VOLVER A EMPEZAR

Mamá tiene que trabajar hasta tarde,

así que papá y yo aprovechamos para tostar

malvaviscos en la chimenea.

 

Sostengo mi pincho sobre la llama

hasta que el fuego los ennegrece antes

de soplarla y comerlos

crocantes, pegajosos y dulces.

 

En la mesa del jardín,

veo el último libro que está leyendo.

—¿Es bueno?

 

—Es muy interesante

—me dice dándole un mordisco a su malvavisco

que deja un hilo blanco y viscoso

pegado a su barbilla—.

Es sobre culturas que tienen

fogatas ceremoniales

para simbolizar el desprenderse de algo

y empezar de nuevo.

 

Sé de lo que yo quiero

desprenderme

y así empezar de nuevo.

 

—Ya vuelvo.

Voy a mi habitación y regreso.

 

Mientras una hoja tras otra

se convierten en cenizas

que se elevan y flotan por la chimenea,

me siento más y más liberada.

Las Reglas para Chicas Gordas

son especiales para avivar el fuego.

Me doy cuenta

de que es lo único

para lo que sirven.