Puedes extrañar a alguien
aun cuando está contigo.
Hay tormenta
y estoy aburrida.
Voy por la casa de aquí para allá y
veo a papá acampando
en el sofá de su oficina.
Lo desafiaría a
una batalla de backgammon,
si no se hubiera portado como Judas
poniéndose del lado de mamá sobre
mi necesidad de hacer terapia.
Doy pasos lentos y sigilosos
para regresar a mi habitación
sin que me vea,
pero el piso de madera cruje
y me delata.
—No podrás evitarme para siempre.
Al oír la voz de papá,
Gigi se sube de un salto a su regazo
y le ofrece la panza a su caricia.
Ella lo perdona.
Mi perra es mejor persona que yo.