A Josefina Folgoso, in memoriam
FURIOSO
con la muerte
que se llevó
a Josefina, agarro
las tijeras
al atardecer
y ataco
los racimos perfumados
de campanas blancas
de la albahaca en mi terraza
que en los días preñados
de agosto atraen avispas
y legiones de diminutas
abejas preparando la miel.
En la oscuridad que me abraza
corto los gajos y hago
un ramillete para ti,
amiga querida,
muerta con demasiada premura
cuando tantas otras cosas
se demoran una eternidad para irse.
¡Que se larguen las abejas
con su miel a otra parte!
Nos las quiero en mi terraza,
digo entre dientes.
¿Quién necesita abejas?
Me quejo con amargura mientras corto
las dulces flores de albahaca
para adornar mi pena.