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Durante muchos años Rebeca no pudo tener hijos. Así que Isaac oró al Señor por este problema. Dios escuchó a Isaac y envió dos bebés, mellizos. Cuando nacieron los mellizos, uno era todo rojizo y velludo. Isaac y Rebeca lo llamaron Esaú.

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El otro mellizo tenía una piel lisa. Ellos lo llamaron Jacob. Algún día cuando fueran adultos estos niños serían los líderes de dos familias grandes.

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Dios tiene las respuestas a todas nuestras oraciones.

¿Sobre qué te gustaría orar?