La aseveración «qué tiene de malo, si todo el mundo lo hace» es una de las excusas más usadas en el diario vivir y la que más fomenta la mediocridad en el comportamiento. Es como si todos vivieran juntos conectados a un solo cerebro y todos hicieran lo que este ordenara sin discriminar. De ninguna manera puedes acomodarte a dicha aseveración.

Dios dotó a cada individuo de un cerebro con un poder extraordinario y cada uno tiene la responsabilidad de actuar de acuerdo a unos principios que Dios estableció para ser felices y preservar la vida. El que todo el mundo actúe de la misma manera no significa que está bien hecho, ni que el resultado de ese acto será provechoso.

La infidelidad se ha convertido en una plaga universal que está enfermando a miles de matrimonios y, por consiguiente, a sus hijos. Sin embargo, yo me atrevo a afirmar que no todos los hombres son o han sido infieles. Es importante señalar que la incidencia del adulterio en la mujer, lamentablemente, ha ido aumentando de forma vertiginosa. A veces un problema social se ve tanto, que las personas se insensibilizan. Aunque en la actualidad muchos puedan ver la infidelidad como algo «natural», lo cierto es que lo ven así hasta que ellos mismos sufren el dolor de sentirse engañados. Cuando el hombre o la mujer experimentan este mal social, es como si la vida se les rompiera en pedazos. Ahí queda cada miembro de la familia mirando, con incertidumbre, la cantidad de fragmentos desparramados en el suelo. Fragmentos que en un momento dado eran un todo llamado hogar, se convierten en piezas de un gran rompecabezas que es casi imposible volver a armar.

Julio era uno de esos hombres que pensaba: «Todo el mundo lo hace, ¿qué de malo tiene? Si se me presenta la oportunidad, la aprovecho; total, la aventura le da variedad a la vida. Esto me hace sentir que todavía soy muy atractivo». No me canso de recalcar en mis consejerías y conferencias que pensamientos incorrectos como este, nos dirigen a acciones incorrectas. Con esta filosofía en mente Julio conoció a su nueva compañera de trabajo. Le cayó simpatiquísima y se pusieron de acuerdo para almorzar juntos. A fin de cuentas, pensó: «¿Qué de malo tiene almorzar con alguien?». El próximo día fueron a almorzar otra vez. Al cabo de unos días ya eran amigos íntimos, y entre bocado y bocado de comida se fueron intercambiando palabras, ideas y frustraciones amorosas. En fin, que en poco tiempo Julio quedó suavemente atrapado en una relación de adulterio. Este hombre conversaba muchísimo con la amante, pero con su esposa y sus hijos hablaba lo necesario porque, según él: «¿Para qué tanta palabrería?».

Aunque hay excepciones, muchos hombres en la etapa de enamoramiento hablan y hablan, y saben muy bien lo que la mujer quiere oír. Después que se sienten seguros de la conquista, ya es otra la historia. Viene a mi mente el relato del hombre a quien la esposa le pedía que le dijera más a menudo que la amaba. Ante la petición de ella, un día el esposo le contestó: «El día que te deje de amar, te lo dejaré saber». Para él fue una contestación rápida y certera, pero para ella fue devastadora. Por desgracia, esta es la realidad cotidiana de muchos varones: «Ya se logró la conquista, no hay necesidad de estar hablando tanto». Esto no quiere decir, de ninguna manera, que los hombres sean malos. Es innegable que por naturaleza hay unas diferencias entre los hombres y las mujeres, pero esas desigualdades, en lugar de crear divisiones, deberían usarse para complementarse el uno al otro.

Por lo general, los hombres cuentan hechos y son muy racionales, mientras que las mujeres razonamos, claro está, pero en nosotras los sentimientos tienen una gran influencia sobre la razón. Por ello, el hombre que desee un matrimonio fructífero se debe esforzar por aprender a expresar sentimientos, para llenar la necesidad que tiene su esposa de esa forma de expresión. A su vez, la mujer debe aprender a balancear la razón y la emoción.

Una terapeuta de familia comentaba que el hombre llega a la infidelidad buscando sexo, mientras que la mujer llega a la infidelidad buscando comunicación. Ella le decía a los hombres: «Si quieren que sus esposas les sean fieles, hablen, hablen, hablen». En mi experiencia como consejera de familia, la queja número uno de las féminas es que sus esposos no hablan nada más que lo necesario. La realidad de la vida es que una de las mejores formas de conocerse profundamente es a través de la comunicación, tanto de ideas como de sentimientos. La gente se impresiona y sufre por los que mueren por falta de comida, pero no se dan cuenta de los que están cerca de ellos que mueren todos los días por falta de una palabra de aliento, de aprobación y de afecto.

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Una de las mejores formas de conocerse profundamente es a través de la comunicación, tanto de ideas como de sentimientos.

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El hombre puede aprender a comunicar sentimientos. Puede empezar con comentarios de temas que no sean conflictivos, en lo que adquiere la destreza de hablar y comunicar sus sentimientos sin ofender. Por su parte, la mujer necesita practicar la destreza de hablar de hechos; de esa manera él también se sentirá comprendido. Este esfuerzo y esmero por suplir la necesidad de la pareja, es lo que hace que un matrimonio sea exitoso. ¡Es maravilloso sentirse comprendido!

Julio continuó alejándose poco a poco de su esposa y sus hijos, tanto física como emocionalmente, hasta que ella descubrió el gran secreto: su esposo tenía una amante. A pesar de las evidencias que llegó a tener, Julio lo negó y lo negó hasta el final. Él se defendió racionalizando su conducta inapropiada. Decía que era un padre responsable, que tenía las cuentas al día, y que trabajaba día y noche para que ellos tuvieran todas sus necesidades materiales cubiertas. Julio no comprendía que nada justifica la infidelidad. Un millonario puede darles a su esposa y a sus hijos todo lo que ellos pidan; los puede rodear de todo el lujo posible, pero nada de lo mencionado le exime de ser fiel.

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La infidelidad viola algunos de los mandamientos que Dios estableció en su Palabra para vivir a plenitud.

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La paz y el sosiego que brinda la fidelidad y el respeto, no tienen comparación. Hay cosas en la vida que no se pueden negociar. La infidelidad viola algunos de los mandamientos que Dios estableció en su Palabra para vivir a plenitud: «No cometas adulterio; No codicies la esposa de tu prójimo; No des falso testimonio en contra de tu prójimo; Ama a tu prójimo como a ti mismo». Cuando el amor de Dios se perfecciona en la vida del ser humano, se honra, se respeta y se ama al cónyuge. Esto no significa que el que cometa ese error ya no tiene esperanza. Siempre hay oportunidad para recapacitar, arrepentirse y pedir perdón. Jesús perdonó a la mujer adúltera y le dio una recomendación: «Vete y no peques más». Cuando aprendes a medir las consecuencias tristes de tus errores, decides no hacerlo. Dios es tu fortaleza y con Él puedes vencer las tentaciones que se te presenten.

La verdad siempre se descubre, no importa cuánto te esfuerces por ocultarla. Llegó el momento en que la esposa de Julio ya estaba convencida de la amarga realidad. Aunque él lo negó todo el tiempo, los hechos lo delataron: llegadas a horas no acostumbradas, facturas de teléfono sin detalles de llamadas, cuando sonaba el teléfono se iba a hablar a un lugar donde no lo pudieran escuchar, recibía mensajes de texto comprometedores, etc. Esta mujer se sintió traicionada, humillada y decidió pedirle el divorcio. No hubo marcha atrás.

Así fue como este hombre me narró su triste vida. Con mucho dolor me explicó que estaba en su tercer matrimonio y cuánto se había arrepentido de haber perdido a su primera esposa por la infidelidad que cometió. Me confesó, con angustia: «Ella era una excelente mujer, no la supe valorar; excelente madre y nunca más se ha vuelto a casar», como queriendo decir que a pesar de que él fue infiel, ella le ha sido fiel aun estando divorciada legalmente de él.

En ese momento sentí compasión por este hombre. Aunque yo no he pasado por esa situación, he podido sentir el dolor de mujeres y hombres que han sido infieles y, como consecuencia, han sufrido amargas experiencias que van desde tener un hijo fuera del matrimonio, hasta contraer una terrible enfermedad venérea. Es mi anhelo que tú hagas parte de ti esta historia, y en el momento de la emoción o la tentación te detengas, pienses y decidas: «Mi familia es más importante que el placer momentáneo que me pueda dar una relación extramarital». El «dulce placer» de un momento puede echar a perder toda tu existencia. Una infidelidad puede cambiar por completo el rumbo de tu vida.

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El «dulce placer» de un momento puede echar a perder toda tu existencia. Una infidelidad puede cambiar por completo el rumbo de tu vida.

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Los hijos de Julio y su ex esposa han tenido que reconstruir sus vidas con la ayuda de Dios. Él vive saboreando la amargura de su mala decisión, con hijos dispersos en tres matrimonios porque todavía no ha conocido al Dios que nos perdona cuando caemos. No te hagas daño a ti mismo ni le hagas daño a la gente que amas. La infidelidad es el producto de un vacío que hay en el individuo e inconscientemente lo quiere llenar con algo o alguien. La persona cree que eso que le proporciona placer en un momento dado, es lo que llenará ese vacío. Otra idea equivocada que acaricia el hombre que es infiel, es creer que esa otra mujer es la ideal, esa sí lo comprende, con ella no se siente en tensión, siempre está tan bonita... Cree, de manera equivocada, que con esta mujer no experimentará los problemas que tiene ahora con su esposa. Esta es una ilusión falsa, porque después que pasa la novedad de ese nuevo amor, la persona regresa al inicio del ciclo y se encuentra de nuevo en el vacío que lo impulsó a la infidelidad. Así es como hombres y mujeres se casan una y otra vez buscando llenar inútilmente su vacío espiritual con su pareja.

Hay un espacio en tu corazón que el único que lo puede llenar es Dios, quien te creó. Todos necesitamos reconocer que somos hijos del Dios Viviente y por tanto, como hijos de un rey, somos valiosos, no importa las circunstancias en las que nos haya tocado vivir. Cuando el hombre no conoce su verdadera identidad como hijo de Dios, vive sin valorarse, lejos de su Creador y enfocado solo en su complicada existencia. Se siente muchas veces impotente frente a las circunstancias, porque compara su debilidad con la compleja realidad que le rodea; se encuentra sin herramientas y comienza a ensayar soluciones para llenar sus vacíos y superar sus más profundos temores. De ahí que quiere llenar su vacío espiritual con infidelidades, alcohol, drogas, juego, sexo; en fin, todo lo que lo distraiga de su triste existencia.

Permíteme decirte que nada de eso puede satisfacer tu necesidad. Dios es el único que a través de su hijo Jesucristo puede alumbrar tu camino; con su amor incondicional, te llena de su paz y te da vida en abundancia. Cuando decides acercarte al Dios que te ama desde que te soñó, tienes la capacidad para evaluarte y reconocer cuáles son tus conflictos, tus errores, tus más profundos temores, y aprendes a tomar decisiones sabias que te van a conducir a una vida próspera.

El amor de Dios te sensibiliza, te permite reconocer cuánto vales, cuán digno eres y cuán dignos son tus semejantes. Estos elementos son los que te capacitan para ser muy cuidadoso en las decisiones que vas a tomar. En el momento en que la pasión te dicta una orden y la razón, a través de tu conciencia, te dicta otra es cuando necesitas detenerte y pensar, ¿cómo voy a afectarme con mi decisión? ¿Se afecta mi dignidad, mi integridad, mi familia? ¿En el mañana me voy a avergonzar de este paso que voy a dar? ¿Cómo voy a afectar a otros con mi decisión? ¿Qué consecuencias me traerá mañana; en unos años?

Si después del análisis vencen la razón y tus convicciones, entonces eres libre. ¡Qué diferentes serían tus decisiones si pensaras antes de actuar, y si el respeto a Dios y a ti mismo estuvieran esculpidos en tu corazón! En Deuteronomio 6.5 La Biblia dice: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas». Esta exhortación invita a amar a Dios con todo nuestro ser: corazón, mente, fuerzas. Abarca los sentimientos, los pensamientos y el físico; todo se une para abrazar al Dios que, con su amor, te pensó y te formó, y tiene un cuidado especial de ti. ¿Sabes algo? Si recibes ese amor y te abrazas a Él vas a llenar ese espacio espiritual que todo individuo tiene y que solo lo llena Dios. Cuando tu vida espiritual, emocional y física está equilibrada, ves con claridad hacia dónde te diriges, y caminas seguro y confiado de que no habrá nada en el camino que Dios y tú no puedan enfrentar. De esa manera tomas decisiones sabias que favorecen tu vida y la de tu familia. Decídete hoy a hacer de tu existencia una experiencia fructífera.

Es importante señalar que muchas personas piensan que cuando se habla de ese vacío espiritual, es una mera idea que alguien inventó. No obstante, mientras más tienen la necesidad de gritar que Dios no es real, más revelan ese vacío existencial que se manifiesta en su forma de vivir. Otros comprenden la necesidad de un Dios que todo lo sabe y todo lo puede, en el momento en que se encuentran frente a la desgracia o ante un conflicto imposible de resolver humanamente.

No importa el tiempo ni la situación en que conozcas al Dios que te estoy presentando, Él te ama y te quiere bendecir. Mientras más temprano te sumerjas en su presencia, menos páginas rotas tendrá tu vida. Sí puedo decir, por experiencia, que la tranquilidad de saber que hay uno que sabe y puede más que mis fuerzas me ha dado descanso, y en los momentos más difíciles en que a todos nos llega la dosis de dolor, Él ha sido mi esperanza. Por eso, debes recordar que si estás pasando por una situación muy dura en el momento en que lees estas páginas, no tengas miedo porque «Dios está en control».

ERRORES COMETIDOS POR EL HOMBRE EN ESTOS CASOS

Ser infiel a su esposa. La infidelidad es una traición a la persona que prometiste amar para toda la vida. En el momento de la ceremonia nupcial se hace un pacto serio, un compromiso de fidelidad que está por encima de las circunstancias. Cuando eres infiel, faltas a tu dignidad porque estás rompiendo el pacto que hiciste ante Dios, ante ti, ante tu esposa y ante los testigos. Cuando cometes adulterio demuestras que todavía tienes debilidad en tu carácter. Has desarrollado carácter cuando puedes decir «no» a cualquier acción que no vaya de acuerdo con tus principios éticos, a pesar de que la tentación te esté acechando. Cuando puedes alejarte de lo que te daña, es porque tu carácter se ha fortalecido.

Mentir. Cuando se hace algo incorrecto se dice una mentira para cubrir otra, y así sucesivamente, sin percatarse de que todo en la vida al final sale a la luz. Aun cuando nadie se enterara de la verdad, estás deshonrándote tú mismo cuando mientes. Es mejor el dolor y el impacto que puede producir una verdad en un momento dado, que la mentira que se prolonga y destruye lentamente el corazón de quien la conoce. La mentira genera mucha ansiedad y angustia en el corazón de quien la dice.

Dejar de cultivar en la esposa el «diálogo emocional». El diálogo emocional es ése en que hablas y te sientes comprendido; hablas sin temor a ser criticado ni juzgado. Sientes que puedes tocar el corazón de la otra persona. Propiciar el diálogo emocional es desnudar tu interior y mostrarte tal y cual eres, sin ningún temor, y llegar a conocer de forma profunda a la otra persona, porque has propiciado que te muestre su corazón. Es como si te diera permiso para entrar a lugares del corazón que usualmente no son visitados por todos. Hablar con la esposa no es una pérdida de tiempo, es una inversión que rinde innumerables ganancias para toda la familia.

Dejar la crianza de los hijos solo a su esposa. Pensar que a ella le corresponde darle amor y a él suplir sus necesidades económicas, es una idea equivocada. Ambos en la pareja tienen el deber de amar, comprender, y dar tiempo de calidad y cantidad a los hijos. El hombre de la historia quería justificar su infidelidad, explicando que él había sido muy responsable y que a sus hijos no les faltaba nada. No solo de pan viven los hijos. Además de lo económico, ellos necesitan tiempo y una enseñanza de valores respaldada por el ejemplo de sus padres. También necesitan enseñanza espiritual y divertirse junto a sus padres. Papá jamás debe ser solo un proveedor o un «padre almacén», a quien la familia acude cuando tienen una necesidad material. Papá debe tener un corazón que late por su familia.

Concentrar su esfuerzo en su trabajo y colocarlo en primer lugar, por encima de Dios y de su familia. El trabajo jamás puede sustituir las relaciones de amor, comprensión y cariño. En la vida tiene que haber balance, y debes ser muy cuidadoso cuando le estás asignando lugares de prioridad a los diferentes aspectos de tu existencia. Muchas veces los hombres se identifican tanto con los compañeros de la oficina, que logran más vínculos con ellos que con su propia familia. Esta situación es terreno fértil para que surjan relaciones de infidelidad. Mientras más vínculos emocionales hagas con los tuyos, menos probabilidades tienes de ocupar tu mente en lo que te va a traer desgracia. Fíjate que te hablo específicamente de vínculo emocional, porque hay personas que viven bajo un mismo techo pero no se comprenden ni comparten íntimamente. Recuerda siempre que no puedes volver atrás ni tampoco puedes recuperar el tiempo perdido. Por tanto, camina con cuidado por la vida porque jamás pasarás de nuevo por el mismo lugar.

Descuidar el amor y las atenciones con sus hijos. Cuando el hombre se enamora de otra mujer es como si perdiera el conocimiento, la cordura y me atrevería a decir que hasta los sentimientos hacia los suyos. No se percata del dolor de sus hijos ni de la necesidad que tienen de verlo cada día en su hogar compartiendo con ellos y su mamá. Si no era muy comunicativo y cariñoso, ahora es menos, y si era muy atento, la familia va a percibir con más rapidez el cambio. Desgraciadamente, el hombre que se enamora de otra mujer estando casado no mide consecuencias y cuando lo hace a veces es muy tarde, tal y como le pasó a Julio.

ESTRATEGIAS PARA QUE EL HOMBRE RENAZCA

Atiende tu vida espiritual. Abre tu corazón a la presencia de Dios. Él te ama y quiere lo mejor para ti. Reconoce quién tú eres. Eres un hijo de Dios digno y valioso; por tanto, actúa como alguien valioso. Para ello, decide desde hoy en adelante ser fiel y respetarte a ti mismo. No basta con querer ser fiel. Para lograrlo necesitas agarrarte de tu conciencia espiritual. Mantén tu mente ocupada en el bien, en lo correcto y logra dominio propio. En lugar de enfocar tu pensamiento en la otra mujer, ora pidiendo fortaleza. También puedes leer libros de reflexión y, por supuesto, la Biblia.

Haz lo que es recto de acuerdo al máximo código de ética: «La Biblia». Dos de los diez mandamientos dicen: «No cometas adulterio y No codicies la mujer de tu prójimo...» (Deuteronomio 5.18, 21). Dios dejó estas reglas para preservar nuestra vida emocional, espiritual y hasta física. Frente a las encrucijadas que se te presenten en la vida, ten siempre en cuenta los diez mandamientos antes de tomar cada decisión. Si descubres que tu decisión violenta uno de ellos, descarta esa opción. Si lo quebrantas, las consecuencias son dolor y sufrimiento. Obedece, porque en la obediencia hay bendición y en la desobediencia hay maldición, y hasta puedes llegar a la muerte emocional o física.

Estudia los mensajes que Dios te da a través de La Biblia para que puedas luchar contra la infidelidad. Lee Proverbios 5.3–9 y observa las recomendaciones que te da contra la infidelidad. «De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro. No toma ella en cuenta el camino de la vida; sus sendas son torcidas, y ella no lo reconoce. Pues bien, hijo mío, préstame atención y no te apartes de mis palabras. Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, para que no entregues a otros tu vigor, ni tus años a gente cruel».

Estos versículos te explican que la mujer extraña te enlaza con sus «dulces» palabras y te advierten que después que caes en esa dulzura, las consecuencias son amargas como el ajenjo. Esto no significa que la mujer es la responsable de esa infidelidad del hombre. Independientemente de cómo haya sido la seducción, cada uno es responsable de sus actos. Piensa y evalúa cuán digno y valioso eres. ¿Valdrá la pena que entregues tu dignidad a otra mujer? Proverbios 6.32 dice: «Pero, al que comete adulterio, le faltan sesos; el que así actúa se destruye a sí mismo».

Evita intimar de forma emocional con otra mujer que no sea tu esposa. Relacionarte tan íntimamente con una persona del sexo opuesto, es una de las situaciones que enredan a las personas en el adulterio. Evita situaciones que establezcan un patrón o costumbre de compartir de manera muy familiar con otra mujer. Ejemplo: Almorzar solo con una compañera de trabajo todos los días, llevar y traer a una colega que no tiene transportación, recibir o hacer llamadas telefónicas continuas de una amiga de labores, ya sean generadas por ti o por ella. Si ves que una fémina de tu trabajo muestra alguna señal de interés personal, mientras más te alejes, mejor.

Visualiza las consecuencias de la infidelidad. Nunca te dejes llevar solo por la emoción; razona, evalúa y actúa sabiamente. Haz una lista de las consecuencias que te puede traer involucrarte en alguna situación que te conduzca a ser infiel. Considerar el terrible impacto que podría tener una decisión en el futuro, es un excelente disuasivo.

Cultiva el diálogo emocional. Comienza hoy a hablar con tu esposa conversaciones significativas que no tengan que ver con lo rutinario: agua, luz, casa, teléfono, escuela... Todo esto es importante, pero no es lo más relevante ni lo que más alimenta la relación. Estimúlense el uno al otro a compartir sueños como pareja. Por ejemplo: puedes preguntarle, ¿qué sueño a ella le gustaría alcanzar en los próximos cinco años? ¿Cómo piensa lograrlo? ¿Cómo tú la puedes ayudar a obtenerlo? A medida que van fortaleciendo su amor y su amistad, pueden profundizar en otros temas. Pueden compartir sus temores más hondos, sus frustraciones y sus alegrías. Hagan de sus conversaciones puentes de enlaces interesantes y divertidos. La experiencia del matrimonio puede ser maravillosa y apasionante. Sé feliz con tu esposa y tus hijos, son tu mayor tesoro. Busca conectarte con los momentos felices a través de fotos o vídeos. Haz un recuento de esas experiencias agradables. Recuerda los bellos instantes que has pasado con ella y trae a tu memoria qué fue lo que los unió. Observen juntos el álbum de fotografías de cuando tú y tu esposa eran niños. Pueden establecer una conversación comentando sus épocas más alegres durante la niñez, el momento más recordado y por qué. ¡Hasta pueden rememorar el día que perdieron su primer diente! Todos estos temas proveen oportunidades para expresarse con libertad y para ir desnudando poco a poco el corazón. El hombre se engrandece cuando se esfuerza por compartir esos ratos de intimidad emocional con su esposa, a la vez que para él es muy saludable sacar emociones de su alma. Más adelante, según se practica la comunicación de sentimientos, el hombre va ganando confianza hasta que puede hablar del momento más doloroso de su vida y cómo lo superó, o si por el contrario, todavía hay pena en su corazón.

Decide siempre decir la verdad aunque en el momento signifique dolor, sufrimiento o implique enfrentar una disciplina. Mentir viola uno de los diez mandamientos, así que estás violentando tu código de ética. Pregúntate: ¿por qué mientes? Piensa un momento. ¿Mientes porque tienes miedo a enfrentar la realidad, por miedo a una venganza, por vergüenza, por pena o lástima a herir a alguien? Sin embargo, no te das cuenta que al mentir prolongas el dolor, la ansiedad, no tienes paz y te sientes con un secreto dentro de tu corazón que te hace daño espiritual, emocional y físico. Además, la mentira te hace esclavo de alguien o de algo. Supongamos que tienes una novia y ya están comprometidos para casarse. De repente, te das cuenta de que vas a cometer un error si te casas con esa mujer, pero ya están los preparativos de la boda. Tienes dos opciones: enfrentas la realidad y se lo confiesas a tu novia y aguantas todo el llanto, la crítica y los posibles insultos que se dan en ese momento dado, o decides callar para evitar la situación embarazosa y aguantas el vía crucis de toda una vida. De ninguna manera tiene ventajas el mentir. La verdad nos hace libres, nos permite caminar por la vida con seguridad y nos convierte en personas confiables. Chocaste un automóvil y nadie te vio, pero decides confesarlo porque te sientes mal con tu conciencia. Le dejas una nota al dueño revelándole la verdad y afrontas tu responsabilidad de arreglarle el automóvil. Mi esposo lo hizo hace cuarenta y dos años cuando estudiábamos en la Universidad de Puerto Rico. Cuando vi ese acto de dejar una nota con su información pegada al parabrisas del automóvil que dañó, me sentí feliz de tener a un novio que actuara con honestidad. Los años no han podido borrar ese recuerdo.

Comparte con tu esposa la responsabilidad de criar, educar y jugar con tus hijos. No basta con ser un «padre almacén» (papá proveedor), papá tiene que estar presente en el beso, el abrazo, la conversación de problemas, en presentar posibles soluciones, en consolar, a la hora de estudiar... En cada aspecto de sus vidas, el hombre debe estar presente. Posiblemente te estés preguntando, pero ¿tengo que estar pendiente de lo económico y de besar y abrazar a mis hijos? Nunca veas el dedicarle tiempo a tus retoños como una obligación. Debes verlo como una gran inversión de amor en la que recibes el placer de servirles, la gran satisfacción de ver el fruto de tu esfuerzo en sus vidas, y la enorme recompensa de gratitud y amor. Hasta el final de tus días y aun después de morir, seguirás viviendo en la memoria de tus hijos.

Te voy a contar un gran secreto de amor. Siempre fui muy apegada a mis padres y mi papá era mi superhéroe. Hoy, a mis sesenta años, lo que recuerdo no son los juguetes ni la comida que nos compró, lo que recuerdo son los días en que jugamos juntos, los días que recogíamos los tomates de la siembra que había plantada detrás de nuestra casa, y las dalias que sembramos en la jardinera y que un buen día florecieron. Recuerdo las Navidades en que adornamos un pino que apenas había crecido un pie y medio. Papi, mis hermanos y yo lo adornamos con una guirnalda de bombillas grandísimas. Nunca lo he podido olvidar por la gran desproporción entre el árbol y las bombillas, pero fue un evento espectacular en la vida de nuestra familia. Esa actividad fue para mí como el encendido de la Navidad de la ciudad de Nueva York. También recuerdo el día en que me caí y me llevó al hospital. Después de haberme curado, me llevó a un paseo en la lancha del pueblo de Cataño; ¡fue como si hubiéramos ido a Disney World! Me acuerdo hasta de los pantalones cortos de cuadros azules y anaranjados que yo tenía puestos ese día. El impacto de amor que recibí en aquel momento ha sido inolvidable. En esa época yo tenía unos nueve años. Los recuerdos de amor, comprensión y ternura no se borran nunca de nuestra vida, a pesar de que mi papá ya hace treinta y siete años que murió. Es maravilloso sentir que somos una prioridad para nuestros padres. Comparte con tus hijos las actividades de su predilección. Esas vivencias nadie se los podrá arrebatar de sus vidas porque quedaron grabadas para siempre en sus corazones. El tiempo termina con los juguetes, con los trabajos y con todo lo que puedes ver a simple vista, pero nunca podrá arrancar el amor, las caricias, la ternura y las bellas memorias que tú sembraste en el corazón de tus hijos.

EJERCICIOS REFLEXIVOS PARA EL HOMBRE

Contesta con sinceridad estas preguntas:

1.  ¿Has sido infiel alguna vez?

• ¿Cuáles fueron las consecuencias de tu comportamiento?

• ¿Cómo te sentiste contigo mismo y con tu familia durante y después de la situación?

• ¿Le recomendarías a otro la experiencia del adulterio como algo fascinante, que te hace sentir joven? ¿Por qué?

• Si ahora estuvieras experimentando una relación de infidelidad y la muerte te sorprendiera como les ha pasado a otros, ¿te gustaría dejar ese recuerdo en el corazón de tus seres queridos?

• ¿Qué has hecho para enmendar tu error?

— Pedir perdón a Dios.

Pedir perdón a tu esposa.

— Pedir perdón a tus hijos, si es que se enteraron.

— Has tenido paciencia para ganarte la confianza de tu esposa otra vez.

— Te has esforzado por demostrar tu arrepentimiento.

— Has corregido los errores que cometiste y que te llevaron a esa relación de infidelidad.

2. Evalúa tu itinerario de trabajo, las horas que dedicas a tus pasatiempos y a tus amistades. Después de tus horas de trabajo, ¿el tiempo de tu familia es lo principal o lo sigues fraccionando hasta dedicarle una migaja de tiempo? Se le dedica más tiempo a lo que es una prioridad.

• ¿Te estás excediendo en el tiempo que le dedicas a otras actividades que no son tu familia?

• ¿Quieres seguir viviendo como si fueras soltero?

• ¿Qué modificaciones puedes hacer para crear balance entre tu familia y tu trabajo o tus pasatiempos?

3.  ¿Acaricias a tus hijos aunque ya sean jóvenes?

4. Después de haber reflexionado, ¿te has dado cuenta de que puedes mejorar tu calidad de vida?

5. Menciona cuáles son los elementos que puedes mejorar en el desarrollo de tu vida familiar.

ERRORES COMETIDOS POR LA MUJER EN ESTOS CASOS

Perder de vista pequeños detalles en el comportamiento de su esposo que revelan que ha comenzado un proceso de infidelidad. Por ejemplo: cambio de vestimenta, cambio en el horario de llegar a la casa, llamadas misteriosas, celulares escondidos, facturas de teléfono desaparecidas, etc.

Creer a ciegas en lo que le dice el esposo aunque sus acciones lo contradigan. Ella confió totalmente en él cuando lo confrontó con sus dudas y él negó la infidelidad. Rara vez las personas que están siendo infieles lo admiten. Por lo general, el infiel no quiere perder a su esposa, así que aunque ella lo vea con la otra mujer en una situación comprometedora, lo niega hasta el final.

Asumir una actitud pasiva en la que el hombre percibe que no hay límites ni consecuencias por sus malas acciones. El derecho a la fidelidad debe estar bien delineado en una relación y los efectos de faltar a esa fidelidad también. Es decir, que si el esposo es infiel, debe saber de antemano lo que la mujer hará si descubre su falta.

Divorciarse sin que mediara antes una conversación con un profesional de la salud mental. Muchas veces hasta la infidelidad, si se detecta a tiempo y se toman las medidas correctas, puede manejarse con sabiduría, y lograr salvar el matrimonio. No obstante, hay casos en que después de someterse a un proceso terapéutico, la mejor solución es el divorcio, ya sea porque el hombre quiere seguir con la esposa y con la amante, o porque la mujer no es capaz de sobreponerse en ese momento a la traición.

ESTRATEGIAS PARA QUE LA MUJER FLOREZCA

Dedícale tiempo y esfuerzo a tu relación. Las buenas relaciones de familia requieren mantenimiento y evaluar en qué condiciones están, qué necesitan y cómo se pueden reavivar sin experimentar desconfianza ni temor. Nunca vivas con miedo a perder a alguien en una relación. Como dice en 1 Juan 4.18 “...el amor perfecto echa fuera el temor”, pero en la olla del amor necesitas estar pendiente de lo que estás cocinando. ¿Tiene la temperatura correcta, tiene la sazón adecuada, están todos los ingredientes ya incluidos? ¿Los miembros de tu familia poseen estabilidad emocional o demuestran que pueden resolver las dificultades que se presentan en el diario vivir? ¿Pueden dialogar con respeto sobre temas en los cuales difieren y se compadecen cuando uno de su familia tiene un problema? ¿Saben perdonarse cuando se ofenden y tienen misericordia cuando alguno ha cometido un error? Todos estos elementos son de gran importancia en la olla de la familia y debes estar vigilante para poder restablecer el balance cuando, por una u otra razón, se pierda. Valora y cuida uno de los tesoros más preciados: tu familia.

Acepta la realidad y confronta a tu esposo con tus dudas. Si percibes cambios que te sugieren que algo raro está pasando, busca el momento adecuado para hablar sobre el tema en forma sosegada. Elimina los gritos, las palabras soeces y el llanto desgarrador estilo novela, ya que estas acciones te impiden ser asertiva en la consideración de un problema. El coraje te impulsa a decir y a hacer cosas que después vas a lamentar, pues no aporta nada al análisis de una situación. Exprésate con firmeza y demuestra que estás en control. La firmeza no se manifiesta gritando. Cuando gritas exhibes inseguridad, frustración e impotencia. Deja salir lo mejor de ti en ese momento tan importante, y apela al razonamiento y al corazón de ese hombre. Nunca tomes decisiones tan trascendentales como el divorcio, basándote en información sin fundamento o en un momento de coraje. Evalúa y mantente alerta —con sabiduría— cuando escuches comentarios acerca de que tu esposo te está siendo infiel. Si descubres que es un hecho real, no pierdas la cabeza. Haz un plan de acción:

a. Confronta a tu pareja de manera adecuada, aunque después de que él se ausente llores y sufras tu frustración. Demuestra siempre que estás en control; que lo amas, pero que puedes vivir sin él porque tienes dignidad y no vas a tolerar —bajo ninguna circunstancia— que tenga otra mujer.

b. Detecta cuán sumergido está en la infidelidad, para que evalúes si todavía se puede hacer algo por salvar la relación.

c. Observa su comportamiento, actitudes y lenguaje no verbal. Observa si muestra un arrepentimiento genuino, si está dispuesto a terminar por completo la relación de adulterio y si en el fondo de su corazón, él no quiere perder a su familia.

d. En todo momento mantente firme y en control emocional, reconociendo tu valor y dignidad, mientras él pasa por el proceso de confrontación. Ten presente que si te muestras débil rogándole y negociando lo que sea con tal de que no se vaya, le estás diciendo con tus actos que puede seguir siendo infiel porque eres incapaz de vivir sin él. Si en la evaluación mental que haces él demuestra que quiere restaurar su matrimonio y está realmente arrepentido, establece las condiciones que tú quisieras para continuar la relación. Jamás aceptes seguir una relación matrimonial sabiendo que tu esposo tiene otra mujer.

Practica la congruencia entre lo que dices y lo que haces. Solo así lograrás tomar control de tu vida y tu opinión será respetada. Si estuvieras en una asamblea, esto significaría tener voz y voto. Jamás debes estar solo de oyente en el hogar. El respeto se gana con acciones atinadas y demostrando estabilidad en tu comportamiento.

Busca ayuda profesional. Antes de comenzar cualquier proceso de separación o divorcio, la pareja debe darse la oportunidad de ir a un consejero matrimonial. El divorcio es un asunto muy serio y demasiado triste, tanto para la pareja como para los hijos; por tanto, los cónyuges deben haber agotado todos los recursos en el proceso de restaurar su relación. Mientras haya la oportunidad de restaurarla, hay esperanza. Pero ambos deben estar en la disposición de colaborar para que el proceso se dé y debe haber perdón con un plan de acción para lograr una restauración total de la familia.

EJERCICIOS REFLEXIVOS PARA LA MUJER

1. Menciona en orden de importancia a qué cosas le temes en la vida y por qué.

2. Si eres casada, ¿qué aspectos de tu matrimonio todavía están muy débiles?

3. Piensa qué acciones puedes tomar para fortalecer y enriquecer tu relación de pareja.

4. ¿Qué áreas de tu vida necesitas sanar?

SEMILLAS DE AMOR



Abrázate a tu familia hoy, es el mayor tesoro que Dios te ha regalado.