Aunque la lluvia había llegado, el rey Acab y su malvada mujer Jezabel, todavía querían matar a Elías. El profeta de Dios huyó al desierto para salvar su vida. Estaba tan cansado que se acostó a descansar y se quedó dormido.
De pronto alguien le tocó por el hombro. Un ángel había venido con la cena lista para Elías. Dos veces el ángel le dio de comer. Así Elías se sintió lo bastante fuerte como para hacer un largo viaje.
¿Qué crees que pensó Elías cuando un ángel le trajo comida?