AGRADECIMIENTOS

Mi sueño de ser escritora de libros infantiles se hizo realidad con Estrella de mar y tengo mucha gente a quien agradecerle por su ayuda en el proceso. Tal vez reconozcan algunos de estos nombres. Son los de algunos personajes, a manera de homenaje.

• A Dios, por darme el talento de escribir para que mi voz pueda ser escuchada.

• A tres personas que me apoyaron mucho con sus oraciones para que escribiera este libro, encontrara un agente y diera con el editor perfecto en el lugar perfecto: mi mamá, Minnie, Richard Kiser y Jeff Harlow.

• A la Sociedad de Escritores e Ilustradores de Libros Infantiles por todo el apoyo, los recursos y las oportunidades que da a autores e ilustradores. Pueden encontrar más información sobre la Sociedad en scbwi.org.

• A la Fundación Highlights por los maravillosos talleres que me ayudaron a perfeccionar mis habilidades: el Taller para Escritores en Chautauqua, el taller Novela Entera (Whole Novel) con Stepehn Roxburgh, el taller “Novelas en Verso” con Sonya Sones, Virginia Euwer Wolff, y Linda Oatman High; y el taller “Maestro de la Voz” (Master in Voice) con Patricia Lee Gauch. Pueden encontrar más información sobre la Fundación Highlights en highlightsfoundation.org.

• A Stephen Roxburgh, expresidente de Libros para Lectores Jóvenes en Farrar, Straus and Giroux, que fue el primero en decirme que yo tenía lo que se necesita para escribir para niños.

• A la autora Sonya Sones, por convertirse en una verdadera mentora y amiga. Concebí Estrella de mar como poemas de verso libre, pero nunca había visto en las bibliotecas o librerías un libro escrito en verso libre. Por eso, continué con la escritura de Estrella de mar en prosa. Un día, en una librería, vi Stop Pretending: What happened When My Big Sister Went Crazy (Deja de pretender: qué pasó cuando mi hermana se volvió loca). Me atrajo el título. Abrí el libro y leí la primera página. Sonya lo había escrito en verso libre. No solo es uno de mis libros favoritos de todos los tiempos, sino que Sonya también abrió para mí una puerta cuya existencia desconocía. Cambió mi vida y mi mundo.

• A Patricia Lee Guach, la exdirectora editorial de Philomel Books, por compartir tan generosamente su sabiduría y sus años de experiencia, incluyendo su aliento para que escribiera sobre lo que era difícil hablar.

• A mi agente, Liza Fleissig, de la agencia Liza Royce, LLC, por creer no solo en mi literatura sino también en mí.

• A mi editora, Nancy Paulsen, que es maravillosa más allá de todo límite y descripción. Originalmente, escribí Estrella de mar como una novela para adultos jóvenes. Nancy me recomendó reescribirla para lectores entre 8 y 12 años, porque al ser una novela para adultos jóvenes, aquellos que habían sufrido bullying por su peso la leerían y pensarían: “Sí. Eso me pasó a mí. Fue horrible”. Pero si reescribía Estrella de Mar para chicos entre 8 y 12 años, llegaría a aquellos que están sufriendo bullying. Podría ayudarlos a darse cuenta de lo que valen y darles el coraje y las herramientas que necesitan para confrontar a sus acosadores escolares. Y tal vez, solo tal vez, Estrella de mar llegaría a los que hacen bullying y los movería a dejar de hacerlo. Nancy. Es. Una. Genia. Absoluta.

• A Sara La Fleur, editora asociada, por enseñarme tanto sobre el proceso de edición y corrección.

• A Ryan Sullivan, corrector, por aportar a la novela su valiosa mirada de águila y su experiencia.

• A Jaqueline Hornberger, correctora y revisora, por su ayuda con la nota de la autora, los agradecimientos y las pruebas de galera.

• A Cindy Howle, editora ejecutiva de producción, por asegurarse de que hasta el más mínimo detalle fuera perfecto.

• A los diseñadores Kelley Brady y Nancy Paulse por su generosidad en preguntarme mi opinión sobre la tapa del libro en cada etapa del proceso.

• A la ilustradora Tara O´Brien por su hermoso trabajo artístico. No solo has capturado la esencia de Ellie, sino también de Gigi.

• A Patricia Boardman, también llamada Peejer-Beejer, mi profesora de literatura en la escuela media y de periodismo en mi secundaria, que se convirtió en mi mejor amiga y que ha sido siempre la primera en alentarme.

• A la Princesa Gigi Pugsley, que fue la mejor pug del mundo. Nunca olvidaré su amor y sus travesuras. Me acompañaste en los momentos más difíciles de mi vida. Fuiste leal y fiel hasta el final. Como dijo Sonya Sones cuando te fuiste al otro lado del arcoíris: “Gigi seguirá viviendo en tu corazón y tus poemas”.

• A Joan C. Waghorn Pochon, exbibliotecaria de mi escuela primaria, que me recibió siempre con una sonrisa, me recomendó libros increíbles, me preguntaba mi opinión sobre lo que había leído, me hacía sentir bienvenida y me ayudó a ver las bibliotecas como un refugio contra el mundo, especialmente cuando el bullying era demasiado. Y a los innumerables bibliotecarios del mundo que, como ella, a diario hacen la diferencia.

• A Phil Montgomery, uno de mis tejanos favoritos, cuyos estupendos consejos y recomendaciones transforman mi vida.

• A los grupos de Texas e Indiana que hicieron crítica de mi escritura, por sus valiosos comentarios y todo su aliento, por no mencionar las risas y la amistad.

• A la Universidad de Indiana por ayudarme a traducir del inglés al español.