Agradecimientos

Me encantaría que supierais cómo comenzó a hilarse la historia de Sean. Fue un día cualquiera, uno en el que estaba navegando por Facebook, como hago siempre que tengo un momento y me dejan, y vi un post de mi compañera Cristina Prada en el que hacía una pregunta a sus lectoras acerca de una duda que tenía. Yo le aporté una idea que, en mi opinión, le solucionaba el riesgo que corría si finalmente escribía lo que estaba sopesando. En cuanto le di a «Publicar», supe que era una gran idea que podría dar mucho juego, pero ahí se quedó el tema… hasta que un día no pude resistirme más y le envié un mensaje privado para preguntarle si la iba a utilizar. Afortunadamente para mí, para qué engañarnos, me dijo que no iba a hacerlo y que me la devolvía; eso sí, Cristina me puso una única condición: tenía que poner a un tío que estuviera más bueno que el pan y, como soy muy obediente, es lo único que he tenido claro desde el principio, Sean tenía que estar buenísimo.

Cristina, muchísimas gracias. Si no fuera por ti, no estaría escribiendo esto, y espero que este hombre esté a la altura de lo que esperabas.

También quiero dar las gracias a Esther Escoriza, que siempre está para escuchar mis locuras y me apoyó desde el primer momento cuando no sabía si lanzarme a escribir una trilogía o no, si arriesgarme con la trama o no. Gracias a ella me he arriesgado y espero no haberme equivocado.

Quiero dar las gracias a María, la primera persona que lee mis novelas; ella me envió un mensaje diciéndome que se había enamorado de esta historia. Gracias por aguantarme, por dejarlo todo para leer cuando sabes que tengo que entregar y no me queda mucho margen de tiempo. Y, sobre todo, gracias por estar siempre a mi lado.

Y gracias también a ti, que estás leyendo estas palabras. Tú eres la más importante de todas, porque, sin ti, todo mi esfuerzo no valdría la pena, así que, mientras estés conmigo, seguiré dándolo todo, porque haces que merezca la pena cualquier sacrificio.