cap31

Las gradas estaban llenas de estudiantes entusiasmados por el primer gran partido de la temporada. Anna compró un chocolate caliente en el puesto de comida y se sentó en el centro de la gradería. Esperaba que Millie y Spencer se hubieran decidido a venir.

Anna vio el número de la camiseta de Johnny en el campo. No habían hablado desde que Lucy se puso loca en el pasillo. En fin.

Qué suerte la suya: vio a Olivia delante hablando con las porristas. Anna esperaba que, con tanta gente en el partido, Olivia no la viera.

Ambos equipos subían y bajaban en el campo sin que nadie anotara. Todo el mundo en las gradas gritaba, y por una vez Anna se sintió como cualquier otra estudiante, sumergida en el espíritu de la escuela.

Ey, Anna. Dónde estás?

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Era Spencer.

Pues… cerca de una mujer con un gorro con pompón blanco. Fila 10 desde abajo.

Anna quería tirar su celular a la basura. Casi no le quedaba batería y eso que se había asegurado de cargarla a tope antes de venir al partido. Además, era una batería nueva. ¡No debería estar pasando eso!

Segundos después, Spencer corría en su dirección por las escaleras.

—Hola —dijo sonriendo mientras se sentaba a su lado.

—Qué bien que hayas podido venir —dijo Anna, sonriendo.

—Sí, superbién —dijo Spencer—. ¿Qué pasa?

—No mucho —tomó un sorbo de su chocolate—. ¿Cómo van las apariciones? —preguntó en voz baja.

—Últimamente la cosa ha estado bastante tranquila.

—Genial.

Las cosas también habían estado tranquilas para Anna últimamente pero sabía que no duraría mucho; era como la calma antes de la tormenta. El público que los rodeaba aplaudió.

Y entonces Anna vio algo que le paró el corazón.

—Ay, no —susurró.

Spencer la miró.

—¿Qué pasa?

Sin responderle, Anna le envió un mensaje a Millie.

Adivina quién acaba de aparecer en el partido? El tipo ese tan raro que vi en el cementerio mi primer día!!!!! No vengas. Me largo.

Al darle al botón de enviar, su teléfono se apagó. Esperaba que le llegara a tiempo a Millie.

—¿Te late irte ya? —dijo Anna, de pie. El chico raro estaba de pie con una rubia viendo el partido junto a la valla, de espaldas a ellos. ¿Sería Olivia?

—¿Ya? —Spencer la miró extrañado—. Va, por qué no.

Bajaron las escaleras. Anna mantuvo la cabeza baja. Por favor, que no me vean; por favor, que no me vean, pensó, casi en estado de pánico.

—Gracias por salir de ahí conmigo —dijo sin aliento mientras pasaban el puesto de comida.

—No tiene importancia —dijo Spencer—. Habrá más partidos.

—¡Anna! —saludó Millie al llegar a la entrada.

Empezó a caminar junto a ellos.

—Me acaba de entrar tu mensaje. ¿A dónde van?

Anna miró a Spencer.

—¿El Corner Café te parece bien?

—Sí —dijo Spencer, mirando a otros estudiantes pasar.

—¿Puedo ir con ustedes? —preguntó Millie.

—Claro —dijo Anna, mirando a Spencer, esperando que también le pareciera bien. Ni siquiera estaba prestando atención.

Obviamente no podía importarle demasiado.

—¡Genial! —cantó Millie.

Anna miró hacia atrás mientras caminaban por el estacionamiento. El chico raro no estaba a la vista.

Pero por si las moscas, apretó el paso.