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Un sacerdote llamado Zacarías fue a la casa de Dios para quemar una ofrenda de incienso. En cuanto entró, el ángel Gabriel se le apareció. Él le dijo: «Zacarías, tú y Elisabet tu mujer, tendrán un hijo. Lo llamarán Juan».

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Zacarías no creyó que era posible para Elisabet y para él tener un hijo. Ellos eran demasiado ancianos. «Zacarías, ya que no me crees, no podrás hablar hasta que el bebé nazca», le dijo Gabriel.

Juan iba a ser una persona muy importante. Él diría a otros que se prepararan porque Jesús estaba por venir.