Un Serafín hecho bebé, un alma que eligió
desaprender, vientre de Bora Bora, andén
de Aranjuez. Sol de ancestros, luna de vidas,
sonrisas de coco, lágrimas de cicatriz.
Que lo que el corazón tanto ha llorado,
sea fuente de espíritu, aguas de conciencia,
para el justo perdón de mi juez.
De la sombra de mis pecados sálvame,
sálvame, sálvame.
Mi ángel marchito, cose tus alas,
límpiate de grises, ¡luce!
Viniste a sanar a la familia.
y descubrir…