David se sentó en el sofá de cuero negro con los pies descalzos encima de la brillante mesa de café de aluminio. Los cojines del sofá era extra-grande, suaves y cómodos, por lo que su trasero se hundía en ellos.
Calamasi se sentó cerca de el con sus largas piernas café dobladas bajo su culo.
Lámparas de pie y una luz dirigible les daban suficiente iluminación mientras miraban la primera película Hobbit en el monitor de TV de pantalla ancha.
A Calamasi le tocó decidir la comida, por que el olor caliente y grasiento de las hamburguesas y papas fritas del McDonald, llenaron el aire a pesar del aceite de limón que Melissa había rociado antes de dejarlos solos.
Papá y Melissa organizaron todo bien, pensó David mientras miraba alrededor. Un bonito y caro departamento. No un penthhouse lujoso, pero muy lindo y confortable. Bien equipado y con la cocina abastecida. Living grande. Tres dormitorios. Pagando solo el alquiler para que las jóvenes muchachas se quedaran ahí, costaba más que el promedio de lo que ganaban las putas en la calle
Vivían mejor que el. Su pequeño estudio era cómodo, y en una zona segura, pero no costaba mucho.
Música salía de los parlantes de la YV mientras algo emocionante sucedía con Bilbo y los enanos.
Los ojos de Calamasi seguían pegados mirando la pantalla-
Toco lo que David podía ver eran las largas y ágiles piernas dobladas detrás de el. Elegantes y delgados muslos, desnudos bajo el verde pantalón que llevaba. También vestía una camiseta negra, decorada con imágenes de raros símbolos ocultos y un cráneo sangriento. De algún grupo de rock satánico metalero.
Protuberancias importantes en el pecho bajo la camiseta. No pequeños, pero no tan grandes, juzgó. Parecido a los mangos que compraba en la tienda asiática de frutas de Jay.
Debe ser alta, por que debía mirar un poco hacia arriba para ver su cabeza. Las luces de la película se reflejaban en sus ojos azules. Tenía un pelo rubio sucio tomado con un elástico en una simple cola de caballo.
Tenía una de esas caras serias, no tan tierna de basura blanca. Tenía un montón de pecas en su pómulo.
Parecía como si fuera la novia de un trabajador de la construcción o de un aprendiz de plomería. Como si acabara de llegar con mameluco a la casa y tuviera que servirles tarros de cerveza a sus amigos, mientras ellos se sentaban a ver una película y se volaban con hierba.
Demasiado delgada para ser la novia de un motorista, pero podía traer alubias y tocino a una barbacoa y bailar en público de un concierto de Bon Jovi.
Conocía amucha mujeres como ella antes de que su madre se casara con Phil, su padrastro. Antes que se mudaran a los suburbios, donde todas las muchachas, y especialmente las rubias, se veían tiernas y frescas, sin indicio de sus ancestros rurales.
Por todo lo que el sabía, ella venía de ese viejo vecindario, era una de tantas nenas llorando dentro de las casas de madera descompuesta y ladrillos rojos desgastados por el clima.
Bueno, de donde viniera, quería salir de ahí. Y no la podía culpar. La estaba ayudando, gracias a la generosidad de su papá.
Ella tenía diez y ocho.
Todo lo que tenía que hacer...era finger ser menor, seguir el juego, y actuar como si le gustara.
Y a lo mejor si. Papá insistió en que sus siete mujeres jóvenes disfrutaran del juego de fantasía y sexo con el.
El diría eso. Y el diciendo eso no lo convertía en verdadero, aun si lo creyera.
Calamansi cumplía los estándares de David? Absolutamente, aun cuando estaba mas acostumbrado a mujeres que reunían o que salieran con el, mejor vestidas.
Bueno, la vestimenta no era parte de este escenario. Ella era su joven amiga, relajándose en el hogar en ropa casual, igual que el.
Mientras la estudiaba, calibrando su belleza y atractivo sexual, un gran nudo hinchó su estómago, dándole náuseas.
Esto era demasiado bueno para ser verdad. Apenas conocía a esta mujer, con el poco conocido nombre de Calamansi.
Nunca antes había tenido sexo con una prostituta. No se había percatado como se sentiría estar a punto de tener sexo con una mujer que había conocido hace algunos minutos. No habían intercambiado más palabras que hola, encantado de conocerte.
Aun así ahí estaban sentados, solos en el departamento, juntos en el sofá. Sin quitarse la ropa para una rapidita, verdad, pero jugando un juego elaborado, que era aun peor.
El tenía que finger que la seducía actuando en el rol de un amigo mayor. Actuar lo planificado.
Aun así, ella no parecía preocupada para nada. Estaba perdida en la película. Puede que esa haya sido su manera de evitar la situación también.
Frecuentemente el tenía sexo con mujeres con las cuales salía por primera vez, pero se conocía de antes de la cita. Nunca fue a una cita a ciegas.
Ahora una bonita mujer joven estaba sentada tan cerca que sentía el calor que irradiaba su piel como la marca de un horno, y se preocupó que algo fuera a salir mal.
Con el scenario. Con su rendimiento.
Su rodilla comenzó a temblar. Arriba, abajo, fuertemente. No se había sentido tan asustado desde su primera entrevista de trabajo, en McDonald.
Ajeno a su miedo, Calamansi estaba sentada concentrada en la película. Un alta y agraciada mujer, con un suave y sexy cuerpo. Ponerla en una brillante tenida de moda, joyas, maquillaje y ella podría caminar por cualquier pasarela en el mundo.
Y todo lo que tenía que hacer David era, esperar y actuar su papel. Divertirse.
Si algo salía mal, que? Mientras no la lastimara. Se cometía errores, o ella, que? Podrían simplemente dejarlos pasar.
Que tal si se filtraba a las noticias? Que tal si Melissa lo chantajeaba?
Pero ella hacía lo mismo con su papá, y el tenía bastante mas dinero que David. Si fuese necesario, el podría gastar mil veces mas efectivo que lo que podía David.
De todas maneras hizo la rutina de seguridad que papá le había dicho antes de comenzara la actuación, revisando por cámaras y micrófonos, sin encontrar nada.
Bueno, ha hacerlo. Si no podía manejar a esta Calamansi, podría solo mirar la película.
“Mientras te deje quedarte a ver la película, podría hacer las palomitas de maíz,” le dijo a Calamansi.
Detuvo la película. “Haré bastantes.”
“Como quieras.”
“Y podemos tomar bebidas soda.”
“Si quieres.”
“Y luego comer helados. Nos dejaron bastante helado de chocolate y galletas Brown y Jerry, en la heladera.”
David tuvo que sonreír. “Seguro.”
“Tu también vas a comer, sabes.”
“No estoy reclamando.”
“Y guardaré palomitas de maíz para que comamos mientras tomamos cervezas.”
David jadeó. “Que dijiste?”
“No son las palomitas de maíz buenas para cuando tomas cervezas?”
“Quien dijo que beberíamos cerveza?”
“Ahora no, mas tarde.”
“Quien dijo que beberíamos cerveza mas tarde?”
Le apuntó con un dedo. “Tú, no me engañes Davey. Siempre que te dejan solo por la noche, bebes cervezas y ves películas porno.”
“Quien lo dice?”
“Te he visto, así es como se.”
“Me has espiado?”
Ella sonrío. “Así es. Te he espiado. Solo que esa noche no bebí ninguna cerveza y pude ver mucho de lo que se veía en la TV.”
“Entonces por que dices que era porno?”
“Por favor. Todo lo que podía escuchar eran gemidos y jadeos y mujeres teniendo falsos orgasmos.”
David se agachó hacia ella y apunto su dedo a su cara. “Cuando termine El Hobbit, tu te vas derecho a la cama. Y yo me quedaré y haré lo que se me plazca, y tu no me espiarás. Te quedó claro?”
Ella sonrió, corrió su dedo y luego se puso de pie, todo en un movimiento fluido, y se apuró en ir a la cocina. En un momento comenzó el ruido del microonda.
Ambos disfrutaron mucho de las palomitas de maíz calientes y de las frías bebidas sodas, solo sentados en el sofá, comieron y bebieron sin comenzar la película.
“Yo prepararé el helado,” dijo el cuando se cansaron de las palomitas de maíz.
“Dame un plato tan grande como el tuyo,” dijo ella.
“Por qué? Yo puedo comer mas que tu,” dijo el.
Ella le sacó la lengua.
“Bandida,” dijo el.” Te deberías ir a la cama.”
“Para entonces ya estarás borracho y caliente.”
“Estás en lo correcto. Me refiero, no estoy admitiendo nada.”
En la brillante y deslumbrante luz de la cocina, se encontró con dos cuencos de porcelana y una bola de helado. Y un litro de helado Ben y Jerry en el enorme congelador de la nevera. A alguien le gustaba el helado. Papá? Las mujeres jóvenes? A todos ellos?
Sirvió dos generosas porciones del helado de chocolate y galletas, y llevó los cuencos al living.
Calamansi comió rápido, saboreando el placer. Cuando terminaron, siguieron mirando El Hobbit hasta el final.
David apuntó hacia el pasillo. “Hora de que una joven mujer se vaya a la cama.”
Calamansi se echo hacia atrás, con los brazos cruzados en su pecho. “Hazme. Quiero hacer lo mismo que tu. Tomar cervezas y mirar películas porno.”
“Eres demasiado joven.”
“Que tiene? Siempre tú haces las cosas divertidas y yo no. Se supone que tengo que vivir todo el tiempo como si estuviera en Disneylandia. No es justo. Quiero tener algo de excitación también, al igual que tu.
“Mira, si saben que te dejé en pie hasta tarde, podría enojarse un poco. Pero si se enteran que te dejé beber cervezas- y mirar películas porno-“ El sacudió su cabeza.
“No lo dire.”
“Siempre lo dices.”
“No lo hago. Solo cuando eres estirado con las cosas. Te he visto tomar cervezas y mirar películas porno el mes pasado, y no les dije.”
“Solo por que quieres hacer lo mismo esta noche?”
“Correcto. Mira, acabamos de mirar una película de un Hobbit y un enano. Estoy cansada de hombres pequeños.”
David entornó sus ojos. Ni siquiera entiendes lo que acabas de decir.”
“Si entiendo.”
“De que hablabas?”
“ Joan, mi amiga dijo tienen realmente grande-tu sabes que.”
“Te refieres, como el mío?”
Sonrió nuevamente. “Sueña.”
“Como puedes saber?”
“Te he espiado en el baño también.”
“Estás loca,” dijo David, pero en una voz baja. Sacudió su cabeza, lentamente, como si estuviera pensando en algo.
“David? Por favor deja quedarme despierta contigo. Por favor! No te molestaré, lo prometo. No haré nada. Solo beberé algo de cerveza, aun cuando sabe mal, y miraré la película. Eso es todo, lo juro.”
“No lo se...”
“Por favor Davey! Lo prometo, no te molestaré.”
El sacudió su cabeza. “Mira Calamansi, no entiendes? Soy un tipo. Está bien, lo reconozco. Mirar películas porno me enciende. Me calienta. Especialmente cuando me emborracho. Como puedo ver y disfrutarlas mientras mi joven amiga está sentada al lado mío, mirándome?”
“Me saldré cuando quieras hacerte la paja.”
“Donde aprendiste eso?”
“No es eso lo que hacen los chicos cuando están calientes?”
“Como puedo hacerme la paja contigo ahí?”
“Fácil,” dijo ella. “O puedes esperar hasta que termine la película y estés en tu cama.”
David se tomó la cara entre sus manos.
“David?”
El no respondió-
“Todo estará bien, David. Lo prometo.”
El sacudió su cabeza.
“SI no me dejas quedarme en pie, diré lo que hiciste.”
Prefiero que me pillen tomando cerveza y mirando películas de sexo solo que contigo sentada al lado mío.”
“Si dejas que me quede, no diré nada David. Ni en un millón de billones de billones de años. Ni si me torturan con tablas de agua.
“Nadie te va a tortura.”
“No lo diré si me dejas hacerlo contigo, David. No nos pillarán, lo juro. Si nos pillan, me castigarían también, entonces para que decirles?”
“Me culparían mas aun.”
“Pero me castigarían a mi también.” Hizo una pausa luego dijo, “A no ser que les dijera que tu me obligaste a hacerlo.”
David puso su mano en el aire, se encogió de hombros y dejó sus manos caer.
“Si me haces ir a la cama, te acusaré, lo juro,” dijo Calamansi.
“Mejor me olvido de la cerveza y de las pornos y me voy a la cama también,” dijo David.
“No te creo. Y si lo haces, les contaré de la última vez. TIENES que dejar quedarme despierta.”
David suspiró. “Hay condiciones.”
Ella entornó sus ojos, pero dijo. “Que?”
“Tienes que darte tu ducha y ponerte el pijama antes de que empecemos. De esa manera, te podrás ir a la cama inmediatamente terminada la película.
“Bueno, pero tu también.”
“Y no puedes hablar de esto. Con nadie. Nunca, si les dices a tus amigos, ellos les dirán a todos los demás, hasta que alguien escuche o lea el mensaje de texto o algo. Y lo dirán, estaremos los dos en problemas.”
Calamansi hizo una X sobre su boca, luego un movimiento en cruz sobre su corazón.
“Mis labios están sellados, por los siglos de los siglos.”
“A ninguno de tus amigos. Que Dios te ayude, o morirás e iras al infierno.”
“Lo juro, Davey.”
Asintió con la cabeza. “Está bien, yo iré primero."
Un baño bastante grande y confortable. Compartimento con duchas separadas, con muros de plástico duro cerrándolo. Cincuenta variedades de champú, acondicionadores, lociones de cuerpo, humectantes de piel, cremas para la piel y muchos tubos de cosas que no pudo saber que hacían.
Líquidos viscosos para mujeres.
Gorras de baño plásticas colgaban de la pared.
El jabón verde olía como un jardín de vegetales. Se podía sacar su piel con el cepillo con mango de madera.
En el lavamanos, encontró su máquina de afeitar hundida bajo cientos de tubos de colores, y cuidadosamente se afeitó por segunda vez en el día. No quería rasguñarse o quedar con marcas.
La ducha dejaba caer agua como una fuerte lluvia, dándole vigor y energizándolo. Se aplicó champú, se refregó por todas partes, especialmente sus genitales y ano.
Luego de secarse con una gruesa y suave toalla rosada-el único color que había-se puso un simple pijama de algodón. Un pantalón corto y camisa abotonada.
Se sintió tonto y juvenil, pero esa era la idea-
“Tu turno,” le dijo a Calamansi, luego miró TV.
Veinte minutos después, ella volvió vistiendo un simple pero explosivo camisón que le quitó la respiración a David.
Un simple jersey. Blanco, con pequeños diseños de dibujos animados. Con vuelos angostos en los hombros. Los bordes-también con vuelos-apenas le llegaba a su cintura. Tenía aberturas en los costados, también con vuelos que llegaban a las axilas. Caía suelto, camuflando sus pechos. La parte inferior hacía juego y le quedaba como una media con sobre medida.
Se amarró su largo pelo rubio, aun húmedo, atrás con una pinza.
Una simple tenida cayendo suelta de su desgarbada figura.
Tan poco, bueno ese era el punto. Una simple pero adorable tenida que ponerse y llevar después de la ducha nocturna.
David empezó a hablar, titubeando, respiró hondo. Seguía sintiéndose un poco mareado solo de mirarla como se paseaba en forma distraída, como una joven mujer en su hogar en su propio living.
Sus mejillas y frente se encendieron. Le estaba dando una fiebre? En sus intestinos, una ola se formó y chocó. Esperaba, que con la oscuridad, ella no notara su bulto en el frente de su pijama.
“Pensé que no terminarías nunca, bandida,” dijo David
Le sacó la lengua.
“Eres solo un pequeño y delgado bebe.”
“Muestras lo que sabes.”
“No tienes ni siquiera pelos en su coño.”
Calamansi se echó hacia atrás. “Cómo sabes eso?”
“Tu no eres la única que puede espiar a la gente en el baño.”
“Así que querías mirar,” dijo ella con voz presumida.
“Solo fue curiosidad,” dijo David. “Vamos, empecemos. No tenemos toda la noche.
“No puedo estar en pie tanto como tu.”
“Se me acaba de ocurrir algo,” dijo David. Fue rápido a la cocina. “Apaga todas las luces,” le gritó a ella.
Prefería sus palomitas de maíz buenas y calientes mientras bebía, por lo que puso otra bolsa en el microonda, luego vació la fuente de palomitas frías y tiró los granos sin explotar a la basura.
Encontró un pequeño cuarto con un tarro de de acero inoxidable. Encontró las bolsa de basura y puso una en el.
La dejó caer al suelo a un lado del sofá.
“Que es eso?” preguntó Calamansi.
“En caso de que vomites. Esa es otra condición-si lo haces, limpias.
“No vomitaré.”
“En cualquier lugar. El tiesto, el baño, en tu cama-no me importa. Tu limpias antes de que lleguen a casa.
“No me enfermaré.”
“Fácil de decir. Pequeña como eres, apuesto a que te emborrachas después de solo una lata.”
Se rio despreciativamente, “Hah! Veremos que pasa con eso.”
Sonó el microonda. “Vamos,” dijo David. “Empecemos. Tengo hambre y sed.”
“Y ya estás caliente,” dijo Calamansi, apuntando al frente de su pajama, riendo. “Pero la película ni siquiera ha empezado.”
“Estoy pensando en ella ya,” dijo David.
“Oh,” dijo ella, aun riendo. “ Solo pensé que viéndome en mi camisón te había puesto así de grande.”
“Ni lo pienses.”
Cada uno abrió una lata de cerveza, y comenzaron a sacar palomitas de maíz, con mantequilla y saladas, como le gustaban a David. Puso el DVD en el reproductor y la empezó.
Miraron al aviso del FBI mientras sorbían la cerveza y devoraban manos enteras de palomitas.
“Que película es?”
David la miró. “Que te importa? Que sabes de películas para adultos?”
“Niñeras, con Jesse Jane.”
“Ella es buena. Uno de mis amigos me lo dijo.”
Bah, dijo David. “Deberías estar mirando Hannah Montana.”
“No gustaría tener una niñera como Jesse Jane para que te cuidara?”
“Yo soy tu niñera.” El la miró fijamente. “Ya terminaste una lata. Cómo te sientes?” El abrió su segunda. Varios avances de películas pasaron por la pantalla del TV. No la atracción principal aun.
Calamansi puso su mano en su cabeza. “Solo un poco mareada. Pero no estoy enferma. Tomó su segunda cerveza. No me trates como una bebe.
Para cuando la película avanzó mas allá de los créditos iniciales, David se sentía placenteramente tibio y un poco mareado.
“Te gusta ella?” Preguntó Calamansi a medida que aparecían las actrices porno. “Es ella bonita?”
“Por supuesto,” seguía diciendo David.
“Es ella sexy? Es por eso que tienes tremenda erección?”
“Cállate,” dijo por fin. “No dije que podías hablar durante toda la película.”
“Mira esas tremendas tetas! Gritó Calamansi. “Son casi tan grandes como las de Mary Ann.”
“Quien es Mary Ann?” preguntó David.
“Una mujer que conozco.”
“No te creo.”
“Le invitaré alguna vez,” dijo Calamansi, y que te las muestre.”
“Fantástico,” dijo David sarcásticamente. “Todo lo que necesito para tener problemas por mirar de otra forma a tu amiga.”
“Me espiaste en el baño.”
“Eso es diferente,” dijo David.
“Cómo?”
“Vivimos juntos. Y mejor que no le digas a nadie o no te dejaré quedarte despierta como esta vez. O les diré que tu me espiaste.”
“Nunca lo creerían, dijo Calamansi. “Ellos saben el buen pequeño ángel que soy.”
“Te parece mas a esa niña de El Exorcista, solo que tu cabeza no esta totalmente girada, está metida en tu culo.”
“Cállate o te vomitaré sopa de guisantes.”
“Luego de unos minutos Calamansi se balanceaba.
“Estás bien?” preguntó David. “Te advertí, haces arcadas, será mejor que te acerques al tiesto. Será lo mas sencillo de limpiar.”
“Estoy bien,” dijo Calamansi. No estoy enferma, solo un poco mareada.” Sonrió. “Se siente bien, de todas maneras. Divertido, como si todo fuera divertido. La película. Tu y yo sentados aquí juntos.
Para ese tiempo David también tenía ese brillo de buena onda en su cerebro. Tu y yo juntos,” dijo, arrastrando las palabras.
Calamnsi se balanceaba, se dio cuenta que se caía y enderezó su espalda, eructó fuertemente, luego le sonrió en la cara a David. “Me gustas, Davey. Estás bien para un tipo viejo.”
David había ido demasiado lejos para no devolver la sonrisa. “Para una dama bandida, no están tan mal tampoco,”dijo el. “Me refiero, a que podrías estar peor.
Calamansi eructó nuevamente. “Perdooooooname, ya, tu me gustas y yo te gusto.
“Y de VERDAD me gustas, el contestó.
Calamansi se balanceó nuevamente, y se cayó hacia el lado, acostándose en el sofá, mirando a la TV. “De VERDAD me gustas,” murmuró.
David dijo, “Si te duermes ahí, no te cargaré a tu cama. Esa es una condición que se me olvidó mencionar.
“Mira la película!” Chilló Calamansi.
“Me quiero relajar también”, dijo David. Siempre me acuesto cuando veo estas películas.”
“Por qué? Así puedes masturbar tu polla?” Dijo Calamansi. Te quieres acostar, hazlo detrás de mi, hay suficiente espacio.”
Moviéndose despacio, David bajó para colocarse en la pequeña franja de cuero negro que quedaba entre el respaldo del sofá y la espalda de Calamansi. Apoyó su cabeza en el gran cojín cercano al apoya brazos-
Levantó su brazo, haciendo aspavientos. “Cuando estás acostada, no te ves tan pequeña, bandida. No hay espacio para mi brazo.”
“Que te pasa, David?” Lo tomó y empujó hacia abajo, y lo presionó contra su pecho. Su palma se posó en su costado. Los pequeños velos del costado de su peto con piel desnuda y costillas.
Era una sensación extraña. Estar acostado con una mujer joven y sexy, ambos vistiendo ropas livianas e infantiles, casi desnudos.
“No te conozco... y, estoy como, abrazándote-o algo parecido,” susurró David.
“No me preocupa,” dijo Calamansi. Giró su cabeza lo mas que pudo, tratando de mirarlo, detrás de ella. “David, te dijo, de VERDAD me gustas. Tu eres mi mejor viejo amigo-
“Son tu único tipo amigo.”
“Pero bueno. Vamos, nos estamos perdiendo la película.”
Mientras las ropas salían, Calamansi siguió haciendo comentarios de sus cuerpos.
“Apuesto que la mayoría de esas tetes son siliconas. Como pueden hacer eso?”
“Hacer qué?”
“Inyectar un montón de plástico en sus propios cuerpos. Ugh.”
“Si no son naturalmente grandes para actuar en películas porno, tienen que, o servir mesas.”
“Preferiría hacer eso de todas maneras. No me gustaría que todo el mundo me viera fornicar con un tipo extraño.”
“Cómo lo sabes? No te has tirado a nadie.” Hizo una pausa. “Lo has hecho?”
“Por supuesto que no¿” Su voz se ahogó. “Pero a veces veo a los chicos mirándome.”
“Chicos?” Que chicos?”
“Muchos chicos. En el mall. Cuando voy al supermercado. Cuando como en Taco Bell. Donde sea, no importa.”
“Si algunos chicos actúan raro, debes decirle a alguien.”
“Esa es la situación”, dijo Calamansi. “No actúan en forma rara o algo así. Ellos se ven como chicos normales, pero me miran como si vieran sus propias películas porno dentro de sus cabezas, y yo fuera la estrella.”
“Estás imaginando cosas.” Dijo David despectivamente. Eres muy pequeña aun. Los chicos que ven estas películas porno, quieren nenas con grandes tetas. Por eso las mujeres deben ponerse implantes si no son naturalmente grandes.”
“De todas maneras, no quiero que un millón de extraños me vean teniendo sexo.”
“No debieras ni siquiera tener sexo aun,” David dijo.
“Tengo edad suficiente,” dijo Calamansi.
“Lo se, pero no quiere decir que lo tienes que hacer. Es legal comerse veinte hamburguesas a la vez, pero eso no lo hace algo inteligente de hacer.”
“Bah!”
“Solo te cuido, por que soy tu amigo mayor.”
“Apuesto a que no te importaría tener sexo conmigo.”
David se tensó. “Esa es una cosa horrible de decir.”
Ella palmoteó su antebrazo. “Disculpa.”
Miraron la película por un rato.
“De todas maneras,” dijo Calamansi, “no me gustaría besar y abrazar y lamer a otras mujeres.”
“Que tal en privado?”
“Ni siquiera en privado, me refiero, no soy homofóbica, no me importa lo que las lesbianas se haga, pero no soy una.”
“Como estás tan segura?”
“David! Que piensas?”
“Me refiero, eres demasiado joven aun. No has tenido sexo ni con un hombre ni con una mujer.”
“Se que me gustan los chico, ya?”
“Como quieras. Mejor no seas nunca una actriz porno, ya. Me enojaría también.”
“Gracias por preocuparte por mi, amigo grande.”
“Vamos, mira la película.”
Por otros diez minutos mas o menos, ninguno dijo nada, solo miraban la acción en la pantalla,
“David?” dijo finalmente Calamansi.
El suspiró. “Qué?”
“Te gustan la mujeres con tetas grandes?”
“Por supuesto,” contestó Davis. A todos los chicos le gustan.”
“Pero ninguna de tus novias tiene unas pechugas copa doble-D.”
“Son universitarias,” dijo David. “No actrices porno.”
“Pero igual te gustan.”
“Por supuesto,” dijo David. “Me refiero, que es entretenido mirar esta películas y soñar estar con una mujer como ellas, pero no es realista. Son un tipo común, por lo que estoy contento de tener una linda novia, aun cuando no sea como Jesse Jane. A ti te gusta Justin Bieber, pero eso no significa que puedas ser su novia.”
“Ya no me gusta,” dijo Calamansi. Desde que fue a una casa de putas en Brazil.”
“Bueno, entiendes mi punto?”
“Entonces, te podría gustar una mujer aunque tuviera tetitas pequeñas?”
“Eso creo.”
“Y que tal yo?”
“Que contigo?”
“Son mis pechos lo suficientemente grandes para ti?”
“Estás locas,” dijo David. “Casi no tienes pechos.”
“Entonces por qué me espías cuando tomo una ducha?”
“Uhhh-“
Calamansi tomó su mano y la puso encima de uno de sus pechos.
A través de la delgada tela, se sentía tibio y agradable. David lo apretó suavemente, y lo frotó en círculos.
“Eso se siente bien, Davey,” dijo Calamansi en un susurro suave.
“No debieras dejar que te hiciera esto.”
“Creo que estoy borracha, por que no me importa. Solo se que se siente bien.”
“Veamos la película.”
Pero David mantuvo su mano sobre el pecho de Calamansi, la suave pero firme carne redonda tan exquisita. A Calamansi parecía no importarle, o estaba borracha para sentirlo. De todas formas, ella no lo objetaba.
Ella tampoco lo objetó cuando David removió su mano desde su pecho, la puso bajo la tela de su camisón y la sostuvo desnuda.
En vez de eso, ella suspiró fuertemente, respiró hondo para expandir su pecho, mientras empujaba su antebrazo y mano firmemente hacia ella, apretando su pechuga fuerte contra su palma.
Cambió su peso, de tal forma que su otra mano estuviera bajo su cabeza, así ella descansó en su brazo, mientras la otra mano descansaba en la parte superior del abdomen.
Ella también cambió su peso. David se movió nuevamente, y la manos de mas abajó tenía fuerza suficiente para apretar su cuerpo contra el, por lo que su pecho soportaba su espalda. Su entre pierna empujaba contra su cola.
Cuando se percató que la película estaba por acabarse, David dijo, “Me podría quedar toda la noche así.”
“De verdad, gran amigo
“Así es.”
“Creí que solo te gustaban las actrices porno.”
“Que quieres decir?”
“Algo me está golpeando en el culo.”
David tomó el pezón, que se endureció entre sus dedos, y apretó y presionó. “En serio?”
Calamansi se movió de tal forma que su pecho se liberó de la mano, y David estaba a punto de protestar, pero los ojos de Calamansi lo miraron, su cara solo a unos centímetros, su aliento caliente de su nariz y boca.
Entonces sus manos, uno dentro de su peto, otra afuera, presionó su espalda, acercándola mas aun.
“Calamansi,” susurró David.
Y su boca encontró la de el, y en un instante, todo cambió.
Sus labios empujaron hacia adelante, dando la bienvenida y juntándose a los de el. Compartiendo la pasión. Sus brazos rodearon su cuello y apretaron.
Su amante.
Una lengua en su boca, caliente como la de el, un pequeño cuerpo tembloroso de huesos y carne y músculos presionando contra su estómago.
Piel desnuda bajo el Delgado camisón, largas y delgadas piernas, uno sobre la de el, el vuelo de su peto frotando su pijama, abriendo esos botones sueltos.
Un larga y curvada espalda llevándolo a un exquisito bulto de suave y curvilínea carne, su culo firme al toque bajo esas medias sueltas de la parte de abajo del camisón.
Sus cabezas y cuerpos se agitaban en conjunto mientras se besaban, tocando, el alcohol los liberó de sus restricciones, borrando las inhibiciones, todas la leyes sociales, todas las expectativas, como, sin pensar, dos criaturas apasionadas compartiendo sus lujurias.
La cerveza apagó la memoria de David, todas las intenciones de ser un buen muchacho, que nunca la tocaría, las hormonas percolando saturaron su carne, esclavizando su conciencia.
Saboreó la cerveza en su aliento, se preocupó de los restos de palomitas de maíz entre sus dientes, olía la gardenia en su pelo, deslizó sus manos en la piel suavizada con cremas de almendra, saboreó su brillo labial de sabor a guinda, mascó su garganta, pasando su nariz y boca por la artería.
A penas se dio cuenta cuando la música de fondo y los créditos de la película porno terminaron, y la pantalla se fue a negro, dejándolo a el y a Calamansi en casi una total oscuridad.
Su polla, grande quemando, agitada mientras el automáticamente agarraba sus bolas. Su corazón latía como una máquina con turbo, bombeando sangre roja hirviente a través de las arterias como llamas fundidas.
Jadearon y gimieron. Calamansi puso sus manos en las mejillas de el. Arqueó sus caderas. Ella chilló como un gato peleador de callejón.
David ajustó su agarre. Separó sus bocas, pero se las arregló para sentarse mientras sostenía los brazos de Calamansi.
“Estaba equivocado,” el susurró.
“Qué?”
Me voy a acostar contigo esta noche.
“No estoy desmayada,” dijo con voz ronca.
“Lo estarás en el momento que termine contigo.”
La llevó al dormitorio.
En la tenue luz, el sintió bajo su piel mas que vio las paredes de suave color durazno, los muebles que hacían juego, el cobertor con vuelos de la cama. La repisas con muñecas y peluches, los posters de Disney, el perfume de goma de mascar en el vestidor, el vestidor con sus repisas llenas de medias con vuelos, sostenes de entrenamiento, y tobilleras. El closet de bonitos vestidos.
Afuera, justo abajo en el estcionamiento del complejo de departamentos, la alarma de un automovil sonó, pero afortunadamente se apagó en un minuto.
David puso a Calamamnsi de espaldas, cerca del borde de la cama. Dejó que los pantalones cortos de su pijama cayeran a sus pies mientras su camisa se abría, dejando su pecho al desnudo, pero permaneció de pie.
Se incline hacia adelante y besó a Calamansi con rápida pasión. Sus brazo la apretaron firmemente.
Pero luego cedió la presión suavemente, empujando sus codos fuera del camino.
Ella gimió con desesperación.
David puso sus manos en el pijama tipo media y los bajó.
Solo un poco.
La tela pasó levemente el bulto grande de su culo, dejando aun vestimenta para cubrir la hendidura entre sus piernas.
“Errrrrrr,” se escapó del pecho de Calamansi.
Mas allá.
Tela al borde entre sus cachetes del culo y la parte superior del muslo-y justo pasado la curva de los labios vaginales.
“Sabía que no tenías ningún pelo ahí todavía,” le murmuró David.
No después de hacerme la depilación brasilera completa.
“David.” Un susurro del fondo de la garganta. “Gran amigo.”
“Calamansi,” replica el, bajando los pantalones hasta la mitad del muslo-
Se agachó, y besó y lamió. La parte alta de los muslos. Su hendidura. Desde el costado, no podía lograr ninguna profundidad íntima, pero justo violando el tabú, excitado y satisfecho.
“Davey, Davey.” Gimió las palabras Calamansi, todo su cuerpo temblando mientras se cambiaba de lado. “Oh Dios, my Davey me está sacando mis ropas.”
David deslizó la parte de inferior bajo las rodillas, luego perdió la paciencia y las empujó más allá de sus pies.
Sus piernas abiertas naturalmente. El saltó a la cama y aterrizó justo encima de ella.
Arqueó sus caderas mientras el doblaba su cabeza y se besaban.
Facilmente se deslizó dentro de su húmedo hoyo.
“Oh, Dios, mi propio amigo me está culpando,” dijo Calamansi.
“Si, si, aguanta,” dijo David.
Sus pies patearon su espalda mientras el la montaba. Mas allá de las palabras, hasta que sus mutuas pasiones explotaron juntas.
Cuando finalmente logró recuperar su respiración, David dijo una plegaria en agradecimiento a su padre, a Melissa y a Calamansi por haberle dado la mayor emoción sexual de su vida-hasta ahora.
Fin
De el autor,
Espero hayan disfrutado leyendo de David, Melissa y Calamansi.
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