Dios envió a Moisés y a Aarón a presentarse de nuevo ante el rey. «Deja ir al pueblo de Dios», le dijo Moisés. «Haz un milagro», le respondió el rey. Aarón lanzó al piso su vara y esta se convirtió en una culebra.
Los hechiceros del rey lanzaron al piso sus varas y también se convirtieron en culebras, pero la culebra de Aarón las devoró a todas. El poder de Dios era el más fuerte. Pero el rey era tan malvado y su corazón estaba tan duro que dijo: «No, tu pueblo no se puede marchar».
Esto se está poniendo más y más difícil.
¿Cómo rescatará Dios a su pueblo?