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26 - La conquista del Internet

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La World Wide Web... La idea de esta “telaraña mundial” surgió en 1989 en el interior de Tim Berners-Lee, un investigador que operaba en e CERN de Ginebra. Él ignoraba que llegaría a cambiar la apariencia de la informática.

En esa época, la red Internet conecta cerca de cuatro millones de usuarios del mundo científico y universitario. Decenas de miles de tesis son accesibles desde ordenadores de Brasilia, Toulouse, Chicago, Tokyo, Calcutta... Faltaba un sistema que permitiese conectar documentos de manera coherente. Un método gracias al cual un investigador que está interesado en el efecto invernadero pueda encontrar fácilmente textos relacionados sin importar dónde estos se encuentran en el planeta.

Tim Berners Lee define un mecanismo gracias al cual los documentos publicados en Internet pueden incluir líneas a las que se les dice “hipertexto”. Las páginas de información diseminadas en el mundo se encuentran conectadas unas a otras por una especie de telaraña invisible. La World Wide Web ve la luz del día.

La aparición de la “Web” marca una etapa mayor en la historia del Internet. Por  primera vez los investigadores pueden acceder fácilmente a incontables bibliotecas de datos repartidos en el mundo. El modelo sería perfecto si no hiciese falta masterizar algunos comandos oscuros del sistema Unix.

Para que la Web sea realmente accesible para los no informáticos, tendría que existir un software que permitiera “navegar” en esa telaraña de manera natural. Un “navegador” que estuviese disponible para todos.

La iniciativa llegaría de un joven estudiante rubio de la Universidad de Illinois con un nombre que revela orígenes escandinavos. Así como Gates, Marc Andreessen es un superdotado que se distingue por un recorrido escolar ejemplar, incluso si frecuentemente faltaba a clases. Al final del año 1992, Andreessen, fascinado por el Internet, sueña con crear un software que ocultaría la complejidad de la Web con la cubierta de una interfaz gráfica tipo Macintosh/Windows.

Es seguido de una ardiente discusión con un colega en el café Expresso Royale que se toma la decisión de poner manos a la obra. Con la ayuda de seis otros estudiantes y sin ningún objetivo comercial, Andreessen consagra ocho semanas intensivas para la creación de un programa al que bautiza Mosaic. Con tal software, la navegación en la Web se vuelve un chiste: un simple clic en una imagen es suficiente para pasar de una página de información a otra. Alegres con su creación, los chicos ponen su software en descarga gratuita en varios foros de Internet.

1993 es el año del despegue del Internet para el gran público. Habiendo sido ablandadas las condiciones de acceso, el precio de acceso cayó vertiginosamente. Al Gore, vicepresidente de los EUA, citó a la red Internet como a un modelo de famosas autorutas de la información que pretenden conectar cada hogar estadounidense en el futuro.

Un fenómeno de boca en boca se desarrolla progresivamente respecto a Mosaic. Quien “surfea” en la Web gracias a ese software descubre de una curiosa mezcolanza: obras de Shakespeare, clips de los Rolling Stones, Encyclopedia Britannica, reproducciones de lienzos de Dalí... Una visita así da vértigo. Las colosales reservas del conocimiento humano parecen abrirse sin reservas para todos.

Ayudado por la gratuidad de su difusión, Mosaic es adoptado por la mayoría de usuarios de Macintosh y de los PC con Windows. El National Center for Supercomputing Applications (NCSA) de la universidad de Illinois, cuna de Mosaic, recibe cien mil peticiones de descarga por día. El 8 de diciembre del 93, el New York Times se entusiasma con el software de Marc Andreessen, el cual califica de “la aplicación irresistible más esperada para el Internet”.

Al inicio del año 1994, un apuesto hombre de cincuenta años de nombre Jim Clark descubre Mosaic. La profusión de información accesible desde un simple ordenador lo deja boquiabierto: por la literatura, las imágenes, los sonidos de como si lloviera... La atmósfera que reina sobre esa feria telemática sobrepasa a la imaginación. Clark está lleno de una intuición extraordinaria: ¡el siguiente El Dorado de la era numérica se encuentra aquí!

Clark no es alguien nuevo. Como figura de leyenda de la informática, él dio sus primeros pasos en los años 70 al escribir una tesis de vanguardia sobre la Realidad Virtual. En 1981, después de tres años de enseñanza en la prestigiosa universidad de Stanford, fundó Silicon Graphics con el objetivo de crear ordenadores para la vocación gráfica. Doce años más tarde, las estaciones de trabajo de Silicon Graphics son frecuentemente usadas en Hollywood para crear los efectos especiales de películas como Abyss o Terminator. Pero en el presente, Clark se aburre y sueña con una nueva aventura en el universo multimedia. El visionario intrépido choca contra la oposición feroz de accionarios y de la dirección general de Silicon Graphics. Decidido, él escoge renunciar y vende a su vez 10 millones de dólares de acciones de la sociedad que fundó.

Febril, el quincuagenario entra en contacto con Andreessen. Persuadido de que la Web se volvería el mass media del futuro, Clark visualiza la creación de una versión comercial de Mosaic, la cual haría incluso más simple el acceso a Internet. Para eso, él le propone a Andreessen crear una nueva edición de los software. El programador acepta la proposición. “Crear una compañía da la impresión de hacer una cosa anormal en Illinois” confesaría luego Andreessen.

Al inicio del año 1994, Bill Gates, lejos de estar preocupado por la Web, consagra lo esencial de los esfuerzos de diversificación de Microsoft a promesas de un concepto: la futura televisión interactiva. Del mismo modo que varias grandes empresas, Microsoft teje una red de alianzas complejas con sociedades del mundo de los medios, del teléfono y del espectáculo.

En enero, Gates recibe un documento redactado por un técnico de la compañía, James Allard, quien milita desde hace varios años a favor de que Microsoft se interese en el Internet. Atónito por el potencial de Mosaic, Allard pide el desarrollo de un software de navegación similar hecho por Microsoft. Su sugerencia hubiese pasado desapercibida si la suerte no hubiese estado con él.

Es por un curioso azar meteorológico que Stefen Sinofsky, uno de los consejeros técnicos de Gates, toma consciencia del fenómeno Web[59]. Al final de los reclutamientos, Sinofsky volvió a la universidad de Cornell en la que antes fue un estudiante. Ese mes de febrero, al momento de volver a irse del aeropuerto a Nueva York, una tormenta de nieve evita que su avión despegue. Decepcionado, Sinofsky regresa al campus de Cornell. Lo que ve al regresar lo deja con la boca abierta: entre dos cursos, los estudiantes se precipitan a los ordenadores para conectarse al Internet. ¡En menos de un año, una verdadera cultura Web se extendió en el mundo estudiantil! Con pasión, varios estudiantes crean y mantienen servidores acerca de Madonna, vinos californianos o astronomía, animados por el placer de compartir. Atónito, Sinofsky se da cuenta que un fenómeno está a punto de surgir en la sociedad, y que este se desarrolló por sí mismo, como por generación espontánea.

Todavía en shock, Sinofsky alerta a Gates de lo que acaba de apreciar. ¡Las autorutas de la información existen! Estas se desarrollan libremente en la Web. De un extremo al otro del planeta, una “good vibration” puede compartirse gracias al software Mosaic. Muy alegre de haber encontrado en Sinofsky al aliado tan esperado, James Allard va a la carga. La fuerza de convicción de los dos defensores de la Web es suficiente para que un primer seminario de reflexión sobre el tema sea organizado el 5 de abril de 1994. Irónicamente, un día antes Jim Clark y Marc Andreessen fundaron su edición de software: Mosaic Communications Corp. Estos no tardaría en rebautizarla como Netscape Corp.

La reunión de reflexión de Microsoft se lleva a cabo en la Shumway Mansion, una mansión que data desde inicios de siglo situada cerca de la ciudad de Kirkland. La visita de la Web parecía tratarse de una aventura embriagante en cuanto a que había cosas que explorar: arqueología, juegos, cine, imágenes del Louvre, revistas de fans electrónicas, etc. Sin embargo, Bill Gates se muestra escéptico frente a los potenciales de la Web. En mayo de 1993, aprobó el desarrollo de un servicio pago en línea, Microsoft Network, bajo el modelo de AOL (America On Line), y este modelo le parece más rentable que la Web. Como lo reportaría David Marquardt, uno de los miembros del consejo de administración de Microsoft en Business Week: “Él estaba preocupado por el hecho que el Internet es gratuito. Él no visualizaba como sería posible ganar dinero en esa red”. Sinovsky y Allard remarcan un punto. En la reunión, se decide que el TCP/IP – la norma de comunicación inherente al Internet – estaría integrada en Windows 95.

Pasan varios meses. El 15 de agosto, otro consejero de Gates, Benjamin Slivka, pide el desarrollo rápido de un navegador Web y recomienda incluso integrarlo en Windows 95. Una vez más, esta apología de la telaraña mundial y de Mosaic no resuena en Gates.

Bautizado como Netscape Navigator, el nuevo software realizado por Andreessen está listo en septiembre. Como estrategia final, Clark considera preferible inicialmente seguir el ejemplo de Mosaic. Al distribuir gratuitamente Netscape Navigator en el Internet, sería posible establecerlo rápidamente como un estándar incontrolable – solo los clientes que desean beneficiarse de asistencia técnica deberían pagar el equivalente de 500 francos. Para velar con el destino de la start-up, Clark recluta a un ejecutivo de primer plano, James Barksdale, presidente de McCaw Cellular, para tomar la jefatura de Netscape.

El arranque fulminante de Netscape desde su lanzamiento el 14 de octubre de 1994 llega a todo el mundo. El “navegador” creado por Andreessen se impone como el software de elección para surgear la Web: 80% de visitantes de la telaraña mundial declaran usarlo. Netscape llega en un buen momento para aprovechar la explosión del Internet, al cual se dice que se conectan ya treinta millones de individuos de todo el mundo.

Netscape Corp se vuelve la empresa fetiche de los internautas, y Marc Andreessen, ilustre desconocido algunos meses antes, se vuelve uno de los héroes de la nueva cultura en proceso de emerger a través de la “Net”. Habiendo impuesto un estándar, Clark prevé proponer su software en versión paga y ofrecer servicios anexos a empresas (servidores, comercio electrónico...).

El increíble despegue de Netscape desata un verdadero sobresalto en los muros de Redmond. El Internet se vuelve una realidad que nadie puede ignorar. El instituto Hambrecht & Quist prevé más de trescientos millones de usuarios de la Web en el año 2000. Benjamin Slivka hizo bien al indicar que sería esencial incluir un navegador Web en la gama Microsoft. Para ganar tiempo, él propone la compra sin esperar ni un segundo de un navegador que desarrolló una pequeña compañía de Illinois: Spyglass. Sin embargo, al inicio del año 1995, toda la atención del número uno del software parecía estar centrada en un software cuya salida no podía retardarse más: Windows 95.

Parece que los eventos se precipitan con una gran rapidez. La llegada de Netscape en la arena del software parece aliviarle el corazón a la competencia de Gates. Uno a uno, los gigantes de la informática, comenzando por IBM y Sun, se asocian con Netscape, muy alegres de ver aparecer a una alternativa del omnipresente Microsoft. Parece que la Web podría servir de base a una reconquista del terreno perdido. Para esto, Sun dispone de un truco bajo la manga: una especie de esperanto informático llamado Java.

Hacia finales de los años 80, una pequeña división de Sun dirigida por alguien llamado James Goslin trabajaba en un proyecto de decodificador para la televisión digital. De estos empeños nació un lenguaje de programación particularmente flexible. Este se bautizó como Java, nombre de una variedad de café apreciado por los investigadores de Sun.

El decodificador nunca vio la luz del día. A cambio, el lenguaje de Sun pulido en sus laboratorios parece estar particularmente bien adaptado a la World Wide Web: al incluir mini aplicaciones Java en las páginas Web, sería posible enriquecerlas con animaciones, sonidos, interactividad...

La ofensiva es lanzada el 23 de mayo de 1995, fecha en la que Sun anuncia poner a Java a la disposición de la comunidad de desarrolladores del Internet. A través de este lenguaje se diseña una sorprendente estrategia de caballo de Troya.

Una de las ventajas de Java es crear una independencia entre las aplicaciones y el sistema operativo. Un programa escrito en Java puede funcionar en cualquier ordenador dotado de un “intérprete” Java (un software capaz de ejecutar las instrucciones Java).

De la noche a la mañana, la informática tiene un cambio notorio. Java podría volverse un lenguaje universal, permitiendo escribir aplicaciones independientes de cualquier sistema operativo y, por lo tanto... de Windows. Desde varios años atrás, los ejecutivos de Oracle, Sun, Silicon Gráphics e IBM sueñan, sin creer en ello demasiado, con una solución que permitiría hacer pedazos al imperio erigido por Gates. Un viento de libertad parece soplar en el universo de la informática.

Netscape es la primera compañía que firma una licencia Java y Andreessen se encarga de hacer que su navegador sea compatible con ese lenguaje. Pero el encuentro con Java es tan rápido como unánime con los grandes de la informática. Larry Ellison, presidente de Oracle, segundo editor mundial de software, toma el liderazgo de una cruzada que busca una alternativa a la pareja Intel/Microsoft. El ordenador del futuro, según Ellison, funcionaría como una terminal conectada al Internet y podría perfectamente proveer la economía de Windows. Incluso le da un nombre: el Network Computer (ordenador red) o NC. Gracias al NC, los usuarios podrían descargar aplicaciones Java desde Internet. “Microsoft fue miserablemente arrastrado en el dominio de las Aurotutas de la Información” dice Ellison, siempre alegre de burlarse de su competidor.

El frente organizado alrededor de la pareja Netscape y Java actúa como una señal de alarma para Gates, quien percibe un poco tarde el rango de la amenaza. Las burlas proferidas por Larry Ellison y Scott McNealy de Sun amplifican el sentimiento que es tiempo de reaccionar. Cuando Gates es puesto en una situación de desafío, él se transforma en samurai.

El 26 de mayo de 1995, en el seno de un documento titulado “La conmoción del Internet”, el magnate del software inicia un giro de 180° y define una estrategia de reconquista. Gates define al Internet como al evento más importante ocurrido en la informática desde la aparición del PC IBM, y fija las nuevas reglas del juego: “Internet se volvió nuestra prioridad absoluta”.

En la reunión de los ejecutivos el 1º de junio, el tono no es más el mismo[60]. Benjamin Slivka, quien dirige el desarrollo del navegador de la compañía, Internet Explorer, propone, para el gran estupor de un auditorio poco acostumbrado a tales prácticas, operar como lo hizo Netscape: ¡ofrecer gratuitamente Internet Explorer en descargas libres en la Web! Slivka recomienda igualmente la adopción del lenguaje Java, arguyendo que su atracción es tal que incluso Microsoft no puede negarlo. La reacción general de los ejecutivos es un poco indiferente. Pero la historia parece tomar frenesí y las noticias continúan precipitándose a un ritmo sostenido.

El 8 de agosto de 1995 a las 9 y media, la entrada de Netscape Corp a la bolsa de Nueva York se traduce en una demanda frenética, a tal punto que el precio de la acción no llega a poder establecerse. Estimado en 14 dólares una semana antes de su puesta en venta, este salta hasta los 75 dólares antes de asentarse alrededor de los 58 dólares. Al final de ese día memorable, Jim Clark recolectó una fortuna de 3.2 mil millones de francos. ¡No lo hicieron falta más que 18 meses para realizar tal hazaña! Clark no oculta su intención de hacer Netscape el “Microsoft del Internet”. Marc Andreessen, por su parte, posee una fortuna de 250 millones de francos. Un muy buen desempeño para ese programador de 24 años, a quien empiezan a decirle el nuevo Gates. Los puntos en común son en realidad numerosos entre los dos hombres rubios. Así como el nativo de Seattle, el joven programador que habita en Palo Alto con novia guarda su distancia frente a su nueva fortuna y no modifica nada de sus costumbres: él continúa acostándose a las 3 de la mañana después de haber respondido su correo electrónico.

La increíble hazaña en la bolsa realizada por Netscape amplifica el sentimiento de urgencia que reina en Redmond a pesar de la salida de Windows 95. Con alrededor de 20 millones de usuarios, Netscape aparece como el nuevo estándar del software. La pareja Netscape – Java representa la más gran amenaza jamás brotada para la hegemonía de Windows.

Un evento crucial se produce el 16 de noviembre. Ese día, por la primera vez desde muchos años, Rick Sherlund de la compañía Goldman Sachs & Co retira a Microsoft de la lista de títulos preferenciales de la bolsa. Lo que dice Serlund es más que preciso: este analista financiero fue clasificado número uno por la revista Institutional Investor por la precisión de sus previsiones. ¿Qué le reprocha Sherlund al número uno del software ese otoño de 1995? El no haber tenido una estrategia de Internet clara frente a las maniobras llevadas a cabo por el trío Netscape-Sun-Oracle. Inmediatamente después de la declaración de Sherlund, el título de Microsoft pierde cinco por ciento de su valor, es decir una caída global de 30 mil millones de francos. Durante algunas semanas es oportuno decir que Microsoft perdió la partida y que el Internet se abalanzaría al mastodonte. El gigante no vio venir la situación, y parece poco probable que pueda alcanzarla. En realidad, es demasiado temprano para olvidarse de Gates. La deserción del analista de Goldman Sachs es la señal final de que es tiempo de reaccionar.

En el Seattle Center, el 7 de diciembre de 1995 Microsoft anuncia públicamente su estrategia Internet. Los ejecutivos pasaron una parte de la noche preparando el evento en sus últimos detalles. Al último momento, después de varios debates desatados y solamente algunas horas antes de la apertura de la conferencia, Gates se suma a la idea que Benjamin Slivka dijo sobre que Internet Explorer debía ser difundido gratuitamente para retomar una parte del mercado capturado por Netscape. Una verdadera revolución en el modus operandi de la compañía.

Frente a una audiencia de 300 analistas, clientes y periodistas, Gates declara que todos los productos Microsoft, sin excepción, serían sujetos a revisión para hacerlos compatibles con el Internet. Él reconoce implícitamente que tal curso de acción fue provocado por la amenaza representada por el cuarteto Netscape-Oracle-IBM-Sun. Gates repite las palabras pronunciadas por el Almirante Yamamoto después que Japón lanzó su ataque sorpresa sobre Pearl Harbor: “Tengo miedo de que todo lo que ellos hicieron fue despertar a un gigante dormido”.

El editor de Windows actúa frente al fenómeno Java y anuncia su intención de integrar el lenguaje en su navegador Internet Explorer – adaptado del software comprado a Spyglass. Gates no oculta para nada su intención de arrebatar una parte mayor de ese mercado y, para la sorpresa general, ¡anuncia que el navegador de la compañía sería distribuido gratuitamente! Incluso mejor, Internet Explorer estaría integrado por default en las versiones de Windows liberadas a los constructores de PC. A la hora del almuerzo, el director financiero de Microsoft, Greg Maffei, saborea el boletín de la Bolsa: la acción Netscape perdió un quinto de su valor.

A lo largo de todo el año 1996, Microsoft vibra al ritmo de Internet. No hay uno solo de los 35 edificios del campus de Seattle que escapa de la reconversión. Creado en febrero, la división Internet que dirige Brad Silverberg cuenta aproximadamente con 2,500 empleados. Como en los tiempos más locos de la creación de Windows, todos trabajan sin descanso, sacrificando noches blancas y fines de semana. Como en las épocas homéricas, allí se vuelven a ver los legendarios sacos de dormir en las oficinas de los desarrolladores.

Por varios meses llenos de frenesí, el nº1 del software opera a paso firme una revisión integral de su modo de operación. No es cuestión para Gates el reiterar el error cometido por IBM, la cual diez años antes dejó que se les escapara el mercado de la informática a falta de una vigilancia suficiente. Microsoft vive al límite uno de los momentos más cruciales de su historia, pues después de haber probado su capacidad de expansión, esta testimonia una aptitud igual de fuerte para volverse a poner en pie. Esta media vuelta de una empresa número uno de su sector se mantendría en su historia económica como un hecho casi único. Esta ilustra de la mejor manera la increíble vitalidad que puede tener esa empresa en los momentos que otros pudieron estar tentados a reposar en sus laureles. En la cultura de la compañía, el aburguesamiento es de rigor.

Por lo esencial, Gates se contenta con relanzar sus unidades de producción en una combinación compleja, pero diabólicamente eficaz. No hacen falta más que algunos meses para que Microsoft se transforme en una Internet company. Tal mutación solo fue posible gracias a que esta estaba precedida por un visión de amplitud. Todos los ladrillos necesarios para el establecimiento de la fortaleza del Internet están ya puestos en los muros. Para los previstos con otro uso, es suficiente reensamblarlos correctamente. Tal mutación en tiempo récord no es posile más que por que la visión de Gates abraza la integralidad de lo que toca con el software, desde los grandes sistemas hasta los juegos de video, y que él puede hacer avanzar a todos esos elementos en concierto. Una aptitud rarísima.

Las primeras rondas no tardan en partir. Desde marzo, Microsoft firma un acuerdo con AOL bajo los términos del cual el nº1 de los servicios en línea se compromete a ofrecerle a sus clientes Internet Explorer como un navegador Web. A cambio, el ícono de AOL hace su entrada en la oficina de Windows 95. En junio, Microsoft lanza Slate, una revista electrónica en la Web. MSNBC, una cadena de cable dedicada al mundo de la informática empieza en julio en la NBC. En cuanto a Bill, él jamás pierde una ocasión para recalcar que el Internet se volvió su preocupación esencial y que está en el corazón de todos los productos desarrollados en Redmond.

El contraataque llega a tiempo. En marzo de 1996, Sun afirma su posición y claramente hace entender que la pareja Netscape/Java podría volverse un sistema operativo en su totalidad. En un documento interno con fecha de junio, Paul Maritz se inquieta por tal ambición. “¿Windows, devaluado, podría volverse reemplazable?”.

La embestida más importante llega en agosto de 1996. Hasta ese momento, Internet Explorer no tuvo más que poco éxito. Cuando la versión 3.0 es puesta en libre difusión en la Web de Microsoft, la situación cambia por completo: según la opinión general, el navegador es de un nivel comparable, sino es que superior, a Netscape Navigator 3.0. La parte del mercado de Netscape comienza suavemente a desmoronarse y, para la compañía fundada por Jim Clark, la amenaza se vuelve realmente presente.

Pero Netscape sufre de una competencia que juzga desleal: el editor de Redmond propone frecuentemente a los constructores de ordenadores que se muestren dispuestos a instalar Internet Explores en el escritorio de Windows 95 – antes que un navegador de la competencia. Netscape se ve obligado a pedir el rescate de Gary Reback, abogado californiano que desde 1994 se identificó como el oponente mayor de Microsoft.

Reback tiene una demanda en el Ministerio de Justicia en base a que las prácticas de Microsoft violan el acuerdo extrajudicial aprobado en junio de 1995. Unas semanas más tarde, el Ministerio de Justicia anuncia que la demanda puesta por Garu Reback fue retenida y que empezaría una nueva investigación.

Poco antes del final del año 96, Microsoft compra por 425 millones de dólares a la empresa WebTV, la cual comercializa una caja que permite recibir Internet en el televisor. Para Netscape, que desarrolló Navio, un software específicamente para tales aparatos, este se trata de un nuevo revés.

Como señal del tiempo, el proyecto Teledesic que Gates lanzó en 1994 con Craig McCaw regresa al frente de la escena. Gates y McCaw anuncian en alto su ambición de no solamente ofrecer acceso al teléfono desde cualquier lugar del planeta, sino además al Internet. Gracias a la red formada por el conjunto de 840 satélites, el acceso a la Web podría volverse sesenta veces más rápido. Solo falta que los dos millonarios encuentren otros aportadores financieros, pues la factura se elevaría hasta los 9 mil millones de dólares.

Un estudio realizado por Jupiter Communications es publicada en febrero del 97 indicando que la parte del mercado de Netscape Navigator se redujo a 58%, comparado con 38% para Internet Explorer. El estudio estima que este último llegaría a tomar el liderazgo desde el final del año. Los resultados que anuncia Microsoft al final de junio confirman una vez más que esta representa la success story por excelencia del fin del siglo: esta vale 11.3 mil millones de dólares (alrededor de 65 mil millones de francos).

Como el verano se acercaba, Microsoft efectuó una nueva intrusión en el terreno de Netscape. La compañía californiana estableció relaciones privilegiadas con @Home, una compañía que provee el acceso ultrarápido a Internet por cable. En junio, Microsoft invierte mil millones de dólares en Comcast, ¡un cablo-operador que es un accionario mayor de @Home! El espacio se cierra más y más para la compañía fundada por Jim Clark, cuyo momento de gloria habría sido de corta duración.

Sin embargo, los actores de la Silicon Valley no están al final de la sorpresa. Una ducha fría espera a los aficionados del Macintosh, reunidos en gran número a la Plaza Hotel de Boston el 7 de agosto para dar fe de su soporte a Steve Jobs, fundador de la mítica Apple, de vuelta como consejero a tiempo parcial desde diciembre de 1996. De camisa larga y chaqueta negra, Steve jobs presenta al nuevo consejo de administración de Apple, el cual comporta a sí mismo y a tres nuevos integrantes: Larry Ellison, PDG de Oracle, Bill Campbell, dirigente de Intuit, y Jerry York, ex-director financiero de Chrysler y IBM, conocido como salvador de empresas en dificultad.

Solo queda anunciar lo inverosímil. Después de haber preparado la sala explicando que “Apple necesita de toda la ayuda posible”, y que habría que detener cueste lo que cueste la caída del volumen de negocios – reducido de 11.1 mil millones de dólares en 1995 a 7 mil millones – Jobs explica que una compañía invertiría 150 millones de dólares y que esta sociedad no es otra mas que...  Microsoft.

Una avalancha de gritos hostiles es la respuesta a esa declaración. Para los que se quedaron siendo fieles a la Macintosh ante todo, Microsoft parece como el símbolo mismo de un universo perdido, el del PC. Y ahora el enemigo de antaño es llamado al rescate de un navío en el agua. Jobs llegaría a invitar a Gates a decir unas palabras mediante una conexión satelital a la audiencia de los Apple-maniacs. Un trueno de abucheos recibe al señor del mundo Windows. Steve Jobs utiliza sus tácticas de persuasión para finalmente incitar a la audiencia a realizar tímidos aplausos.

El análisis se multiplica en cuanto al camino de Gates, con deseos de volverse un accionario menor de Apple, y más sorprendente aún, desprovisto de derecho de voto. ¿Será posible que al aportar su soporte a un constructor con dificultades, Microsoft haya querido protegerse contra las acciones anti-trust, de las cuales se rumora que volverían a surgir?

Netscape, por su parte, acaba de perder una nueva pieza mayor en esa lastimosa partida de damas. A través de los acuerdos que unen a Apple y a Microsoft, el constructor de los Macintosh empieza a ofrecer Internet Explorer en sus ordenadores. La amenaza de un sumergimiento terminal se precisa con la llegada próxima de un Windows 98, en el que al parecer Internet Explorer estaría integrado de manera indisociable del sistema mismo. Tal orientación firma a más o menos largo plazo el alto de muerte de Netscape.

Para Microsoft, octubre de 1997 sería un mes sombrío. El 7, Sin ataca ante la justicia por no respetar un contrato de licencia firmado en marzo de 1996. La versión de Java integrada en Internet Explorer es parcialmente incompatible con el lenguaje definido por Sun. ¡Microsoft modificó sus “bibliotecas” de manera que sus desarrolladores pudieran crear programas Java que funcionasen solo en Windows!

Para Scott Mc Nealy, la estrategia que consiste en “adaptar Java” es un golpe doble, una insidiosa tentative de torpeza. Microsoft habría actuado asñi deliberadamente para arruinar el deseo de hacer de Java un lenguaje universal (con aplicaciones que funcionasen independientemente de la plataforma). En las 117 empresas que trabajan con Java, Microsoft sería la única en jugar ese juego ambiguo.

Microsoft se defiende a su manera explicando que Sun planeaba claramente hacer de Java la base de un sistema operativo a tiempo completo. “Microsoft no tiene como vocación vender el sistema operativo de su competencia” explica un representante del editor.

El editor de Windows contraataca llevando el asunto frente a los tribunales. Esta acusa a Sun de varias violaciones del contrato y aprovecha a pedir la anulación de este. Contrariamente a lo que había sido convenido, el constructor habría publicado tests comparativos para favorecer sus propias ediciones de Java. Pero que importa... Para Microsoft, el asunto Sun pronto parecería algo menor.

Si Microsoft se hubiese contentado con ofrecer Internet Explorer gratuitamente, esta hubiera podido refugiarse tras el argumento de benevolencia aparente. El problema es que esta se impone solamente a los constructores de PC. Tres de estos aportaron su testimonio de tal abuso de posición dominante a las autoridades estadounidenses: Compaq, Gateway y Micron.

Cuando esas demandas llegan a los oídos de Janet Reno, ministra de Justicia, esta se puso roja. A sus ojos, el acuerdo extrajudicial establecido en julio de 1994 y aprobado en junio de 1995 fue claramente violado por tales prácticas. El editor se comprometió a no volver a practicas la “venta ligada”, obligando a un comprador de Windows a adquirir en paralelo otro producto de la compañía. Un combate sin piedad se prepara entre Redmond y el gobierno estadounidense.