Después que Jesús regresó al cielo, sus amigos y servidores estaban orando juntos en una habitación grande. De repente, algo asombroso sucedió.
Primero se escuchó como si un viento tremendo estuviera soplando. Luego, llamas como de fuego ardían sobre la cabeza de cada persona. Entonces el Espíritu de Dios vino y todos comenzaron a hablar en lenguajes diferentes. Este era el regalo de Dios que Jesús había prometido a sus seguidores.
Los amigos de Jesús estaban felices. El Espíritu de Dios había venido para vivir con ellos y para ayudarlos.