Enrique nos había vendido como el gran misterio eso de saber dónde llevaban las baldosas amarillas. Y ahora Laura nos lo había contado.

—Jo, Laura. Menudo spoiler —me quejé—. Ahora ya sabemos cómo acaba la peli.

—Pues no. Porque eso sale al principio de todo. Bueno, después de un tornado. Pero ¡luego pasan más cosas!

—Ajá —dijimos Olivia y yo a la vez.

—Y cantan. Los protagonistas cantan por el camino. Son muy graciosos.

—Ajá.

Ni Olivia ni yo la animamos a seguir, pero se notaba que Laura quería contarnos la película hasta el final.

—Cantan mucho. Por eso me encanta la película.

—Ajá.

—Y van por el camino amarillo y cuando llegan donde el mago de Oz aún pasa otra cosa. Otra cosa que no te esperas para nada.

La que sí parecía esperar era Laura. Esperaba que le preguntáramos, pero Olivia y yo estábamos muy ocupados viendo trabajar a Florin y Rubén.

—Pero esa cosita que pasa... —siguió diciendo Laura—. Esa sí que no os la puedo decir. Porque entonces sí que es poiler.

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—Spoiler —le corregí—. Se dice spoiler.

—Eso.

OJO CUIDAO. Si no quieres comerte un spoiler como un piano de El mago de Oz, salta al capítulo siguiente. Porque Laura intentó aguantarse. Lo intentó con todas su fuerzas. Hasta se tapó la boca con las dos manos.

Pero no duró mucho tiempo así. Un minuto después, se quitó las manos, respiró como si acabara de cruzar buceando una piscina olímpica y dijo:

—¡Es que al final el mago de Oz no puede cumplir sus deseos! ¡Ya lo veréis mañana!

El padre de Laura entró en la terraza en ese momento y dijo:

—¿Qué? ¿Preparando ya el cinefórum? Me encanta que vengáis a ver la peli con Laura.

Luego miró hacia la pared y vio los pequeños avances.

—Esto va un poco lento, ¿no? —comentó.

Florin volvió a explicar que había que hacerlo con cuidado.

—Uf, lo entiendo... Aunque a este paso vamos a estar de obras hasta el año que viene.

Enrique no contaba con los avances que pensaba hacer yo al día siguiente...

Entonces tuve una

IDEA.