A la hora de ser feliz, lo más importante en la vida son las relaciones que forjamos. La familia, los amigos y la gente con la que nos relacionamos en la vida diaria son lo que le da sentido a nuestra existencia. ¿Para qué tener más tiempo libre si no es para pasarlo con nuestros seres queridos? ¿Para qué acumular una fortuna si no tienes con quién compartirla? El hombre es por naturaleza un ser social, y la mejor manera de vivir una vida plena y feliz es cultivando los lazos que nos unen a las demás personas. Son a la vez la mayor fuente de inspiratión, y la mejor red de apoyo. En este capítulo, vamos a concentrarnos en las personas que forman parte de nuestras vidas. No puedes hacerlo todo tú solo. Todo el mundo necesita tener varias relaciones significativas para vivir una vida más feliz. Ya sean amigos, familiares o hasta colegas, son aquellas personas que se preocupan por nosotros, que nos quieren, que nos apoyan.
No puedes hacerlo todo tú solo.
¿Cómo te sientes hoy? ¿Te sientes querido? ¿Sientes que tienes por lo menos a una persona que te apoya y que se preocupa por ti? ¿Por lo menos una persona con quien puedes hablar y desaho-garte?
Ahora, utiliza la tabla que encontrarás a continuación para anotar tus es-tados de ánimo a diferentes momentos del día o de la semana. Para darte una idea, mira el ejemplo en la página 6.
REFLEXIONA:
Relaciones con familiares y amigos
Piensa en la gente que hace parte de tu vida. ¿Quiénes consideras que son tus amigos y confidentes más cercanos? ¿A quiénes te gustaría acer-carte más? Piensa en todas esas personas que han formado parte de tu vida durante un momento u otro, y que de alguna manera han contri-buido a la persona que eres hoy. Piensa en lo que te han aportado, y tam-bién lo que tú les has aportado a ellos.
En tu círculo familiar y social, ¿quiénes consideras que son personas positivas?
¿Cuáles son las cualidades que más admiras en estas personas? Piensa en cómo se relacionan estas personas no sólo contigo sino con el resto del mundo. ¿Cómo crees que las perciben los demás?
¿Cuáles de estas cualidades te gustaría tener tú también?
¿Cómo sientes que la actitud de estas personas positivas afecta tu propia actitud y comportamiento cuando estás con ellas? Intenta recordar algún momento del pasado en que una de estas personas influenció tu forma de pensar o actuar.
Nadie puede pasar por la vida sin tener un grupo de apoyo. Por más in-dependientes que seamos, por más individualistas que creamos ser, el ser humano nació para relacionarse con los demás. Por naturaleza, cuando estamos en grupo nos esforzamos por ser mejores personas, y por contribuir al bien común. Cuando contamos con el apoyo de los demás nos es mucho más fácil alcanzar nuestras metas, y de la misma ma-nera, cuando le brindamos apoyo a otra persona nos sentimos apreciados y valorados.
¿Quién es tu grupo de apoyo?
Así no seamos conscientes de ello, todos tenemos algún tipo de grupo de apoyo. Ya sea que consista de una sola persona o de diez, un grupo de apoyo son aquellas personas a las que acudes en tiempos de incertidumbre, miedo o necesidad. Para la gran mayoría de nosotros, un grupo de apoyo importante es nuestra familia, pero no siempre tiene que ser así. Pueden ser también amigos, profesores o colegas.
En el siguiente ejercicio, te invito a que descubramos quién es tu grupo de apoyo. Vas a mirar de cerca la gente que hace parte de cada área de tu vida (ya sea familiar, social o profesional) y vas a mirar quiénes son las personas con las que cuentas.
Observa tus respuestas. ¿Hay algún área en el que quisieras tener más apoyo? ¿Cuál?
Piensa en otras personas que quisieras que entraran a formar parte de tu grupo de apoyo. ¿Quiénes son? ¿Qué te aportarían? ¿Qué les podrías aportar tú a ellos? Recuerda que la amistad es antes que nada un arte de reciprocidad y tienes que poder darles a los demás todo lo que esperas recibir.
La primera obligatión del hombre es ser feliz
y la segunda es hacer feliz a los demás.
—Mario Moreno ‘“Cantinflas”
El ritmo desenfrenado de la vida moderna muchas veces hace que no tengamos el tiempo suficiente para ir a cenar con un amigo, pasar un do-mingo en familia, o siquiera sentarnos desayunar por la mañana. A todos nos pasa que nos dejamos llevar por fechas de entrega y listas intermina-bles de cosas que hacer… y olvidamos dedicarle tiempo a lo más impor-tante: las personas que hay en nuestras vidas.
Tómate un momento para pensar en tus seres queridos y la última vez que pasaste tiempo con ellos. No me refiero a una conversatión tele-fónica a toda velocidad, o a una cita rápida entre dos reuniones. Piensa en cuándo fue la última vez que tuvieron tiempo de verdad, para hablar de cosas que van más aliá del diario vivir. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a cenar con tus mejores amigos? ¿Cada cuánto ves a tus padres u otros familiares? ¿Sales algunas veces a comer con tus colegas? Piensa en las personas que forman parte de tu vida, y evalúa qué tanta atención les estás poniendo.
Con mis amigos…
Con mi familia…
¿Qué consideras que estás haciendo bien? ¿Qué te gustaría mejorar?
Ponte metas
Utilizando las técnicas que aprendiste en el capítulo anterior para fijarte metas generales para tu vida, quiero que te concentres ahora en fijarte metas para tus relaciones personales. Relee lo que escribiste en el ejercicio anterior y pregúntate: ¿qué quiero hacer para mejorar mi relación con cada una de las personas que forma parte de mi grupo de apoyo? ¿Cómo puedo asegurarme de que nos veamos con más frecuencia? ¿Qué puedo hacer para apoyar más a esta persona? Verás que el sólo hecho de pensar en estas cosas te animará a hacer los esfuerzos y los cambios que necesitas hacer para mejorar tus relaciones.
En el área…
Familiar:
Social:
A lo largo de estos ejercicios has escrito lo que opinas sobre tus seres queridos. Ahora quiero que pienses en cómo quisieras que tus amigos y familiares se acuerden de ti. ¿Cuáles son las cualida-des o los logros que tú quieres que la gente recuerde de ti?
Este ejercicio te ayudará a enfocarte en fomentar esas cualidades y esos logros que verdaderamente marcan una diferencia en la vida de otros. Te ayudará a restarle importancia a los problemas de todos los días porque le estarás dando más prioridad a lo que verdaderamente importa. Cuando sientas que tus problemas están afectando tu forma de ser o tu actitud hacia otros, vuelve a pensar en cómo quisieras que tus compañe-ros y seres queridos te recuerden y en cómo puedes mejorar la relación que tienes con ellos.
La mayor riqueza que tienes en tu vida son las personas que forman parte de ella. Tu familia, tus amigos, tus colegas o tus jefes… Todos son personas que contribuyen diariamente a que seas la persona tan única y especial que eres. Son quienes mejor te conocen, los que más se preocu-pan por ti. Por eso siempre que tengas problemas, piensa en este grupo tan valioso de personas que te quieren y recuerda que cuentas con su apoyo incondicional. Son tu mayor razón para cambiar, jy también tu mejor recurso!