— VIVIAN MAIER —

FOTÓGRAFA

Había una vez una niñera que en secreto era fotógrafa. Caminaba por las calles de Chicago con los niños a los que cuidaba y les tomaba fotografías a extraños mientras hacían cosas de todos los días. Su nombre era Vivian y nunca le mostró sus fotos a nadie.

Vivian residió cuarenta años con las familias para las que trabajaba. No le gustaba hablar y pedía que colocaran cerrojos en su habitación, a la cual todos tenían prohibida la entrada. Era tan reservada que cuando llevaba a revelar los rollos de sus fotos, nunca daba su nombre real. A lo largo de su vida, tomó más de cien mil fotografías, pero nadie supo nunca que era fotógrafa.

Vivian guardaba todos sus negativos e impresiones en un almacén rentado. Dos años antes de morir, dejó de pagar la renta, y todo lo que estaba ahí dentro se puso a la venta. En la subasta, toda su obra fue comprada por tres coleccionistas de fotos. No tenían idea de que habían encontrado un tesoro escondido.

Pese a no tener capacitación formal, Vivian había capturado la vida callejera de Estados Unidos durante la posguerra con la crudeza e intensidad de una profesional: gente comiendo donas, comprando víveres, yendo a museos, siendo arrestada, besándose, vendiendo periódicos, limpiando zapatos. Algunas veces también se fotografió a sí misma en el reflejo de los escaparates, o incluso como una sombra en una pared.

Vivian se convirtió en una sensación internacional.

Usaba una cámara Rolleiflex que sostenía a la altura de su pecho para mantener contacto visual con la persona a la que estaba fotografiando. Muchas de sus tomas más memorables son de gente que la mira directamente.

1 DE FEBRERO DE 1926-21 DE ABRIL DE 2009

ESTADOS UNIDOS

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ILUSTRACIÓN DE SARA OLMOS

SOY ALGO ASÍ COMO UNA ESPÍA.

VIVIAN MAIER