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Para el entonces pequeño Alejandro Gallego, hoy Alejandro Basteri, la vida no fue fácil nunca, tal como le sucedió a Luis Miguel, pero para él la meteórica fama de su hermano era una sombra en la que era difícil habitar. Micky se convirtió en su héroe más que en su hermano de sangre, y esta relación marcó en cierto modo su personalidad. Con el paso del tiempo logró hacer sus propios negocios y tener su propia familia, pero siempre ha estado en un discreto segundo plano, como más tarde lo haría también el menor de los tres hermanos, Sergio, quien una vez en la custodia de su hermano, hasta su mayoría de edad, vivió un buen tiempo en Boston con los cuidados de uno de los más estrechos colaboradores de la familia, el “Doc” Octavio Foncerrada, quien también acompañó a Luis Miguel en uno de sus últimos viajes a Italia.
En aquellos años su madre se preocupaba especialmente de que los celos y el complejo de inferioridad no acabaran con la autoestima de su segundo hijo y evitar en la medida de lo posible que una especie de síndrome de patito feo se adueñara de él para siempre. La familia contaba una anécdota en la que Alex, que así era como siempre le llamaban, tapó una salida de gas con una goma de mascar en la casa de Jardines de Coyoacán, lo cual pudo haber originado una tragedia y le valió una de las terribles reprimendas de Luisito.
Para Alex fue muy duro también el episodio de la desaparición de su madre, y tal como sucede con su hermano es prácticamente imposible, lógicamente, que vaya a afrontar en público los hechos de los que tiene conocimiento. Alejandro tuvo, en los meses en que la desaparición comenzó a ser un hecho, un papel importante en el trato con su familia italiana.
Tanto Alex como Micky fueron testigos de la prosperidad creciente de la familia con el éxito del fenómeno llamado Sol de México. Hubo un nuevo cambio de domicilio al número 450 de la calle Montes Escandinavos, esquina Prado Sur, del exclusivo sector de las Lomas de Chapultepec. Una casa de ricos, como le gustaban a Luisito, porque ricos se habían vuelto, la mina de oro andaba a un ritmo frenético de explotación, que también llegó al cine. Luis Miguel hizo dos películas. Luisito no demoró en lograr un nuevo contrato con EMI directamente en las oficinas centrales de la compañía en Londres una vez que se superó la incertidumbre respecto a la voz. Aunque según los datos que pudimos recabar él figuraba en el contrato como manager, con un 40% de los ingresos que reportaba la empresa, como ya vimos en realidad controlaba 100% puesto que su hijo era menor de edad, y por tanto fungía como manager y tutor a la vez.
El cambio de la voz preocupaba. Con 13 años ya empezaba a ser un hecho. Este era el punto de destino que muchos se habían marcado en EMI, creían que cuando la voz de El Sol llena de connotaciones angelicales se perdiera, se perdería también la gallina de los huevos de oro, eso cuando directamente el cambio de voz no implicara perder la mayoría de sus facultades vocales. Contaban que en una fiesta privada todo el mundo se quedó aterrado al comprobar que no podía alcanzar los tonos más altos de su éxito “1+1 = 2 enamorados”. Aquel día hubo quien pensó que estaban en el principio del fin. No tardaron mucho en comprobar, los que así pensaban, lo equivocados que estaban. El disco ¡Decídete! iba a disipar todas las dudas. Para que la transición de la voz no fuera un problema, se le sometió a una disciplina y a la enseñanza de técnicas para administrar la voz, se programaron temas más planos para el disco que estaba por venir y se optó por el uso del play back en algunas ocasiones para no castigar la garganta.
No fue sólo la voz lo que marcó la transición de este disco, también la imagen, pues apuntó directamente a las connotaciones sensuales del joven cantante, Peter Pan iba a evolucionar hacia una imagen de sex symbol pensando en lo que era el proyecto a futuro. Desapareció el enunciado de “Luis Miguel… un sol” para dejarlo sólo en “Luis Miguel”, esta vez abrazando a un sol gigantesco en la carátula con una camisa roja abierta y un aspecto físico que dejaba ver claramente su crecimiento respecto a la portada del primer disco. El cambio ya era muy obvio en “Palabra de Honor”, con un Luis Miguel muy sugestivo con el cabello humedecido por el fijador que fue una bomba auténtica para las fanáticas.
¡Decídete! se grabó en Madrid, al igual que sucedería después con Palabra de honor. Honorio Herrero se unió al proyecto. Era un reconocido músico y compositor que había trabajado con éxito productos dirigidos al púbico infantil y juvenil como el grupo Menudo o el dúo Enrique y Ana.
En los inicios de la carrera logró cierta popularidad en España gracias a la promoción de la compañía discográfica en espacios como Los 40 principales o El gran musical, pero fue una popularidad efímera a pesar de conocer y coincidir en ocasiones con leyendas de la talla de Julio Iglesias, quien incluso tuvo unas palabras públicas de admiración por él y le vaticinó un buen futuro dentro de la música, algo que desde luego se cumplió. También coincidió en un estudio de televisión con Cantinflas, fue en el célebre programa Estudio abierto del popular presentador José María Íñigo, donde al parecer el mítico humorista y actor le dirigió unas palabras: “Veo que sigues paseando el nombre de México con orgullo. Este mundo del espectáculo es muy difícil, no te consideres como muchos artistas de nuestro país, una especie de dios que puede perdonar a la gente, cuando en realidad uno no es más que un artista y se debe a su público. Dios sólo hay uno y está arriba, Él nos está mirando, cada cosa buena y mala que hacemos. Hay que ser sencillo. No olvidar que el pueblo tiene más razón que todo eso. Ser persona es mucho más importante que ser artista.” El inolvidable Mario Moreno poco sabía de la vida de aquel muchacho, menos aún del talante de su papá, pero esas palabras eran para enmarcarlas.
No obstante, por el tiempo y las circunstancias, el éxito rotundo se le negaría en la madre patria por muchos años. Luis Miguel en realidad no empezó a ser conocido en España por el gran público hasta 1998 con el tercer disco de Romances y la gira de la primavera de ese año. Buena culpa de todo ello la tuvo en los primeros años la terrible ruptura que se produjo con su familia española, que empezó a gestarse a finales de 1985 y explotó en 1989. Según pude averiguar del entorno de Hugo López, Luis Miguel fue muy reacio durante muchos años a buscar la promoción en tierra española, le pidió a sus representantes que se olvidaran de España y de Italia. La versión más lógica era que temía un escándalo por parte de sus tíos o simplemente le traumatizaba pisar un suelo que no le iba a generar buenas sensaciones, en Madrid al fin y al cabo se le perdió para siempre la pista a su madre, Marcela. El tiempo fue el encargado de aliviar las heridas y de abrir la mente del artista a un mercado que había crecido mucho, como era el español.
Luisito recuperaría en esta época un viejo contacto de sus años fracasados en Madrid cuando recién había vuelto a España tras la muerte de Franco. Se trataba del periodista español José Asensi Blasco, conocido en el medio como Pepe Asensi, un veterano forjado en el mítico diario Pueblo, especializado en el periodismo musical, admirador de melódicos inmortales como Nino Bravo, valenciano al igual que él. Pepe tenía un hijo de la edad de Luis Miguel, quien había forjado una gran amistad con él y con su hermano Alex. Con el tiempo, Alejandro Asensi se volvería la sombra del cantante. Durante muchos años fue su manager y persona de confianza. Una amistad que se quebraría de manera abrupta tras darse a conocer la relación sentimental de Asensi con la hija de Luis Miguel, Michelle Salas. Las relaciones entre los antiguos amigos siguen completamente rotas. En una ocasión Alejandro iba a entrar en un restaurante en Los Ángeles, pero al saber que Luis Miguel estaba dentro, dio media vuelta y se fue.
La obsesión que tenía el papá de que triunfara en su tierra española hizo que no se demorara en abrir una importante sucursal del “Pentágono”, siguiendo con la jerga de los Gallego, comprando una enorme casa en Madrid, que incluso mereció una nota de la revista Hola, y todo lo que pasaba por el papel couché del veterano semanario de la prensa del corazón española era un sinónimo de glamour. La casa de la familia Gallego se encontraba en la zona residencial de Las Matas, al norte de Madrid, en la localidad de Las Rozas, en un conocido club de golf. Se trataba de un chalet dentro de una lujosa privada o urbanización, como se le llama en España, en la calle Cabo Sacratif, con una enorme parcela, jardines y un reconocimiento que destacaba la propia revista, había recibido un premio como zona residencial más atractiva de la sierra madrileña. La parcela tenía 8,000 metros cuadrados, un gimnasio, un campo de tenis, donde Micky podría jugar y emular a su gran ídolo de infancia, el estadounidense John McEnroe, puertas electrificadas y un total de 12 guardias de seguridad que velaban por la intimidad de los propietarios. El costo de la vivienda era de 280 millones de pesetas, lo que equivalía aproximadamente a unos 2 millones de dólares de mediados de los 80.
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La primera película fue Ya nunca más, dirigida por Alberto Salazar, en la que tuvo como compañera a la hija del director, Rosa Salazar. Era una novedad más que disfrutaba con lo poco que de niño le quedaba. Decía estar un poco nervioso cuando lo entrevistaban porque no sabía cómo sería la reacción del público y cómo le iría en su faceta de actor. Él mismo explicaba así su personaje: “Mi personaje es muy bonito, es un chico que es igual que yo… bueno, hasta antes del accidente. Mira, tiene un accidente, pero antes de eso es un niño travieso, nervioso, soñador y romántico, claro que el accidente le cambia la personalidad porque pierde su movilidad, se vuelve agresivo, temperamental y con rencor a la vida. Tampoco quiere aceptar otra mujer al lado de su padre, se niega en rotundo al principio, pero luego ve que ella es buena y lo quiere.” No deja de ser llamativo leer aquella declaración llena de inocencia de un Luis Miguel con apenas 13 años y cuanto de paralelismo profético guardan con algunas de las cosas que estarían por venir. Su accidente de la vida real, si así podemos llamar a los traumas que le esperaban por vivir, no le mermarían la movilidad, pero desde luego sí le marcarían la personalidad.
La fractura en la familia, lo que con el tiempo sería el “accidente”, que acabó con el Micky travieso, soñador, abierto y romántico, no hacía sino crecer para desgracia sobre todo de Marcela. Como muchas otras personas, la mamá buscaba consuelo en el hábito de la bebida, una salida a su soledad y su sufrimiento, una decisión desacertada que hizo mella en su salud y su aspecto. Su esperanza era que Cata se decidiera a viajar para acompañarla. Le pidió a la nueva secretaria, Rosario Acosta, que le escribiera en su nombre a su madrastra para que se pusiera lo antes posible en contacto con ella en uno de los números de teléfono que le adjuntaba o en la nueva dirección de los Montes Escandinavos. Había descubierto que estaba nuevamente embarazada. Dado el delicado estado en el que se encontraba, con pérdida de peso y cuadros de depresión, el embarazo fue complicado, al punto de que casi pierde al bebé.
Ella estaba prácticamente sola en la enorme casa de las Lomas. Luis Miguel y su padre continuamente estaban de gira y los viajes a España se hacían cada vez más frecuentes. Decía la compañera de Vicente Gallego, Rosa Barbarito, que era casi su única compañía y que temía por el embarazo porque Marcela no se encontraba bien. Ya se incrementaban los chismes, a los que ella no era ajena, de que el papá de sus hijos andaba frecuentando otras mujeres. Al cabo de un tiempo recibió la respuesta de su madrastra, entonces decidió mandar una nueva postal de su puño y letra:
Querida Cata: Espero que te encuentres bien en compañía de la familia. Recibí tu carta y no sabes la alegría que me diste. Yo estoy muy bien, estoy embarazada de seis meses. Me hubiera gustado que estuvieses aquí conmigo pero no sé si querrás venir. En enero Luis y Luis Miguel van a estar en Argentina, espero que los veas y si quieres venir se lo dices a Luis y él te manda los boletos. Ellos van a estar dos o tres meses de gira pero si quieres te vienes antes y yo te voy a buscar al aeropuerto. Espero que me contestes pronto, a mi padre hace tiempo que no le escribo, sabes que me cuesta mucho trabajo expresarme en italiano, pero voy a tratar de escribirle porque no sé nada de él desde hace meses largos. Bueno Cata, Alex te manda besos, Micky nunca está ahora. Estoy con Alex y dos muchachas que trabajan aquí en mi casa, es muy grande, son dos pisos. Saludos a todos y un fuerte abrazo y un beso grande, tu hija que no te olvida. Marcella.
Nótese que ella siempre firmaba con su nombre original en italiano, pero efectivamente, con el paso de los años, había perdido facilidad para expresarse en su lengua materna al tiempo que su padre fue olvidando el español tras su regreso a Italia. Yo siempre me comuniqué con Sergio Basteri en italiano durante los encuentros que tuve con él en 1996 y 1997, gracias al dominio que tengo de esa lengua luego de mi etapa en Roma, pero recuerdo perfectamente haberle preguntado si entendía el español y su respuesta fue afirmativa. En cualquiera de los dos idiomas, el viejo Tarzán nunca fue demasiado locuaz, pero de las pocas palabras que pronunciaba nunca olvidaré su insistencia en la creencia de que temía que su hija había sido asesinada. No me anticiparé a este momento.
Al poco tiempo de enviar esa carta se produjo un conato de aborto que obligó al ingreso de Marcela Basteri en el Centro Médico ABC de Ciudad de México, conocido también como Hospital inglés, en la colonia Constituyentes, donde tuvo un parto prematuro que trajo al mundo a Sergio Rey Gallego Basteri, quien con ese nombre fue registrado en el Registro Civil de la capital mexicana el 17 de mayo de 1984, con Paco Ibáñez y Roberto González como testigos.
Ibáñez fue la persona que eligió Luisito para que hiciera las veces de road manager de Luis Miguel. Fue Paco en realidad la persona que desempeñó este papel durante mucho tiempo en esa época y no tanto su tío Vicente, al que Luisito usó en un primer momento pero que rápidamente fue corrido como dicen en México y pasó a un segundo plano. Varias fuentes coincidieron en señalar que el papá de Luis Miguel no se fiaba nada de su hermano como para darle un cargo de responsabilidad. El propio Ibáñez así lo comentó cuando se le preguntó al respecto: “Que yo sepa el único papel que desempeñó el hermano de Luisito fue el de tío, no sé por qué reclama, a no ser que lo de ser tío tenga que ser remunerado, en cuyo caso voy a cuidarme mucho de algunos de mis parientes.” Las declaraciones fueron a raíz de la publicidad que Mario Gallego se dio en los medios amenazando con demandar a su sobrino al que reclamaba una alta cantidad de dinero una vez que falleció Luisito Rey y se quedó sin fuente alguna de ingresos.
Paco Ibáñez, actor y comediante mexicano, que después de dejar la carrera de Micky se haría conocido sobre todo por su participación en la saga de La risa en vacaciones, estuvo mucho tiempo al lado de Luis Miguel. Falleció en octubre de 2008 y según se reflejó en los medios tuvo un último deseo de comunicarse con Luis Miguel para darle un último adiós. Su viuda no quiso pronunciarse al respecto cuando le preguntaron; algunos medios publicaron que no llegó a reportarse. En todo caso debo decir, no sé si como excusa pero al menos sí buscando un atenuante a este tipo de actitudes que podrían presentarlo como un ser poco sensible ante los demás, que, sin querer, en un momento dado su mente hizo un bloqueo a todo cuanto pudiera recordarle a su padre. Sea como sea, descanse en paz el bueno de Paco Ibáñez.