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Jesús también ayudó a una pequeña niña. El nombre de su padre era Jairo y él era un hombre importante. «Mi hija pequeña se está muriendo», le dijo Jairo. «Por favor, ven y ora por ella para que se ponga bien y viva». Antes de que Jesús llegara hasta donde ella estaba, la niña murió. Pero de todas maneras Él fue allí. Jesús entro a la habitación de la niña junto con el padre, la madre de ella y tres de sus seguidores. Tomó en sus manos la mano de ella. «Niñita», le dijo Jesús: «¡levántate!» La niña se levantó. Ella estaba bien.

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Cuando le pedimos algo a Dios, algunas veces Él dice sí y algunas veces dice no. Lo más importante es que siempre nos escucha.