En mi cuarto nada ha cambiado. Está todo intacto. Mi gnomo sobre la cama, mis libros, mi móvil de aviones que tiembla con la corriente de aire en el techo azul. Mi, mi, mi. Supongo que debería sentirme feliz de estar de vuelta entre lo que se supone es mi vida. Pero no siento nada. Lo único que me importa ahora es saber dónde está Gabriel. Dónde lo tienen sus padres. Ellos están convencidos de que yo soy la responsable de su última crisis. Cuando se lo llevaron contra su voluntad de Las Flores, no tuvo siquiera tiempo de despedirse, de recoger sus cosas. Lo sacaron como en una de esas operaciones comando que se ven en las películas. Nadie lo vio salir.
Pongo a cargar el celular. El que me quitaron el día que entré a la clínica y me entregaron esta mañana cuando salí. Apenas se enciende, llamo a Gabriel. La voz de una señorita me dice que el número al cual estoy llamando no se encuentra disponible, que intente más tarde. También le envío un mail a la dirección que él me dio, pero el mail rebota al instante. Lo busco en FB. Escribo:
Gabriel Dinsen
Lo más cercano que encuentro es a un tal Gabriel Dinseni que trabaja en la policía de Bombay. Sé que podría poner un aviso en FB y que se haría viral en cinco minutos. Pero ¿qué puedo decir? ¿Que busco a un chico que conocí en una clínica para perturbados, a la que yo misma fui a caer cuando perdí la cabeza e intenté suicidarme? ¿Qué sé de Gabriel, además de su nombre, que nunca fue al colegio, que es un genio de las matemáticas y el chico más guapo del mundo?
Lo que sí encuentro por miles son esos mensajes de seudosabiduría que constituyen el material base de FB.
Aquél k no a fracasado es que no lo a intentado nunca
La vida no es un problema para ser resuelto,
es un misterio para ser bibido
La vida es bella cuando la bives junto a ella
Alguien debería exterminarlos, hacerlos desaparecer del planeta, torturarlos hasta que juren no escribir una sola palabra más en su vida.
Gabriel no tiene mi número de celular. Cómo pude ser tan estúpida de no dárselo nunca. Aunque si lo pienso bien, lo más probable es que sus padres le hayan quitado el suyo, además del computador. Ellos no tienen ni la más puta idea de lo que él siente. Solo yo sé que mientras no volvamos a estar juntos, se pondrá peor y peor.