Dios les dio a Adán y a Eva una regla: «Coman cualquier cosa que quieran excepto la fruta del árbol que está en medio del huerto».
Una serpiente vieja y engañosa vino a Eva y le dijo: «Cómelo, así lo sabrás todo igual que Dios». Entonces Eva comió la fruta, le dio a Adán y él también comió.
Cuando desobedecemos a Dios, eso se llama pecado. Siempre hay consecuencias cuando desobedecemos.