DEJA QUE SE DESGARRE

Esto es lo que encuentras en el diccionario

cuando buscas la definición de gimnasia:

 

Gimnasia (sustantivo):

sesión aprobada por la escuela para avergonzarte del cuerpo.

 

Bueno, eso es lo que debería decir.

 

A los atletas les encanta, es una “A” fácil.

Todos los demás solo tratan de sobrevivir.

Si no tienes ningún complejo con tu cuerpo

antes de hacer gimnasia, lo tendrás después.

Literalmente, te calificarán por

lo que este puede o no puede hacer.

 

Como una colonia de gatos feroces

a un ratón en la trampa,

el otro equipo me tortura lentamente

durante el juego de balón prisionero,

haciendo que sea la última en salir.

Entonces, los jugadores arremeten

atacándome con todas las pelotas a la vez,

dejándome moretones que arden.

Afuera y adentro.

 

Después, me cambio dentro de un baño

y no en el vestuario.

Pero mi ropa no está colgada

del gancho donde la dejé.

 

Las risas rebotan

en las paredes de cemento.

No tengo mariposas en el estómago.

Tengo pterodáctilos.

 

Regla para Chicas Gordas:

Cuando escuches risas,

alguien se ríe de ti.

 

Aun con el uniforme de gimnasia puesto,

cuadro mis hombros y

abro de golpe la puerta del baño.

Encuentro a Marissa probándose mi

nueva camisola naranja.

 

—¡Eh! ¡Kortnee! —grita Marissa—.

¡Tal vez entren dos personas

en la camisa de Splash! Pruébatela conmigo.

—¡Ni en sueños! —grita Kortnee en respuesta—.

¡No quiero que se me peguen los piojos de la gorda!

 

Cuando oigo desgarrarse una costura, algo se desgarra en mí.

Me convierto en un gato salvaje arrinconando a dos ratones.

—¡Ya basta, Nariz de Pinocho

y tú, Cara de Cráter!

 

Ambas se congelan bajo mi mirada fulminante,

como un armadillo ante los focos de un coche.

 

Le arranco mi camisa de las manos a Marissa.

—¿Cómo te atreves a hablar de mi cuerpo

cuando tú también tienes defectos?

 

—Solo estábamos bromeando.

Cálmate —me dice Marissa.

Ellas se ponen sus ropas en silencio,

y yo vuelvo al baño a vestirme.

Hoy no levantaré la mano en clase

para que nadie vea

mi axila descosida.

 

Defenderme a mí misma

es algo bueno, ¿verdad?

¿Entonces por qué me siento

tan mala,

tan triste?