— MARY FIELDS —

REPARTIDORA DE CORREO

Mary era una mujer increíblemente fuerte.

Cuando una amiga suya que era monja enfermó, Mary fue de inmediato al convento para cuidarla. La madre Amadeus se recuperó, pero Mary se quedó para ayudarla: cuidó cuatrocientas gallinas y condujo una diligencia para transportar visitantes desde y hacia el convento.

Una noche, los lobos atacaron la diligencia. Mary se enfrentó a ellos durante toda la noche, y por la mañana logró volver al convento sana y salva.

Mary la Cochera, como le decían, pasó diez años trabajando en el convento, pero cuando un hombre se quejó porque ella ganaba dos dólares más que él al mes, Mary se enojó y tomó su arma. Hubo un tiroteo: detrás del convento se vaciaron seis armas y el hombre quedó herido. El obispo despidió a Mary y al tipo le dio un aumento.

Luego, Mary abrió un restaurante, pero como alimentaba a todo el mundo, pudiera pagar o no, en unos cuantos meses quedó en bancarrota. A los sesenta años, se ofreció para repartir el correo. Consiguió el trabajo porque fue la persona más rápida en aparejar un equipo de seis caballos. Fue la segunda mujer y la primera afroamericana en trabajar para el Servicio Postal de Estados Unidos.

Mary no faltó a un solo día de trabajo. Lloviera o relampagueara, ella estaba en su diligencia entregando el correo hasta en los lugares más remotos de Montana. En su tiempo libre, cuidaba niños y gastaba todo su dinero en comprarles regalos.

CIRCA 1932

ESTADOS UNIDOS

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ILUSTRACIÓN DE JÚLIA SARDÀ

PUEDO TUMBAR A UN VAQUERO TRAS OTRO CON UN SOLO GOLPE.

MARY FIELDS