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Los profetas del rey gritaron a sus dioses falsos para que enviaran fuego, pero el fuego no llegó. Elías se burlaba: «Oren más alto». Así lo hicieron, pero nada ocurrió. Cuando ellos dejaron de orar, Elías echó mucha agua sobre todo el altar que había construido. Entonces oró al Dios de los cielos para que enviara fuego.

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El fuego cayó. Quemó la ofrenda, las piedras y secó el agua. Así el pueblo supo que el Dios de Elías era el más poderoso.

Cuando Elías oró de nuevo, comenzó a llover.

¿Cómo crees que se sintió el rey por esto?