En febrero de 2005, siendo un autor conocido en todo el mundo, Paulo fue a dar una gran conferencia a Ámsterdam. La mañana de aquel día, uno de los principales programas de televisión de Holanda lo entrevistó en la antigua habitación, ahora convertida en un hotel caro para no fumadores y un pequeño pero bien considerado restaurante de lujo.
Nunca más volvió a saber de Karla. La guía Europe on five dollars a day se había convertido en Europe on thirty dollars a day.* El Paradiso estaba cerrado (reabrió algunos años más tarde, y siguió siendo un sitio para conciertos), el Dam estaba desierto, sólo era una plaza con aquel misterioso obelisco en el medio, cuyo objeto nunca supo, y le gustaría seguir sin saberlo.
Sintió la tentación de caminar por las calles por las que habían pasado para ir hasta el restaurante en el que se comía gratuitamente, pero siempre lo acompañaba alguien: la persona que organizaba la conferencia. Pensó que era mejor volver ya al hotel y prepararse para lo que iba a decir aquella noche.
Tenía la leve esperanza de que Karla, sabiendo que estaba en la ciudad, fuese a verlo. Supuso que no se había quedado mucho tiempo en Nepal, igual que él había abandonado la idea de convertirse en sufí, aunque llegó a aguantar durante casi un año y aprendió cosas que lo acompañaron el resto de su vida.
Durante la conferencia, contó parte de la historia de la que trata este libro. En un determinado momento, no pudo controlarse y preguntó:
—¿Karla, estás aquí?
Nadie levantó la mano. Puede que estuviese, puede ser que ni se hubiese enterado de su presencia en la ciudad o puede ser que estuviese, pero no quisiera volver al pasado.
Mejor así.
Ginebra, 3 de febrero de 2018