¿ELLA SE ACUERDA?

Papá mira a Anaïs y a Liam.

Ambos visten ropa nueva.

Yo estiro el dobladillo de mi

vieja camisa abotonada,

intento hacerla más larga.

 

—¿No hay ropa nueva para Ellie? —le pregunta papá a mamá.

 

—Engordó otra vez este verano.

Temo que si seguimos comprándole ropa más grande,

ella también se permitirá ser más grande.

 

Si mamá cree que ahora soy horrible,

esperen a que nada me entre y

tenga que andar desnuda.

 

Liam se traga su comida

y eructa. —Me voy.

Segundos después, la puerta trasera se cierra de un golpe

y los neumáticos chirrían haciendo alarde

de su Mustang rojo.

Se cree muy macho desde que tiene dieciséis.

 

—Disfruta del sexto grado, Splash

—grita Anaïs por encima de su hombro y se va

a comenzar su último año de secundaria.

Eso es como decirle a una víctima de una mordida de tiburón

˝Disfruta de la liposucción gratis”.

 

Me pregunto si mi hermana alguna vez se acuerda

de que es su culpa

que todos me llamen Splash,

de cómo esa sola palabra,

en un solo día,

cambió mi mundo.