... pero la cosa es arrancar, ¿no?, como hacíamos con Pedro, después, en fin, todo acelera solo, estás con los abuelos y no sabes por qué, te hemos mandado con ellos hasta que terminen las vacaciones, yo se supone que viajo, hablamos todos los días, trato de parecer contento, ¿te estoy engañando, hijo?, sí, te estoy engañando, ¿y hago bien?, yo qué sé, entonces pongamos que hago bien, ahora no podemos contarte lo que pasa, ¿qué es ahora?, si ni siquiera sé cuándo me estás escuchando.
Y al mismo tiempo tengo la duda, ¿entiendes?, te juro que daría la vida por, qué ironía, daría cualquier cosa por saber qué va a pasar con esta mentira, qué vas a pensar de mí cuando te enteres, ahí tendrás fotos mías, espero, y de vez en cuando las mirarás un poco, ¿no?, yo en cambio no tengo manera de verte, o sea, ¿serás un buen tipo?, ¿un canalla?, ¿o serás bueno a ratos y bastante hijo de puta, como todos nosotros?, y mira que trato, ¿eh?, trato de adivinar si vas a parecerte a mí, mucho no te lo deseo, la verdad, y por un lado me entra como la urgencia de que crezcas ya mismo, y por otro lado me asusta ver lo rápido que, digo, a ti también el tiempo te, bueno, y me paso horas inventándote una cara, una altura, la voz no, la voz no puedo, es curioso, los cuerpos me los imagino, las voces las recuerdo, y visualizo la espalda, la nariz, yo qué sé, la barba, ¿tienes barba?, no lo puedo creer.
Yo contigo, digamos, he tenido buenas intenciones y pocas iniciativas, me engañaba creyendo que esperaba, que te estaba esperando, hace varios veranos, por ejemplo, que me venías pidiendo hacer algún transporte con el tío Juanjo, él se ofreció, él me lo decía, pero tu madre y yo nunca estábamos seguros, nos parecía peligroso, o poco apropiado para tu edad, o no sé qué carajo, ya habrá tiempo, decíamos, creíamos que sobraba, y de repente, o no tan de repente, ya no había, por eso tuve que hacerlo así, tan rápido, tenía que fabricarte ese recuerdo, mamá al principio no quería, discutimos bastante, yo me sentía mejor, ¿y te acuerdas de mis viajes?, esos que se supone que hacía para la agencia, bueno, me quedaba unos días con los tíos, hasta que se me pasaban un poco los efectos, después volvía a casa y hacía lo que podía, tu madre ni te cuento, espera, que entra alguien.
Cuando dejé el veneno hubo un, una especie de espejismo, tenía mañanas eufóricas, me levantaba y pensaba: estoy curado, hasta que al día siguiente volvía a la realidad, iba alternando alivios y bajones, y en una de esas treguas le pregunté al tío Juanjo qué encargos tenía, ¿estás seguro?, me decía él, ¿estás seguro?, entonces te propuse que fuéramos juntos, eso era lo primero, ¿eh?, y de paso, por qué no, así entraba algún dinero, pagar, pagaban bien, y yo, estarás de acuerdo, hijo, pensaba en lo poco que nos queda en el banco, en que la casa no está pagada, en que hay que cambiar el coche, esas cosas, también era mi deber, ¿no te parece?, tu deber es cuidarte, me contestaba tu madre, pero este verano era distinto, yo apenas había tenido náuseas, tú acababas de cumplir años, la fecha de entrega parecía razonable, se nota que en vacaciones no hay tantos transportistas a los que presionar, usureros de mierda, la ruta más o menos la conocía, alguna vez la había hecho con el abuelo, él empezó con los camiones, y después siguió el tío Juanjo, bah, se supone que yo, ese sería otro tema, el abuelo quería que yo fuera, ¿me entiendes?, me había hasta enseñado a mover remolques, desmontar motores, calcular presupuestos, yo no sé para qué carajo les enseñamos a nuestros hijos a comportarse como nosotros, si ya sabemos que no somos felices, te juro que a veces cuando lo pienso me.
Ayer no me sentía muy bien, traté de dormir un rato, después vino mamá, he pasado mala noche, bah, hemos, últimamente pienso mucho en cuando nos conocimos, me impresiona imaginar que pudimos tener otra vida diferente, una vida sin el otro, en cuanto le anuncié al abuelo que dejaba la empresa, lo primero que hice fue entrar en la facultad, y qué disgusto le di, ¿eh?, mi padre era uno de esos hombres que cortan el queso de un solo golpe, ¿entiendes?, ahí conocí a mamá, al principio no me hacía mucho caso, ella, cómo decirte, era más de fijarse en niños bien, eso ella me lo niega, en esta parte de la historia nunca estamos de acuerdo, después por suerte empezaron a interesarle los malos alumnos, yo la tenía fichada desde el primer día, mucho antes de que nos pusiéramos de novios, ¿se sigue diciendo así, ponerse de novios?, de pronto me suena anticuado, ella sacaba un diez en todo, ya la conoces, en caso de catástrofe un ocho, yo aprobaba raspando, de ir a clase ni hablemos, en cuanto me enteré de que tu madre escribía cuentos corrí a documentarme, para eso sí que estudiaba, querido, trabajo de campo lo llaman.
Bueno, y así anduvimos, yo le decía medio en broma: soy tu premio consuelo, a ella le molestaba, pero creo que un poco era verdad, su familia también lo pensó siempre, a mí me daba igual, nos veíamos todos los días, nos prestábamos libros, comprábamos discos a medias, estudiábamos juntos, bueno, eso no tanto, salíamos de acampada, todo, hasta que en la mitad de la carrera sentí una especie de, no sé, como de encierro, al final decidí tomarme un año para viajar, iba por ahí con una mochila, paraba en cualquier lado, el dinero lo sacaba de donde podía, hacía algún trabajito, lo pedía prestado, o lo, en fin, hasta leí más libros, te diría, en pensiones, en parques, en furgo, no, todavía tengo, sí, sí, gracias.
En verano volví, y tu madre me propuso que viviéramos juntos, ¿qué te parece?, irnos a vivir juntos o no vernos nunca más, eso me dijo, yo me quedé de piedra, habíamos hablado mil veces por teléfono, nos habíamos escrito un montón de cartas, pero, no sé, yo creo que ese año ella también probó otra vida, y a otros hombres, ella dice que no, y nos fuimos los dos, a vivir juntos, digo, y mamá terminó la carrera, y nunca pidió esa beca de investigación, a mí me pareció perfecto, la verdad, yo prefería que aprobara las oposiciones, ahora en cambio, no sé, por esa época, más o menos, ella dejó de escribir, mientras tanto yo algo tenía que hacer, claro, volver a estudiar ni loco, tampoco iba a esperar a que mis suegros me dieran limosna, en fin, me puse a buscar cosas que tuvieran que ver con los viajes, hice esto, lo otro y al final entré en la agencia, yo estaba acostumbrado a moverme, no a tratar con turistas, un turista, digamos, es alguien que te paga para evitar moverse, al principio me lo planteé como algo provisional, era cómodo, quedaba cerca de casa, conseguir algo mejor tampoco era tan fácil, ¿no?, y fui quedándome ahí, me fui quedando quieto, y los años se pusieron a correr como locos, mis padres se murieron, uno detrás del otro, fíjate, como si hubieran hecho un pacto, la abuela siempre quiso tener nietos, ¿cómo describírtela?, mi madre caminaba mirándose los pies, cuanto más le gritaban en casa más se pintaba las uñas, y el tío Juanjo se hizo cargo de la empresa, siempre andaba diciéndome: ¿por qué no vienes conmigo?, ¿no ves que a ti la carretera te gusta?, pero tú acababas de nacer, Lito, y empezó a pasarme algo raro, empecé a tener miedo de la carretera, y cada vez que...