De la edificación

 

 

 

Las casas se edifican para vivir en ellas y no para verlas; por tanto, debe darse preferencia al uso antes que a la uniformidad, excepto donde puedan atenderse ambas cosas. Déjense las casas maravillosas sólo por su belleza para los palacios encantados de los poetas que los construyen con poco gasto. Quien edifica una casa bella en un sitio malo, él mismo se condena a prisión; y no considero sitio malo sólo donde el aire es malsano sino también donde el aire es insuficiente. Como podrá verse en muchas residencias elegantes situadas en montículos rodeados de colinas más altas, por lo cual el calor del sol está encerrado y el viento se acumula como en una artesa; así es que allí se encontrará, en forma repentina, gran alternancia de calor y frío como si se viviera en sitios distintos. Tampoco es sólo el aire malsano el que hace que un sitio sea malo, sino los malos caminos, los malos mercados y, si se quiere consultar con Momo, la mala vecindad. Y no hablo de otras muchas cosas; carencia de agua, de arbolado, sombra y resguardo, falta de fertilidad y mezcla de tierras de distinta naturaleza; carencia de perspectiva, de tierras niveladas, carencia de lugares relativamente cercanos para el deporte y la caza, cetrería y carreras; excesiva cercanía al mar y excesiva lejanía; tener la ventaja de ríos navegables o el inconveniente de sus desbordamientos; demasiada lejanía de las grandes ciudades que puede obstaculizar los negocios; o excesiva cercanía que se devora todas las provisiones y encarece todo; donde se puede vivir con abundancia o donde todo escasea; todo lo cual, como quizá sea imposible encontrarlo reunido, es conveniente conocerlo y meditarlo para poder reunir cuanto se pueda de todo ello; y, si se posee varias residencias, tenerlas en forma tal que lo que falte en una, se pueda encontrar en otra. Lúculo contestó bien a Pompeyo cuando éste vio sus imponentes galerías y sus habitaciones tan luminosas en una de sus casas; Pompeyo dijo: Seguramente es un lugar magnífico para el verano, pero, ¿qué haces en el invierno? Lúculo contestó: ¿Por qué? ¿No me consideras tan inteligente como son ciertas aves que siempre cambian de residencia al llegar el invierno?

Pasando del sitio a la casa misma, haremos como Cicerón en el arte del orador que escribió libros De oratore y un libro titulado Orator; de los cuales, los primeros dan los preceptos del arte y el último la perfección. Por tanto, describiremos un palacio suntuoso haciendo de él un modelo breve; pues es extraño ver ahora en Europa enormes edificaciones tales como el Vaticano y El Escorial, y algunos otros que, no obstante, carecen de habitaciones verdaderamente adecuadas.

Por tanto, digo en primer lugar que no se puede tener un palacio perfecto salvo que tenga dos partes distintas: una parte para los festines, como se dice en el libro de Ester, y otra parte para la familia; la una es para las fiestas y espectáculos vistosos y la otra para habitarla. Entiendo que ambas partes tengan no sólo sus interiores sino que formen conjunto con la fachada y sean uniformes exteriormente, aunque con diversas divisiones en el interior; y estar a ambos lados de una torre grande y majestuosa situada en medio de la fachada, es decir, como si las juntara a las dos en una mano. Yo pondría en el lado delantero de la parte destinada a festines sólo una buena habitación al final de la escalera de unos doce metros de altura; y debajo una sala de vestuario y preparación para los días de espectáculo. La otra parte, que es la destinada a vivienda, me gustaría dividirla primeramente con un salón y una capilla (con un tabique entre ambos), uno y otra de buen aspecto y tamaño y que no abarcaran toda la longitud sino que en el extremo más alejado pondría una salita de invierno y otra de verano, ambas agradables; bajo estas salitas una bodega subterránea bien acondicionada y amplia; análogamente, algunas cocinas privadas con despensas y demás. En cuanto a la torre, me gustaría que tuviese dos pisos de cinco metros y medio cada uno en las dos alas con hermosas vidrieras emplomadas, con balaustrada y con estatuas interpuestas; la torre había de estar dividida en dos habitaciones según conviniera. Análogamente, la escalera para las habitaciones altas ha de estar sobre una amplia pilastra y con una balaustrada con ornamentos de madera sobre color de bronce y un amplio rellano al final. Esto se hará en el caso de que no se destine alguna de las habitaciones bajas para comedor de la servidumbre, pues si no, se tendría el comedor del servicio detrás del otro, y los humos del uno pasarían al otro como por una chimenea. Ya hemos dicho bastante de la parte delantera; sólo queda decir que la escalera de entrada sea de cuatro metros y medio que es la altura de la habitación más baja.

Tras de la parte delantera habrá un patio; y en las cuatro esquinas de este patio, hermosas escaleras dentro de torretas que sobresalgan de la línea del propio edificio; pero estas torretas no tendrán la altura de la torre de la fachada sino en proporción a la parte más baja del edificio. Que el patio no esté pavimentado, porque eso produce mucho calor en verano y mucho frío en invierno; sino sólo senderos empedrados cruzándose, y los espacios interiores con hierba segada, pero no demasiado. El espacio interior de la parte destinada a festines que sea todo de hermosas galerías en las cuales haya tres o cinco cúpulas a todo lo largo situadas a distancias iguales y finas vidrieras de colores de asuntos diversos; en la parte de vivienda, cámaras de ceremonias y de visitas corrientes y algunas alcobas; que las tres partes del edificio sean dobles, sin luz total en el exterior de modo que se puedan tener habitaciones libres de sol tanto por la mañana como por la tarde. Diséñese también de modo que se puedan tener habitaciones para el verano y para el invierno; sombreadas para el verano y calientes para el invierno. A veces se ven casas hermosas tan encristaladas que no se sabe dónde ir para librarse del sol o del frío. En cuanto a los balcones de mirador, debe hacerse buen uso de ellos (en las ciudades, desde luego, armonizan mejor en lo que se refiere a la uniformidad a lo largo de la calle), pues resultan deliciosos lugares de retiro para la conversación; y, además, resguardan tanto del viento como del sol; porque si éstos habrían de invadir casi toda la habitación, apenas si pasan el mirador; pero deben ser escasos, cuatro en el patio sólo en los lados.

Además de este patio, que haya otro interior de la misma superficie y altura que esté rodeado por el jardín en todos sus lados; y que lo circunde un claustro con hermosos arcos tan altos como el primer piso; la planta baja hacia el jardín puede convertirse en gruta o lugar sombrío o de verano; y que sólo tenga aberturas o ventanas hacia el jardín estando a nivel del suelo, no hundido en él para evitar toda humedad; que haya una fuente o algunas estatuas ornamentales en medio del patio y que el suelo esté como el del otro patio. Estos edificios son para vivienda privada en las dos partes primeras, y la última como galerías privadas; por lo cual debe preverse que alguna de ellas pueda utilizarse como enfermería, si el príncipe o cualquier persona principal se sintieran enfermos, con cámaras, alcobas, antecámaras y cámara de retiro unida a ellas; esto en cuanto al segundo piso. En cuanto al piso bajo, tendrá una hermosa galería abierta, con columnas; respecto al tercer piso, análogamente, una galería abierta con columnas que tenga la vista y la frescura del jardín. En las dos esquinas del lado más lejano, a modo de rotonda, que haya dos pabellones elegantes, primorosamente solados, con ricas colgaduras y vidrieras de cristal transparente, una cúpula decorada en medio y todas las demás elegancias que puedan pensarse. También en la galería alta me gustaría que hubiese, si el lugar lo permite, algunas fuentes manando en diversas partes de la pared por caños artísticos. Y ya es bastante para nuestro proyecto de palacio, salvo que se tenga, antes de llegar a la fachada principal, tres patios: un patio de suelo verde rodeado por una tapia; un segundo patio igual, pero más guarnecido con pequeñas torretas o más bien embellecido con ellas en lo alto de la tapia; y un tercer patio formando escuadra con la fachada, pero que no ha de estar edificado ni encerrado por una tapia desnuda, sino rodeado de terrazas que estén en alto y hermosamente adornadas en los tres lados y cerrado en el interior con pilares pero sin arcos debajo. En cuanto a las dependencias, que queden lejos con algunas galerías para pasar de ellas al palacio.