A media noche, por haber sido el rey tan testarudo, algo terrible ocurrió en Egipto. Murieron todos los hijos varones mayores, los de las vacas, los de caballos y otros animales, pero ninguno de los del pueblo de Dios ni de sus animales murieron.
Por fin el rey dijo: «Tomen todo lo que tienen y salgan de Egipto». ¡Al fin el pueblo de Dios era libre!
Dios no quiere que les ocurran cosas malas a las personas, pero tuvo que hacer que el rey escuchara.