Cuando los adultos entiendan la tecnología del todo,
los chicos estaremos en problemas.
Hasta entonces, somos los amos del planeta.
Para castigarme,
papá me quitó el teléfono y no puedo enviar mensajes,
pero tengo una computadora,
y puedo mandarle e-mails a Viv.
“Estoy en penitencia.
Por ahora, sin teléfono.
Por eso no te respondí.
No tienes motivos
para estar celosa de Catalina.
Tú y yo somos mejores amigas,
lo seremos siempre.
Odio que estés a tantos miles de millas”.
Ella me responde:
“Parecen un millón.
Cuéntame lo de
la tormenta y el autobús”.
Le cuento todo lo que sucedió,
y pregunto:
“¿Y cómo fue tu día?”.
Me responde:
“Igual de espantoso.
El divorcio es un hecho.
Me he quedado oficialmente sin familia”.
Si tan solo pudiera escribirle un abrazo.