Antes de que el sirviente terminara de orar, una hermosa joven vino a cargar agua. El sirviente le preguntó: «¿Me darías un poco de agua por favor?»
«Sí», dijo ella. «Yo daré agua a tus camellos también». Fue un trabajo fuerte. Los camellos sedientos pueden beber mucha agua. Ella iba de acá para allá sirviendo agua para todos los camellos.
¿Crees que el hombre notó cuán amable era la joven?