— GEORGIA O’KEEFFE —

PINTORA

Había una vez una mujer que vio una puerta. Era una puerta común, desgastada y vieja, colocada sobre una pared de adobe. Pero ella no era una mujer común: se llamaba Georgia O’Keeffe y era una gran artista.

Pasó todo el día haciendo una pintura de la puerta. Luego dio un paso atrás y observó el lienzo. Había algo que no estaba del todo bien, algo faltaba. Así que comenzó otra pintura. Consideró que era mejor que la primera, pero todavía no estaba bien. Empezó de nuevo. Y de nuevo. ¡Hizo más de veinte pinturas de la misma puerta!

Cada vez que Georgia se proponía pintar algo, quería llegar a lo más profundo de ese objeto: una flor, una colina, un cráneo de animal o una puerta vieja y común. No sólo quería pintar cómo se veía la flor, sino cómo era: su esencia más pura.

—Cuando tomas una flor y la miras realmente —explicaba—, es tu mundo en ese momento.

Sus pinturas de flores eran enormes, como si una sola flor pudiera llenar el cielo entero. Con formas simples y bloques de color, Georgia creó todo un nuevo lenguaje en el arte.

Su trabajo se volvió muy popular y todos querían conocerla, pero a ella le gustaba estar sola. Vivía en un lugar llamado Ghost Ranch, en Nuevo México. Le encantaba estar ahí, donde la luz del desierto era fuerte y brillante, y el paisaje salvaje y libre… como ella.

15 DE NOVIEMBRE DE 1887-6 DE MARZO DE 1986

ESTADOS UNIDOS

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ILUSTRACIÓN DE ANA JUAN

SE REQUIERE VALOR PARA CREAR UN MUNDO PROPIO.

GEORGIA O’KEEFFE