SANTIAGO

f0421-01

característica distintiva de DiosLos verdaderos cristianos hacen más que hablar

Santiago tiene poca paciencia con cristianos que no hacen nada. Cuando los confronta a veces es diplomático, y a menudo no lo es. «¿Quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?» (2.20–22).

Se ve a las claras que Santiago está cansado de oír hablar y hablar a los cristianos. Él quiere ver una prueba de que es verdadera la fe de la que hablan. Por eso Santiago escribe una corta epístola de instrucciones para la vida cristiana. En ella dice a los creyentes qué espera exactamente de ellos.

Para empezar, los creyentes permanecerán fieles aunque otros ataquen sus creencias. Y cuando ven a alguien en necesidad le tienden una mano. Además, cuando tienen la oportunidad de calumniar a alguien mantendrán cerrada la boca.

Todo el libro es una serie de ejemplos que muestra cómo Santiago espera que la fe cristiana se exprese en maneras sabias y apasionadas.

A menudo el lenguaje es vívido y pintoresco, y a veces hasta contundente. Pero Santiago sabe que se puede necesitar mucha energía para poner en movimiento un peso muerto.

Frases célebres

«Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros» (4.7–8).

«Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse» (1.19).

«La fe sin obras es muerta» (2.20). Santiago enseña que la verdadera fe no se mantiene por dentro, se expresa por medio de actos de amabilidad.

Tras bastidores de Santiago

IL-starPapeles protagónicos

Santiago, quizás el hermano de Jesús y líder de la iglesia en Jerusalén (1.1)

IL-bookTrama

La epístola de Santiago no es una historia con argumento. Ni siquiera parece enfocar un problema particular. En vez de eso, es una colección de lecciones prácticas acerca de la vida cristiana.

Entre las lecciones están estas: Si usted es pobre, no se preocupe. Si es rico, preocúpese como un loco… y dé algún dinero a los pobres. No ceda a la tentación. Sea lento para enojarse. No trate a los ricos mejor que a los pobres. Sea amable con los demás. Vigile su boca. Aléjese del diablo y corra hacia los brazos de Dios. Ore por las personas que necesitan la ayuda del Señor.

IL-cameraQué buscar

Consejos prácticos para la vida cotidiana. Santiago está lleno de consejos prácticos sobre cómo deben vivir los cristianos. Algunos eruditos lo llaman Literatura de sabiduría del Nuevo Testamento, porque se parece mucho a los sabios dichos de Proverbios. Es más, mucho de lo que Santiago dice se ha dicho antes en los escritos del Antiguo Testamento.

He aquí algunos extractos de sus consejos:

«Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana» (1.26).

«Miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado» (2.3).

«No murmuréis los unos de los otros» (4.11).

«¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. […] He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros» (5.1, 4).

Perspectiva judía. Si usted lee con cuidado observará que la carta parece escrita por un judío, para judíos.

Santiago dirige su epístola a las doce tribus, una manera común de referirse a Israel. Usa la palabra griega que se traduce sinagoga, para describir el lugar de reuniones mencionado en 2.2. Utiliza el título hebreo para Dios, sabaoth, en «Señor Todopoderoso» (5.4, NVI); y a menudo habla de la ley judía, siempre con reverencia (2.8–13).

f0422-01

Por otra parte, Pablo no siempre muestra tal respeto perdurable por la ley judía. Al escribir a sus partidarios predominantemente no judíos, el apóstol dice: «Venida la fe, ya no estamos bajo ayo» (Gálatas 3.25). Para más sobre el aparente conflicto entre Santiago y Pablo, vea «Santiago frente a Pablo» en la sección Reseñas.

¿Sabía usted?

• Martín Lutero, padre de las religiones protestantes, dijo que este libro no pertenece a la Biblia. Afirmó que resalta demasiado las buenas obras y muy poco la fe. Lutero vivió en una época en que la mayoría de los cristianos creía que se salvaba por medio de ritos eclesiásticos, no por fe en Jesús.

IL-computerAutor y fecha

El escritor se identifica simplemente como «Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo» (1.1). Al menos cuatro hombres en el Nuevo Testamento tienen este mismo nombre, incluso el apóstol. Pero desde la época de los primeros cristianos se ha identificado al escritor como el mayor de cuatro hermanos menores de Jesús (Marcos 6.3). Santiago surgió hasta convertirse en líder de la iglesia en Jerusalén. También dirigió la reunión del primer concilio de la iglesia, la cual decretó que los gentiles no tenían que seguir las reglas judías acerca de la circuncisión y los alimentos (Hechos 15).

No se sabe cuándo Santiago escribió la carta. Un historiador judío llamado Josefo, quien vivió en el siglo primero, dijo que líderes judíos apedrearon a Santiago (Jacobo) hasta matarlo antes de que Roma destruyera Jerusalén en el 70 d.C. Por tanto, si el hermano de Jesús escribió la epístola, lo debió hacer antes de eso. Algunos eruditos dicen que la naturaleza judía de la carta insinúa que se escribió cuando la mayoría de la iglesia aún era judía; antes de que Pablo comenzara a tener gran éxito entre los gentiles. De ser así, la epístola se pudo haber escrito en la quinta década, y quizás sea la literatura más antigua del Nuevo Testamento.

IL-worldUbicación

Santiago escribe a «a las doce tribus que están en la dispersión» (1.1). Esto tal vez quiera decir judíos que se han vuelto cristianos. O también puede significar toda la Iglesia cristiana, la cual Santiago puede representar como el Nuevo Israel. (Vea el mapa en Hechos.)

Escenas extraordinarias de Santiago

Santiago dice en una carta abierta a cristianos en todo el imperio romano: «Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma» (2.14–17).

Santiago prevé que algunos cristianos no estarán de acuerdo con él. Dice que quizás algunos sostengan que es suficiente creer en Dios. Pero él contesta que hasta los demonios creen en Dios.

«Como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta» (2.26).

f0424-01

Los cristianos son personas que ayudan a la gente
(2.14–26)

Quizás el consejo más famoso que Santiago ofrece es que las personas deben vigilar lo que dicen: «Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo» (3.2).

El apóstol dice que la lengua es pequeña, pero es como el timón de un barco, y por tanto es la chispa que enciende un incendio en el bosque.

«Toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana—observa Santiago—. Pero ningún hombre puede domar la lengua» (3.7–8).

Para las personas con una lengua que se agita ferozmente en el acalorado aliento del enojo, Santiago simplemente dice: «Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar […] porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios» (1.19–20).

f0424-02

Cómo utilizar el poder de las palabras
(3.1–12)

Reseñas

Ricos frente a pobres. Una manera de decir que Santiago es un libro auténticamente cristiano es estudiar lo que dice acerca de ricos y pobres.

La creencia imperante entre judíos en tiempos bíblicos es que los adinerados son ricos porque Dios los ha recompensado por su bondad. Sin embargo, Jesús y sus seguidores se ponen del lado de los profetas del Antiguo Testamento como Amós, quien dice que con mucha frecuencia los ricos obtienen sus riquezas pisoteando personas pobres y luego robándoles.

«Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios» (Mateo 19.24).

Santiago, así como su hermano mayor, tiene palabras duras para los ricos: «Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia» (5.5–6).

Santiago frente a Pablo. Pablo dice que somos salvos solo por fe, no por algo que hagamos (Efesios 2.8–9). No obstante, Santiago sostiene que la fe sin obras no vale nada: Pregunta: «¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?» (2.14). Esa es una pregunta retórica; él espera que contestemos no.

Críticos de la Biblia, y hasta cristianos famosos como Martín Lutero, ven un conflicto total entre Santiago y Pablo.

Sin embargo, Santiago no sostiene que seamos salvos al hacer obras buenas, ni que ganemos nuestra salvación. Al contrario, dice que la verdadera fe en Jesús se expresará de manera natural en amabilidad. En cierta manera Santiago está diciendo que si el pecado fuera una enfermedad, y la salvación fuera la cura, la compasión sería un efecto secundario con el que tendríamos que vivir.

Pablo está de acuerdo. Dice a los creyentes en Éfeso: «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor. […] Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos» (Efesios 5.1, 2, 3).

Según parece los dos hombres llegaron al tema de la fe desde perspectivas distintas. Santiago parece haber ministrado entre creyentes que no hacían nada; y Pablo ha visto su parte de «no puedo hacer suficiente» en gentiles que pensaban que debían obedecer leyes y costumbres judías para ganar la salvación. Ambos extremos están equivocados.

Somos salvos por fe, y esta se muestra cuando somos salvos, porque la fe auténtica obra.

Libros afines

Para más dichos sabios, lea los libros de Proverbios y Eclesiastés en el Antiguo Testamento.