Mea, culpa

Advierto a mis electores, como delegado de esta circunscripción, que otra vez vengo ante ustedes con muy poco que responder. Lo que oirán significa más rendición que cuentas. Ya estoy cansado de tocar las puertas de ciertos directivos que demuestran a diario que ese sí es poder y no el que el pueblo generosamente me otorgó y no poseo por el sencillo hecho de que hay muchos que merecen se les retrasmita el Programa del Moncada.31

Informo a los que se mudaron al nuevo edificio que la empresa constructora no se responsabiliza por las chapucerías en la terminación del inmueble, pues la Dirección Municipal de Planificación Física dio el visto bueno para su entrega y ahora no hay forma legal de reclamar ni los cables eléctricos, ni los tanques de agua, ni las baldosas, ni los pasos de escalera, ni las tuberías dejadas de instalar… Que los afectados ―o lo que es igual: todos― deben ir a la tienda de materiales de construcción, adquirirlos y colocarlos por sus propios medios, salvo que deseen contratar de nuevo a dicha empresa destructora.

Agrego que los huecos que se abrieron en la calle para la instalación del gas permanecerán abiertos hasta tanto aparezca el financiamiento que permita comprar las válvulas imprescindibles para evitar su escape. Las planificadas por los inversionistas se escaparon hacia una obra priorizada que llevaba diez años esperando por ellas. Ello a su vez trae por consecuencia que lo que reclamó un elector ―colocar una nueva parada de ómnibus en esta circunscripción dado que se ha duplicado la cifra de habitantes― será imposible llevarlo a efecto, pues queda claro que los ómnibus ya no podrán siquiera transitar por aquí.

Me ruega la presidenta del Consejo de Vecinos que explique por qué no se ha resuelto lo del hollín que cae sobre nuestros apartamentos. Dicen en la Asamblea Municipal que proviene de un central azucarero que reabrieron en Caimito y que le reporta al país, por concepto de ahorro ―con la combustión del bagazo que genera la caña― miles de dólares que quizás se empleen algún día en trasladar el central un tanto al centro de la provincia Artemisa. Aclaran que sería más rentable llevarnos con edificio y todo hacia otra zona de la periferia capitalina donde los vientos del fenómeno El Niño no fastidien con sus chiquilladas.

Doy por sentado que una de las preocupaciones que más golpea al vecindario es el problema con el agua. Plantea la Oficina del Acueducto que ellos están conscientes de que ―mientras no se construyan las cisternas proyectadas― ponerla en el horario de tres a cuatro de la madrugada genera malestar y no poco sueño a la mayoría de las amas de casa, que se levantan en ese horario a realizar sus faenas hogareñas. La solución coyuntural que han logrado es coordinar con la Empresa Eléctrica para que los apagones coincidan con los días en que se suministra el preciado líquido, y nuestras esposas, madres y abuelas se acuesten temprano y descansen más.

Por otra parte, ya que se habló de electricidad, se impone expresarles que definitivamente no estamos incluidos en el plan de alumbrado público que se aprobó en días recientes, porque esta vía sobre la que efectuamos la asamblea de hoy gracias a lo intransitable que la han hecho los huecos no está contemplada ―aguántense los que padecen de circulación― como arteria principal. Los jugadores de dominó que se atraviesan todas las noches en la acera tendrán que contentarse con el bombillo del poste de la esquina mientras no se solucione el salidero de aguas albañales de la Casa del Adulto Mayor.

A los que se quejan por el volumen de la música de la discoteca que tenemos en nuestro cercano entorno ―un reclamo juvenil que ostento como único logro de mi legislatura―, la Policía informa que son miles las denuncias que recibe todos los meses sobre establecimientos estatales, casas y hasta escuelas que violan lo establecido, y que independientemente de no dar abasto las fuerzas del orden para ordenar esa manifestación de fuerza, deben priorizar el combate al incremento de acciones delictivas que se reporta en el Consejo Popular32 desde la inauguración de la mencionada discoteca.

Dejo para el final la situación con la basura. Se han improvisado cuatro vertederos clandestinos en la zona, a los que nos vemos impelidos a ir ante la desaparición de los camiones colectores que ya Comunales no manda: quién nos manda ―alegan― a desbaratar los tanques plásticos con rueditas que colocaron hace solo un año frente al Centro de Elaboración de Alimentos. Ahora se estudia crear una cooperativa de recolectores de basura que utilizarán para ello una flota de carretillas construidas artesanalmente con las rueditas que se robaron de nuestros tanques.

Eso sí: conmino a los vecinos a un poco más de conciencia: es inconcebible el hedor a excretas liquidas y sólidas con que amanecimos hoy, además del reguero de latas de cerveza, envoltorios de pizzas y de conservas de todo tipo que quedó sobre nuestro solitario parque en el día de ayer, tras la celebración municipal por la declaración de La Habana como Ciudad Maravilla del Mundo.