![]() | ![]() |
«Es urgente realizar una evaluación coherente de las técnicas monopolísticas usadas por Microsoft. John D. Rockefeller quería dominar el sector del petróleo. Microsoft lo quiere todo: el cable, los medios, la banca, el comercio automovilístico... Poco importa lo que ustedes piensen, ellos lo quieren todo».
Ralph Nader es alguien que opera a la antigua, in irreductible aguafiestas salido de un film en blanco y negro de Frank Capra. Detractor de injusticias, defensor de marginados, este Don Quijote grisaceo tuvo sus primeras batallas treinta años atrás. Como joven abogado, él estaba abierto a una publicación polémica que atacaba a una leyenda estadounidense de los automóviles: “General Motors: Unsafe at any speed” sugería sin una pizca de ambigüedad que los vehículos de GM estaban desprovistos de seguridad. Integro y tenaz, Nader le hizo frente a las amenazas, presiones y trampas puestas en su camino, y así obtuvo su primera victoria. El hombre entró entonces en la mitología moderna como el arquetipo del defensor de los consumidores más tenaz. En 1996, Ralph Nader volvió a dar de que hablar al presentarse como candidato presidencial bajo la bandera verde.
Ese otoño de 1997, el abogado de los consumidores resurge para liderar un enésimo combate: denunciar públicamente la hegemonía de la firma de Gates. ¿Qué pudo suscitar tal vocación en un hombre que puedo haber sido considerado alejado del mundo de la tecnología? Un clamor total, evocador, como una ola salida de las entrañas del océano, con una sorda lamentación. Semana tras semana, la oficina de Nader recibe la visita de demandantes y protestantes que expresan sus miedos y críticas frente a las supuestas prácticas de Microsoft.
Al inicio, Ralph Nader estuvo inclinado a rechazar tales recriminaciones, como reflejando un sentimiento de celo frente a una empresa con un éxito radiante. Pero la incredulidad progresivamente dio lugar a la estupefacción. Los acusadores llegan de horizontes muy diversos, como la informática, la banca, las aseguradoras, la concesión automóvil, las agencias de viaje, la televisión, el cable, la prensa y el sector del ocio... Estos se ocupan seguido de posiciones altas en su sector. Nader cambió de actitud cuando descubrió que Microsoft inspiraba un miedo profundo a sus socios, al punto de intentar una autocensura de intereses.
Habría peligro cerca. Para favorecer un debate de escala nacional, Nader decidió organizar una conferencia oficial el 13 y 14 de noviembre de 1997 para evaluar los riesgos inherentes al demasiado poderoso control de Microsoft sobre el sector de la informática.
En espera de la conferencia, los medios asignan al abogado de sus asuntos. ¿Que tendría que reprocharle a Microsoft? Las “tácticas en base a la intimidación”, responde el interesado, quien agrega que inicia tal campaña con el objetivo de educar al público sobre las consecuencias de las “técnicas monopolísticas” que practicaría ese editor y que “no tendrían precedentes”.
Nader es impresionado particularmente por que el nº1 del software, usualmente muy preocupado por sus ingresos, se muestra listo para ofrecer gratuitamente Internet Explorer, su “navegador” (software de consultas) Web. Según él, la ambición de Gates sería eliminar toda concurrencia para poder gobernar el Internet en el futuro e imponerle un derecho de peaje imparable. A diferencia de Netscape, actual líder del sector de los navegadores, Microsoft puede permitirse perder dinero por todo el tiempo que le fuese necesario, el tiempo para eliminar a su rival del mercado.
Varias personalidades reconocidas confirman que esperan aportar su testimonio en el transcurso de las sesiones del 13 y 14 de noviembre. Entre estas están Gary Reback, quien en los últimos años se volvió el abogado anti-Microsoft por excelencia, y también Scott McNealy, presidente de Sun, Christine Varney, una antigua miembro de la FTC, y Roberta Katz, consejera jurídica de Netscape.
Ralph Nader escribe personalmente a Gates el 2 de octubre para invitarlo a dar un discurso en la conferencia organizada en Washington. Él insiste con el deseo expresado por Gates en su libro, La Ruta del Futuro, de “abrir un diálogo sobre la manera en que la sociedad debería formar su futuro en una época de prodigiosas revoluciones tecnológicas”. Nader estima que Gates, como arquitecto y filósofo de las autorutas de la información, debería estar muy alegre para aprovechar una ocasión así para defender sus opiniones.
La respuesta oficial de Microsoft llega el 14 de octubre escrita con la pluma de William Neukom, quien dirige el servicio jurídico. Lamentando que la conferencia “provea una plataforma para los especialistas anti-Microsoft y a concurrentes que no dudarían en declamar sus letanías de cien páginas en un esfuerzo de manipular la opinión pública contra nuestra empresa”, él pide una visita a la oficina de Nader para mejor comprender los motivos que animan su grupo de reflexión. Para su defensa, Neukom vanagloria el dinamismo de la industria del software: “es posiblemente la más competitiva y la más dinámica del planeta. Los consumidores son los primeros en beneficiarse. (...) En cuanto a Microsoft, esta representa menos del 4% de los 250 mil millones de dólares de la industria estadounidense del software”. Conforme a sus deseos, una reunión entre los representantes de Microsoft y de Nader se realiza el 20 de octubre. De ello resulta que Gates no asistiría a Washington.
Nader vuelve a la carga el 4 de noviembre, lamentando que ni Gates ni ninguno de los ejecutivos importantes deseasen participar en su conferencia. “Para contar con una diversidad de visiones en la audiencia, renovamos nuestra invitación y reservamos una serie de asientos para los participantes de su compañía”. Esta segunda petición no tiene ningún tipo de efecto.
La justificación de la ausencia del nº1 del software en Washington llega el 13 de noviembre en la mañana a los monitores, mientras que quinientos participantes se preparan para llegar el Omni Shoreham Hotel de Washington. Bob Herbold, vice presidente ejecutivo de Microsoft, se defiende con una carta abierta irónica, agresiva y argumentada. Percibiendo la conferencia como a una “conclave de críticos”, él le reprocha el no invitar más que a oponentes que tuvieron o no conexión con el plan jurídico relacionado al nº1 del software, o incluso competencia y críticos conocidos. Herbold agrega que sugirió la presencia de varios miembros de la industria que hubiesen podido equilibrar el debate, y que Nader lo rechazó.
“Bajo esas condiciones, ¿cómo hubiésemos podido hacernos presentes?”, escribe Herbold. “Eso sería como encontrarse en una emboscada con francotiradores de élite esperando en lo alto de cada colina”.
El vicepresidente de Microsoft reprocha igualmente a Nader por hacer pagar 1000 dólares para la participación en una conferencia que supone proteger al consumidor, sabiendo que “Novell distribuyó una cuarentena de entradas gratuitas a sus amigos cercanos”. Y se impresiona de que Nader haya anunciado tal conferencia en una página entera de un periódico nacional, lo que tiene un costo de 50,000 dólares, cosa poco compatible con los medios de una asociación con fines no lucrativos.
Herbold busca inmediatamente desmontar la credibilidad de los participantes. Él afirma que Garu Reback llegaría por el gran número de concurrentes de Microsoft, y que su superior en jerarquía es parte del consejo de administración de Novell. Él le recuerda que Scott McNealy dirige una enorme empresa – Sun obtiene un ingreso de 8,8 mil millones de dólares – y lo acusa, bajo el pretexto de promover los méritos de Java, un lenguaje desarrollado por Sun, de querer controlar con ella la tecnología y la marca mencionada. En cuanto a Christine Varney, quien se presenta como a una antigua miembro de la FTC, Herbold insiste sobre el hecho que ella es una consultora remunerada para Netscape. Finalmente, Herbold rechaza las acusaciones de monopolio y afirma que Windows crea empleos: más de 500 empresas aparecen cada año gracias a su sistema operativo.
Otra sorpresa espera a los conferencistas. A la entrada del Omni Shoreham Hotel de Washington, dos representantes de una compañía de relaciones públicas intentan animosamente desviar el flujo de los invitados. Portando insignias con el escrito “Ralph Nader no puede hablar en mi nombre”, estos invitan a todos a asistir a un meeting competencia organizado en el mismo hotel y durante el cual varios aliados de Microsoft esperan participar para vanagloriar sus méritos. Esta diversión sigue siendo simbólica en lo esencial.
Además de Gary Reback, Scott McNealy y Christine Varney, el panel de conferencistas cuenta con el presidente de la edición de software Sybase, un procurador general de Texas y otras autoridades. Según lo que declaró Nader, otros participantes reconocidos pudieron haberse unido a la conferencia, pero no osaron hacerlo. “Un gran número de ejecutivos importantes de la industria me afirmaron estar muy atemorizados de represalias para elevar la voz públicamente”. Varios personajes clave deseosos de expresar sus penas fueron disuadidos por los presidentes de sus compañías. Nader previó por un tiempo un sistema comparable al “programa de protección de testimonios” del FBI para permitirles expresarse bajo la cubierta del anonimato. Según él, tal nivel de autocensura y de intimidación sería perjudicial para los consumidores por el hecho que experimentarían una ralentización de innovación.
Vestido de manera sobria, Nader presenta a cada participante, luego se sienta en un rincón del salón. Su espalda curvada sobre su bloc de notas, el abogado pasaría lo esencial de los dos días tomando nota tras nota.
Gary Reback es el primero en atacar. Nativo de Tennessee, el pequeño y astuto hombre de 47 años porta unas gafas que acentúan su apariencia de buen estudiante lleno de astucia. Combativo, el abogado de la Silicon Valley acusa a Microsoft de querer apoderarse del Internet y convertir su espacio libre de circulación de información en autoruta con peaje. “Imaginen que llegaron a una tienda de zapatos y que allí les ofrecen un solo modelo y un solo número: es básicamente esa misma situación la que existe hoy en el mercado de los ordenadores personales”.
Para apoyar lo que dice, el abogado californiano muestra a la audiencia una diapositiva del sitio Web de Warner Brothers que porta la indicación: Usted no puede leer este contenido a menos que utilice el navegador de Microsoft. “Tal dictamen muestra un deprecio de los estándares abiertos de la Web. Cualquier editor debería poder crear un navegador que permita consultar cualquier sitio. Pero la ambición de Microsoft es imponer sus propios estándares en la Web con un objetivo final de controlar el contenido”, explica Reback.
Reback ironiza también la manera en la que Gates es descrito en la enciclopedia electrónica Microsoft Encarta. En la primera edición, el presidente de Microsoft era descrito como un “competidor feroz que parece aportarle más valor a la victoria en un entorno competitivo que al dinero”. La nueva descripción indica que “Gates es conocido por sus contribuciones a organizaciones caritativas y educativas”. Reback insinúa que no se está seguro de si se habla del mismo hombre.
El testimonio de Mitchell Kertzman, presidente de la edición Sybase, no es menos incisiva. Sybase estuvo aliada a Microsoft por largo tiempo, pero finalmente dejó de lado tal relación. Kertzman declara que la dominación de la Web no sería más que una etapa para Microsoft. El objetivo final sería suplantar a los bancos, revistas y otras industrias – recibiendo una comisión, por más pequeña que fuese, en cada transacción. “Asimilo a Microsoft como a un gran tiburón blanco” dice Kertzman haciendo que la audiencia se ría. Como todo un predador, el editor de Windows debe continuar devorando a otros pequeños peces para sobrevivir, y poder terminar tragándose todo lo que se le cruza.
La prestación de Scott McNealy es muy esperada. El cuadragenario que preside Sun se volvió después de algunos años uno de los más grandes detractores de Gates. En una entrevista hecha para Times al final de 1996, él compara a Microsoft con las fuerzas del Imperio y a las de Sun con los rebeldes. No obstante, McNealy puede jactarse de un camino similar al que él percibe como el de Darth Vader: como este último, él hizo sus estudios en Harvard y dirige una de las compañías más dinámicas del mercado de la informática – la acción de Sun tuvo un salto de 550% en cinco años.
McNealy se distingue por una capacidad a engendrar palabras crueles e incisivas. Comparó a Windows claramente con un plato de pelos rizados y regurgitados por el cato del conserje. En otros momentos, él pronunció la idea de lanzar un kit que permitiera purgar Windows de un PC.
Sin embargo, ese 13 de noviembre el burlón enfundó su arma y se muestra poco en forma. ¿Acaso fue el anuncio de la misma mañana de una caída de la acción de Sun que llegó debajo de los 30 dólares, cuando esta había pasado los 50 dólares al final del verano, lo que lo puso timorato? McNealy opta por un discurso sorprendentemente informativo: “Pongan un micro frente a mí e, instintivamente, yo le pondría una válvula o dos. Esto llegaría a algún periódico, pero podría desviarnos de las cuestiones importantes que discutiremos el día de hoy”. McNealy reconoce que Gates, en lo esencial, efectúa el trabajo que supone hacer si no es él quien manifiesta por ello celos particularmente agudos.
"Como dirigentes de empresas, nos pagan para establecer nuestro dominio para poder entrar en otros mercados. Pero hay un punto en el que el gobierno debe intervenir".
De manera general, el tono de los oradores parece medido, como si lo deseasen, por una actitud relativamente reservada que evita toda tentativa de deformación por los medios.
Ralph Nader, quien se presta a preguntas de los periodistas alrededor de una mesa redonda[58], entre en un momento a la moderación.
- Bob Herbold, en su carta abierta, supone que usted no invitó a nadie más que enemigos pronunciados de Microsoft, y que todo fue hecho desde el inicio para su desprestigio.
- Ese no es el caso, replica el abogado de los consumidores. Gates y sus colegas pudieron beneficiarse de un tiempo de palabra consecuente. Nosotros los invitamos varias veces. Pienso que prefirieron boicotear la conferencia para poder decirle a la prensa: lo ven, Nader solo le da la palabra a los oponentes.
- Según lo que usted declaró, ¿usted hubiese despreciado la participación de ciertos oradores?
- Esto sobrepasó lo que yo nunca había imaginado. Los constructores de ordenadores generalmente rechazaron comunicarse, lo cual es comprensible teniendo en cuenta que sostienen acuerdos de no divulgación, pero todo hubiese ido bien a pesar de eso. Consideramos sociedades de tamaño modesto, proveedores, consultores, start-ups que nos dijeron: “estamos ligados a Microsoft, por lo que no tenemos opción.” Me parece que todo se trata de técnicas de intimidación, y lo menos que puedo decir es que estas son eficaces.
- ¿Estas sociedades tienen miedo de represalias?
- Es desconcertante... Varias compañías, aún si claramente Microsoft anunció que se esmera en extinguirlas, no desearon venir a nuestra conferencia. Nunca antes había visto algo así. En algunas empresas, los dirigentes están aterrorizados con la idea de que Microsoft podría contratar a sus mejores talentos ofreciéndoles bonificaciones consecuentes. Eso sería el fin de tales compañías que, para muchas de ellas, no tienen más que cuatro o cinco empleados ingeniosos.
- ¿Por qué ha dedicado tanto tiempo en interesarse en Microsoft?
- Porque el fenómeno alcanzó un tamaño crítico. Los objetivos de Microsoft, y yo no hago más que citarlos, harán desaparecer a varias compañías y controlarán los puntos de estrangulación de esta profesión. Es necesario que la gente como nosotros, encontrándonos fuera de su influencia, pueda desatar una evaluación pública de lo que Microsoft hace. Las compañías aseguradoras y los bancos son amateurs en lo que es el software. Microsoft está en posición de llevar a esas empresas a su terreno y aplicar una estrategia ya probada: ser socios al inicio, luego competencia más adelante. Además, esta no se asocia más que con los grandes, nunca con los peces pequeños. En el dominio del cable, ellos compraron al número tres, luego buscaron realizar un deal con el número uno. Ellos aprenden la actividad gracias a su asociación, luego, si la empresa aliada no coopera como previsto, Microsoft se eyecta. Lo que nos lleva a la cuestión de saber si el enfoque de Microsoft no lleva a una concentración de oligopolios.
- ¿Usted no piensa que Microsoft se contenta con proveer el software a todas estas empresas?
- No... Ellos deben crecer siempre a gran velocidad. Como lo dijo Andy Grove de Intel en el título de su libro: solo los paranoicos sobreviven. Gates y Ballmer adquirieron un estado de espíritu equivalente a que si no controlan todo, no controlan nada. Ellos están fascinados por la experiencia IBM y Digital, las cuales no supieron hacer un giro en el momento indicado. Todo esto entretiene una actitud lastimosa y agresiva.
- ¿Qué piensa usted del tono de la respuesta de Microsoft en el Ministerio de Justicia que dice que esta puede hacer lo que quiera?
- Una situación similar era imposible en los tiempos de AT&T e IBM. Los presidentes de estas empresas no tenían ninguna relación con el presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos. Podría ser que, desde los puestos alejados de Redmond, estos tengan la impresión de que “si Gates puede llamar a Clinton y a Gore por sus nombres”, el Ministerio de Justicio no podría tomar posiciones demasiado lejos de la cima. Incluso hasta hace poco yo también pensaba así. Pero aparentemente algo pasa a nivel del Ministerio de Justicia que concierne su integridad y que los puede hacer ir hasta el final. En cambio, Microsoft parece actuar bajo la idea de que esta avanza demasiado rápido y que el juicio anti-trust sería obsoleto mucho antes que este pueda ser resuelto – en tres, cuatro o cinco años. Ellos saben muy bien como retrasar tales plazos: sus gabinetes de abogados los han informado. Entonces el gobierno habría nombrado ya a otro responsable de la División Anti-trust, un nuevo Produrador General, el presidente de los EUA habría cambiado, etc. Esto los conforta entonces en su posición.
- Herbold presume que usted pagó 50,000 dólares por las tarifas de publicidad relativas a la conferencia. ¿Está él en lo correcto?
- Los 50,000 dólares mencionados son un error. Nosotros únicamente pusimos una publicidad en la edición californiana del New York Times, lo que nos costó 3,200 dólares. Evidentemente, ellos no se toman la molestia de verificar los que dicen. Seguramente tienen la costumbre de pasar publicidades en el New York Times y eso les cuesta 50,000 dólares por una publicación nacional.
- ¿Usted dice entonces que sintió un cambio en la actitud del Ministerio de Justicia?
- Sí... Microsoft no se ayuda mucho con sus comentarios deliciosamente agresivos. Cuando Steve Ballmer se permitió decir: “¡que Janet Reno se valla al diablo!” imagino como esto debe resonar para los abogados de la División Anti-trust. Si Ballmer quiere hacer horas suplementarias, pues no conseguiría nada diferente.
- Usted declaró que Microsoft es único en su carácter despiadado. ¿Qué quiso decir con eso?
- Hablaba de un factor de “intimidación”. La estrategia de empresa multidireccional de Microsoft es una de las más complejas que jamás existió en el mundo. Solo se le puede comparar al Imperio Británico en términos de ambición.
- ¿Se mantendrá usted personalmente involucrado en esta campaña?
- Sí, hasta que esta no tenga un impulso suficiente para auto-impulsarse.
La convención continúa el 14 de noviembre por la mañana con una presentación memorable. Sam Goodhope es una asistente del Ministerio de Justicia de Texas. Frente a una audiencia atenta, Goodhope declara que su gabinete hizo demandas contra Microsoft una semana atrás. ¿El motivo? Los “acuerdos de no divulgación” en virtud de los que toda empresa que desearía relacionarse con los investigadores del gobierno debería previamente informarle a la compañía de Redmond. Goodhope explica que le pidió a un juez invalidar los acuerdos. Y él se lanza también a buscar testimonios. “Necesitamos que nos ayuden a ayudarlos a ustedes. Son muchos los que se quejan, pero hay que hacerle frente. Si tienen miedo de comunicarnos información, nosotros no podemos realmente hacer nuestro trabajo”.
Christine Varney, antigua miembro de la FTC, inicia su intervención reconociendo sin rodeos que el gabinete jurídico en el que ella colabora en el presente, Hogan & Hartson, cuenta con Netscape entre sus clientes. Esta demanda que los constructores no tengan miedo: “De un extremo al otro de nuestro país escuchamos rumores relacionados a las supuestas fechorías de Microsoft. Pero no podemos iniciar un juicio bajo simples insinuaciones”. Según Varney, si la División Anti-trust del Ministerio de Justicia no pudo actuar eficazmente en el pasado, eso fue porque un gran número de quejas se niegan a dar un testimonio abierto. Ellos temen no ser invitados nuevamente a conferencias de desarrolladores, ver a sus nombres en una lista negra, o incluso peor: que Microsoft contrate a sus mejores ejecutivos con un precio de oro. “Es frecuente que nos encontremos en un coctel una una tarde a alguien que cuenta historias increíbles relacionadas a Microsoft. Al día siguiente a las 9, cuando nos presentamos en su oficina como miembros del gobierno federal, ellos no desean hablar más.” Ella insiste además sobre el hecho que no existen los “monopolios bondadosos”, y que por naturaleza tales empresas llegan a tener el equivalente de gastos excesivos. Nader corrobora esa tésis afirmando que el margen de 90% realizado por Microsoft sobre sus software sería un ejemplo extremo de lo que denuncia Christine Varney.
Otro momento intenso de la convención llega al mediodía con la intervención de Steve Sussman, un abogado texano representante de la sociedad Caldera en un juicio anti-trust contra Microsoft para ser juzgado en noviembre de 1998. Caldera le compró el sistema DR-DOS a Novell en julio de 1996 y constató varias infracciones. Por ejemplo, los usuarios que instalasen Windows 3.1 sobre DR-DOS recibirían mensajes de errores engañosos, como para reprocharles el haber escogido un sistema competencia de MS-DOS. “No podría decirles mucho dado el estado actual de las cosas” declara Sussman. Él declara que Caldera espera terminar el trabajo que el Ministerio de Justicia dejó sin terminar. Sussman se entretiene con titilar a su adversario paseándose por los bordes de los límites autorizados. Así, él lee en vos alta cartas provenientes del servicio jurídico de Microsoft que le desaconsejan revelar lo que sea que hubiese encontrado en su investigación. Sussman sube el tono y afirma que, de todos los individuos de los que registró una declaración, Gates fue quien más se fue por las ramas: “Él no estaba en posición de darme una sola respuesta clara. Se mostró arrogantes, insensible y lioso”.
A modo de conclusión, Nader levanta el espectro de un Internet que llegaría a asemejarse a la televisión: ascéptico, bajo control y con peaje una vez estando en el dominio de Microsoft. “Podríamos encontrarnos con un Internet camuflado, censurado, facturado, engañoso, manipulador y dispuesto a controlar”.
Ese viernes 14 de noviembre, Gates está activo. Él asiste a una reunión totalmente de otro tipo: el encuentro con sus accionarios. Financieros más alegres que nunca de haber confiado en el nombre de Microsoft – su precio progresó un 80% en tan solo un año.
Bill Gates aprovecha su presencia en tal tribuna para denunciar la “caza de brujas”. Deplorando la intensificación de “actividades anti-Microsoft coordinadas por nuestros principales rivales”, él pronuncia un dicho eficaz: algunos concurrentes aparentemente consideraron que la mejor manera de batallar consiste en financiar tales acciones. El hombre que da una perpetua sonrisa a sus inversores agrega que apreciaría ver un mayor reconocimiento de la contribución positiva de Microsoft en la revolución informática: “No estamos en un país en el que se castigue el éxito y los productos de calidad”. Como es de esperarse, los accionarios reciben su discurso con una ovación intensa.
Dos días más tarde, Gates está en las vegas para dar la presentación principal de la conferencia anual de la micro-informática: el Comdex. De las diez mil personas que hicieron fila por varias horas, como para un concierto de rock, solo siete mil pueden entrar en la sala del Aladin Theater. Su paciencia es recompensada por el show de un Bill en buena forma. Estando en una nube, el visionario alimenta un discurso optimista que incluye varios puntos humorísticos. Parodiando una emisión humorística célebre en los EUA, él dice una lista de las 10 razones por las que adora su PC, entre las cuales están:
«Razón número 5: en un fin de semana, puedo sentarme frente a mi PC, colaborar con mis abogados del mundo entero, aportar mis comentarios en un documento jurídico y enviarlo por Email al Ministerio de Justicia»
«La número 1 es la siguiente: puedo usar Microsoft Carpoint para mostrarle a Ralph Nader mi colección de Corvair».
En otro momento, él deja pasar gentilmente unos segundos para reírse de sí mismo afirmando: “Toda mi casa está conectada a un PC. Me es suficiente con encender un bombillo para obtener un mensaje de error de Windows”.
El video que acompaña su discurso es del mismo todo. Se ve claramente como recuperar microprocesadores 16 bits obsoletos para confeccionar ornamentos del abeto navideño. De manera más seria, pero con una seguridad impresionante, Gates promete que en el transcurso de los siguientes dos años todos podrían ver el progreso en el dominio del reconocimiento vocal. “La rapidez de los microprocesadores y la memoria disponible están a punto de volverse suficiente para que sea posible integrar esa tecnología en las aplicaciones para el gran público”.
Sin embargo, a pesar de la euforia mostrada, Microsoft atraviesa uno de los periodos más controversiales de su historia. Sus deberes no se detienen con las imprecaciones lanzadas por el defensor de los consumidores. Janet Reno, la ministra de Justica termina encontrando que el acuerdo extrajudicial, propuesto por Ann Bingaman y aprobado en junio de 1995, tiene varios agujeros. Varios estados (Texas, Massachusetts, Nueva York, California, Connecticut, Óregon) empezaron sus propias investigaciones de “prácticas anti-competitivas”. Asuntos similares se llevan a cabo en Japón. En octubre, a Karel Van Miert, comisario de Competencia de la Comisión Europea, se le entregan varios documentos relacionados a prácticas comerciales desleales. A pesar de las apariencias, las nubes se amontonan...
Uno de los ataques hechos por Nader contra el líder del software esta relacionado con la despreocupación que pondría en evidencia esa última faceta de las acusaciones que surgen de la empresa desde el inicio de los años 90: “Gates vive en un mundo de Realidad Virtual, desconectado del hecho que los abusos de poder e intimidaciones practicadas por su compañía llegarían a ser un problema para el público.”
El análisis que propone no está muy lejos de la verdad. Estando en lo correcto o no, Bill Gates escogió tomar altitud frente a sus manifestaciones de reprobación, de tratarlos como simples incidentes del camino, como eventos vividos y olvidados, barridos por el flujo de resultados económicos siempre tan impresionantes. Tal actitud despreocupada toma comodidad en la popularidad constante de Microsoft y el éxito continuo de sus software. Sin embargo, ¿no estará la brecha imperceptiblemente en proceso de cruzarse con la succes-story de Seattle y el público americano?
Solo queda que Gates tiene el derecho de saborear sus instantes de beatitud que induce su fabuloso éxito. Así de increíble como puede parecer, Microsoft regresa desde lejos. Dos años antes, era oportuno burlarse del dragón de Seattle y predecir su hundimiento próximo. Motivo invocado por “les Cassandre”: el coloso del oeste no vio venir a tiempo la ola del Internet y todo indicaba que la compañía sería barrida por esta...