MI AUTOBIOGRAFÍA

Mi mayor ambición
es la de escribir al menos
un poema que sea leído en el futuro
por algún joven enardecido
quien exclame: “¡Manrique tenía cojones!”
Y este joven querrá haberse acostado
conmigo como yo me habría entregado
a Cavafis, Barba Jacob, Rimbaud, Melville
y sobre todo a Walt Whitman.
Y si llego a la vejez,
y me momifico en la piedad,
que nadie nunca olvide
que fui un borracho
un drogadicto
que por veinte años
vagabundeé por los continentes
me acosté
con miles de hombres
de todos los tamaños y colores
aunque mis favoritos fueron
los muchachos campesinos
y rubios de Nueva Inglaterra.
Y si es verdad
que vendí la sangre
el cuerpo
y hasta perdí mis ilusiones
nunca traicioné el don de mi poesía.