HISTORIAS DE A PESO Y DE A TOSTÓN 2ª PARTE

ESTA HISTORIA enterita, así como la acabas de oír se la conté a don Antulio Gamo, editor del periódico Vocero de Zacatecas, allá en el año del caldo, a finales de los años veinte, aunque él aseguraba que nada le daba miedo, vi claramente cuando le temblaron los bigotes al relatarle la parte cuando Armandito se encuentra el supuesto fantasma de su hermana.

Vendí de inmediato la historia y se publicó a manera de folletín durante cuatro semanas, tuvo tanto éxito que las ventas del periódico subieron y para el otro mes ya estaba negociando otro relato. Fue así como me convertí oficialmente en vendedor de historias espectrales.

Un año más tarde ganaba más que mi padre y claro, nunca me volvió a mencionar el colegio militar de Zacatecas. Le había demostrado que podía ganarme la vida recopilando leyendas.

Cada centavo que ganaba lo invertía en mi propia colección de historias de horror, comencé a viajar para rastrear más y mejores relatos y así fue como fui reuniendo sucedidos y consejas de todo el país. Conocí tantos pueblos como cabellos tienes en la cabeza. Al principio llevaba solo un fajo de hojas y lápices, pero después compré una grabadora de cinta magnetofónica. Las historias las convertía en libros, guiones de radio, colaboraciones en periódicos, en revistas o conferencias.

Vendí relatos a escritores faltos de inspiración, a periodistas ávidos de un buen reportaje, a revistas especializadas, a la televisión, incluso llegué a tener clientes tan extraños como cierta institutriz de una renombrada familia que me compró cuentos para asustar a los pupilos que no querían estudiar. Los niños exploradores también fueron buenísimos clientes, porque cuando están en sus fogatas siempre necesitan cuentos misteriosos. Llegué a vender historias a muchos abuelos, pues no hay nada más decepcionante que un abuelo sin historias interesantes que contar a sus nietos.

Siempre tengo una historia a la mano, para cualquier ocasión, en uno de mis inventarios tengo enlistadas 70 947 historias de espantos. Divididas por tema, fantasmas de día, de noche y de medias tardes; porque claro, son diferentes. Además relatos de duendes, brujas simpáticas y malévolas, en fin, muchísimos…

Y tal como te dije, entre todas esas narraciones tengo una que es especial, y la he guardado para contársela solo a alguien que estuviera preparado para oírla. Tú me has convencido de que eres la persona indicada. Me has demostrado que eres paciente, dedicado, trabajador y que te gustan las historias de horror más que cualquier otra cosa.

Pero te hago una advertencia: una vez que comience no podré parar y no respondo si cuando llegue al final padeces un ataque de pánico… ¿No dices nada? ¿Estás seguro? Bien, prepárate.