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La tercera vez que Jesús despertó a sus seguidores les dijo: «Tenemos que irnos. Aquí viene el hombre que se ha puesto en mi contra». Justo en ese momento, una gran multitud con antorchas y palos llegó al huerto. Judas, uno de los seguidores de Jesús, estaba con ellos. Él besó a Jesús en la mejilla. Esto era una señal para que los guardias arrestaran a Jesús.

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Pedro sacó su espada y cortó la oreja de un guardia. Jesús le dijo a Pedro que guardara su espada. Entonces Él sanó la oreja del guardia.

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Pensarás que la multitud dejó ir a Jesús después que sanó la oreja del hombre. Pero no lo hicieron. Lo arrestaron y se lo llevaron.