplen las necesidades espirituales de los segmentos más limitados del mercado, seguramente la Biblia es también el libro de mejor lectura.
¿Sabía usted?
• Usar la Biblia en una toma de juramento surge de la antigua costumbre judía de hacer una promesa y recordarse mutuamente que «Dios es testigo» (Génesis 31.50). En la edad media los cristianos juraban al besar o tocar una cruz, una Biblia, o un objeto sagrado que creían que una vez perteneció a una persona santa.
• El texto bíblico más antiguo que se conoce es un fragmento de los Rollos del Mar Muerto escrito aproximadamente en el año 225 d.C. Es parte de uno de los libros de Samuel del Antiguo Testamento.
• El texto más antiguo que se conserva del Nuevo Testamento es un fragmento de Juan 18.31–33, el cual incluye la pregunta de Pilato a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» La fecha aproximada del fragmento es el año 125, aproximadamente una generación después de que se escribiera el original.
• Errores tipográficos en la Biblia produjeron dudosos apodos para algunas ediciones. En «la Biblia adulterada», también llamada «la Biblia malvada», se suprimió un importantísimo «no», y ordena «Cometerás adulterio». La multa que recibió el impresor fue considerable.
• Extrañas traducciones de palabras claves produjeron apodos a biblias. «La Biblia chinche» (más respetuosamente conocida como Biblia de Coverdale, 1535) animaba a sus lectores a no tener miedo de los «chinches de la noche». La versión Reina Valera tradujo luego la frase como el «terror nocturno».
• La palabra «Biblia» viene de un vocablo griego para papiro (biblos), una planta utilizada en la fabricación de papel.
• «Evangelio», y todos sus derivados, viene de la palabra griega evangelion, que significa «buenas nuevas».
• El libro de la Biblia que se ha traducido más veces es el Evangelio de Marcos, el más corto de los cuatro evangelios acerca de Jesús. Se consigue aproximadamente en novecientos idiomas.
• Los cristianos estuvieron entre las primeras personas que descartaron la antigua tradición de tres mil años de usar rollos. Adoptaron el manuscrito, o formato de libro. Todo fragmento que sobrevivió de escritos cristianos del siglo segundo viene de libros. Pero solo catorce de ochocientas setenta obras no cristianas de esa época son de libros. Los libros, impresos en ambas caras, eran más baratos y más fáciles de usar.
• Después que Johann Gutenberg de Alemania inventara la imprenta a mediados del siglo quince, el primer libro impreso fue la Biblia. La primera impresión, de más o menos ciento ochenta copias, se vendió antes de que empezara a imprimirse. Sobreviven cuarenta y ocho copias de estas obras maestras.
• Originalmente la Biblia no tenía capítulos ni versículos. Eruditos añadieron capítulos en 1231 y versículos en 1551.