En la siguiente sesión con la doctora,
le cuento sobre Gigi y
cómo les hice frente a Marissa y Kortnee.
—Te defendiste
sin atacarlas.
¡Lo hiciste muy bien!
—Y eso no es todo.
Le cuento a la doctora,
escena por escena,
cómo confronté a mamá.
Cuando llego a la parte de
“he aquí la cosa”,
la doctora deja de tomar notas,
lleva la mano por debajo
de sus anteojos
y presiona sus lagrimales.
—Así le dije,
mamá quiso abrazarme,
como si...
—¿Ahora todo estuviera bien?
La doctora termina la frase por mí.
Asiento.
—Estoy mejor, pero no bien del todo.
Creo que hay más
de lo que quiero hablar.
—Lo trabajaremos.
—La doctora me entrega un cuaderno
y me indica qué tengo que hacer—.
Y, Ellie, estoy muy orgullosa de ti.
Si solo mamá pudiera decir lo mismo.