Una y otra vez Dios había advertido a su pueblo que no adorara ídolos pero ellos seguían haciendo justamente lo que Dios les había dicho que no hicieran. Así que finalmente Dios permitió a un enemigo capturar a su pueblo y sacarlos de la tierra que Él les había dado. Los llevaron muy lejos a un lugar llamado Babilonia. Este fue un día triste.
Dios quiere que hagamos lo correcto y Él es muy paciente, pero si seguimos haciendo lo malo tendremos que sufrir las consecuencias.