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OXITOCINA

Conexión y humanidad

—¡Guau! ¡Mira qué puesta de sol! Es mágica. ¡Ven enseguida!

Algo te seduce, te subyuga, y el tiempo se detiene un instante. Tu respiración se relaja, se hace más profunda y se calma, y tú percibes una inesperada sensación de armonía y bienestar, aunque el cielo que estás mirando sea el mismo al que no has prestado atención esta misma mañana. Tu estado de ánimo puede alterarse así con una flor bonita, unas vistas increíbles o al ver dar sus primeros pasos a tu hijo. Lo que estás experimentando es una emoción, el asombro, que consiste en sentirse pequeño frente a la majestuosidad, y que a menudo se percibe como mágica. Se ha escrito mucho sobre el asombro, que suele considerarse un tipo de emoción independiente de las demás. El asombro también dispara la liberación de serotonina y dopamina, pero yo he decidido abordarlo en el capítulo sobre la oxitocina, porque la oxitocina tiene la única función de forjar la conexión entre tú y los demás, entre tú y los objetos o entre tú y algo más grande que tú. Esta última conexión, que es el resultado del asombro, se da a menudo mediante experiencias relacionadas con la naturaleza, el cosmos o la religión, que es esencialmente la creencia en algo más grande que tú.

La oxitocina es un neuropéptido en el cerebro y una hormona en la sangre que lleva a cabo una serie de funciones muy diversas. Sin embargo, en este capítulo nos vamos a centrar en las más relacionadas con la psicología humana. Ahora, déjame que te explique por qué deberías añadir más oxitocina a tu cóctel celestial diario.

La oxitocina es una maravilla. No, en realidad es mejor. Yo creo que es la sustancia cerebral más importante de las relacionadas con la psicología. Es la que contribuye a tu sensación de presencia, de completitud y, en los contextos adecuados, de confianza, compasión, conexión y generosidad.

Imagina que te cruzas con un desconocido por la calle y le das un abrazo. ¿Elevaría eso sus niveles de oxitocina y le haría confiar más en ti, sentir más compasión, conexión y generosidad hacia tu persona? Lo dudo. En cambio, si le das un cariñoso abrazo de consuelo a un amigo, sí que es más probable que este confíe más en ti y sienta mayor compasión, conexión y generosidad hacia tu persona. Por tanto, esto significa que la oxitocina depende del contexto y que en general se va disparando de forma gradual entre las personas. Por desgracia, como todas las sustancias, la oxitocina también tiene un lado oscuro del que hablaremos más adelante. Por ahora, vamos a sumergirnos en su lado luminoso y a explicar cómo puedes proporcionarte dosis de ella todos los días, tan a menudo como tú quieras.

Quiero que vuelvas a leer estas palabras una vez más: presencia, completitud, compasión, conexión, generosidad, confianza. Detente aquí un instante. No sigas leyendo aún. Deja que esas palabras calen y valora el enorme impacto que tienen en tu vida y en tus relaciones.

Vamos a volver a visitar a Duncan, nuestro amigo de la Edad de Piedra. Es un viernes de hará unos 25 000 años, un día que no olvidará. Como de costumbre, está en su humilde cabaña de colmillos de mamut, ramas y arcilla. Está tumbado en su interior, oyendo la lluvia caer fuera y admirando una cesta de manzanas rojas silvestres que ha estado recogiendo durante la última semana. En su satisfacción placentera, constata que debe de estar alucinando de nuevo, porque tiene la nítida sensación de que hay alguien de pie fuera de la cabaña, golpeando con los nudillos los colmillos de mamut y carraspeando. Mira a través de las paredes de paja y se dice que se ha acostumbrado a las alucinaciones después de unas desafortunadas experiencias tras probar una amplia variedad de setas del bosque. Sin embargo, esta alucinación parece distinta de casi todas las demás: no se desvanece, sino que persiste y no cambia. De repente, se queda paralizado: ¿en serio? Esto no puede estar pasando. No puede ser. Se queda inmóvil en su cama, incapaz de decidir si lo que siente es pánico o dicha. ¿Podría ser verdad? Ha pasado tanto tiempo desde que se cruzó con alguien de su especie que casi no recuerda qué aspecto tienen. Otro golpe con los nudillos. Duncan sale de su cama de paja y camina hacia el umbral, donde se encuentra con una mujer de su especie exhausta, empapada y maltrecha. Tiene el rostro más bello que ha visto jamás.

Si el cuerpo de Duncan no hubiera contenido oxitocina, seguramente le habría cerrado la puerta en las narices y habría regresado a la cama. Pero gracias a la oxitocina y a otras sustancias, Duncan siente inmediatamente empatía por esa desconocida que está en un estado lamentable, la deja entrar inmediatamente en su cabaña de mamut y le ofrece un lugar al lado de su crepitante hoguera.

Los días pasan y hablan mientras toman té de arándanos y pastel de manzana. Ella se llama Grace y le cuenta que se perdió hace unos cuantos meses y no fue capaz de regresar con su tribu. Cuanto más saben el uno del otro, más oxitocina producen y más se estrecha el vínculo que los une. Empiezan a establecer contacto físico, lo que dispara aún más la liberación de oxitocina, hasta que, un día, se enamoran apasionadamente, lo que enseguida deriva en interacciones sexuales que aumentan aún más su oxitocina. Nueve meses después, tus ancestros Duncan y Grace se convierten en padres cuando dos preciosas criaturas, Elsie e Ivor, llegan al mundo. La oxitocina que los conecta a todos constituye un lazo imposible de romper. Ahora son una familia que se respeta, se ama y se escucha. La oxitocina también los vincula con su hábitat, el lugar donde viven. Les hace amar ese lugar en concreto y todos los recuerdos que allí han creado.

De vuelta a la realidad

¿Te has percatado de que sueles experimentar más malentendidos y roces y a tener más discusiones en tus relaciones cuando andas bajo de oxitocina? Es lo que sucede cuando no hablamos, nos tocamos o encontramos tiempo para estar con la otra persona. Lo contrario a esto es lo que pasa cuando quienes tienen una relación se tocan, se escuchan y tienen tiempo para el otro. Hay cierto dicho al respecto, que a mí me hace mucha gracia: nunca tomes una decisión importante antes de practicar sexo, ¡ni después! En un estudio llevado a cabo por Andrea L. Metzer, de la Universidad Estatal de Florida, se halló que ambas partes experimentaban una mejora significativa en la relación después de practicar sexo, que duraba hasta 48 horas. Así que este es un motivo confirmado científicamente para practicar sexo al menos cada 48 horas. Durante las relaciones sexuales se liberan cantidades enormes de oxitocina y otras sustancias. Lo mismo sucede durante las interacciones físicas más sutiles, como abrazos prolongados, besos, masajes y caricias. Sin embargo, lo que resulta aún más interesante es que se obtiene la misma reacción mediante el contacto visual, las muestras de amabilidad y la escucha activa de la pareja. De hecho, sería una magnífica idea que interrumpieras ahora mismo la lectura de este capítulo y te esforzaras en introducir estos ocho ingredientes en tu relación. Como sin duda has percibido en numerosas ocasiones, los efectos positivos de tener una buena relación tienden a influir en la mayoría de las áreas de nuestra vida. Pero, claro está, aún te quedan muchas cosas que aprender en este ámbito, así que, por favor, sigue leyendo.

Cuando la gente me pregunta: «¿Cómo puedo ser un buen amigo?», «¿Cómo puedo ser popular?» o «¿Cómo puedo ser el tipo de persona con quien los demás desean pasar tiempo?», mi respuesta es sencilla: conviértete en el mejor escuchador que puedas y aprende a interesarte por los demás. Según mi experiencia, los individuos más populares en las vidas de los demás, quienes proporcionan más oxitocina, son quienes practican la escucha activa, quienes se preocupan por los demás y son amables. A esos no los olvidamos. Al contrario, nos preocupamos por ellos y les mostramos respeto. Si te detienes un momento y piensas en tus amigos, estoy seguro de que serás capaz de nombrar y hacer una lista de las personas que conoces que se preocupan genuinamente por ti cuando les cuentas algo íntimo, ya sea positivo o negativo. Y, sin duda, pensar en ellas hará que esboces una leve sonrisa.

Además de dedicar mucho tiempo a nuestras parejas, también pasamos una gran cantidad de horas en nuestros lugares de trabajo. Aquí la oxitocina también tiene un papel muy importante y puede incluso influir en el éxito de nuestros negocios. En una cultura en la que los compañeros de trabajo se preocupan y se cuidan los unos a los otros y comparten lazos de lealtad, tanto la oxitocina como los beneficios serán abundantes.

Ahora que hemos entendido el impacto psicológico de la oxitocina sobre nuestro bienestar, ha llegado el momento de convertirnos en nuestros propios camareros para aprender a producir más oxitocina para nosotros y para los demás en nuestra vida cotidiana. Reflexiona sobre cómo la estás usando ya en tu vida y cómo podrías empezar a hacerlo si no es así.

HERRAMIENTA 1: ASOMBRO

Empecemos por el asombro, la emoción de la que hemos hablado en la introducción de este capítulo. El asombro es una respuesta emocional que aparece al ser conscientes de la existencia de algo superior a nosotros, algo que nos resulta difícil de comprender. Por ejemplo, emocionarse con el arte o la música puede disparar el asombro, y también pueden hacerlo las experiencias en la naturaleza, algo más común. Las experiencias colectivas potentes, como los conciertos o los grandes mítines políticos, también pueden provocar asombro. Pero vamos a empezar nuestra exploración en el bosque. Imagina un bosque de caducifolias, con enormes robles, olmos y arces, donde las primeras hojas caídas en otoño empiezan a cubrir el suelo. Un pájaro carpintero curioso se lanza en picado entre los troncos. En un estudio de Virginia E. Sturm, de la Universidad de Berkeley, en California, se pidió a los participantes que dedicaran quince minutos todos los días a caminar por un bosque muy parecido al del ejemplo. Debían hacerlo durante ocho semanas y hacerse selfis en momentos concretos de sus paseos. Un grupo también recibió un pliego de instrucciones que incluía la siguiente: «Durante el paseo, intenta acercarte a lo que veas con una mirada fresca, imaginando que estás viéndolo todo por primera vez. Dedica un momento en cada paseo a contemplar la enormidad de las cosas, por ejemplo, una vista panorámica o los pequeños detalles de una hoja o una flor». El otro grupo no recibió más instrucciones y solo se les dijo que pasearan y se hicieran fotos.

Ambos grupos tenían que evaluar cada paseo mediante una encuesta y en el grupo al que se le indicó que experimentara asombro se detectó una mejora gradual de su capacidad para hacerlo y una mayor sensación de reverencia después de cada paseo. Sus autoevaluaciones también mostraban un incremento de las emociones prosociales como la compasión y la gratitud, en comparación con el grupo de control que se limitó a pasear sin más.

Lo que más me fascina de este estudio es que los participantes del grupo de paseo con asombro empezaron a hacerse las selfis de una forma distinta. Cambiaron dos aspectos de sus fotografías. El primero fue que sus rostros y sus cuerpos empezaron a ocupar menos espacio en la imagen a medida que avanzaban las semanas. El segundo cambio fue que cada vez mostraban más sonrisas genuinas. Virginia E. Sturm, directora del estudio, comentó lo siguiente: «Una de las características claves del asombro es que promueve lo que denominamos “pequeño yo”, una sensación sana de equilibrio entre el yo y el conjunto del mundo que te rodea». Era obvio que las reflexiones y los pensamientos de los participantes del grupo de paseo con asombro habían pasado de estar centrados en sí mismos y en sus problemas a tener una perspectiva más holística y ser más agradecidos.

Entonces, ¿cómo puedes usar el asombro para añadir un cóctel celestial de oxitocina a tu vida cotidiana? Siendo consciente de la grandeza de las cosas pequeñas. Practica el asombro pensando en cómo ha llegado a existir una piedra, cómo pueden volar los pájaros, la caída de las hojas de los árboles en otoño y la singularidad de cada copo de nieve. Recuerda, eso sí, que tendemos a centrarnos demasiado en los impactos visuales, porque la vista es nuestro sentido dominante. No olvides experimentar los aromas, los sonidos y las sensaciones físicas, y tus pensamientos sobre todos los fenómenos únicos y magníficos que nos rodean.

Y, ya que estamos, me gustaría compartir contigo otro estudio fascinante sobre el asombro, llevado a cabo por Y. Auxéméry. Se dio la oportunidad de hacer rafting a 72 militares retirados y 52 jóvenes con problemas y se los animó a experimentar asombro durante la excursión. Los resultados se compararon con los de grupos que fueron a hacer rafting, pero a quienes no se indicó nada en concreto sobre el asombro. En el grupo del asombro se detectó una reducción del 29 por ciento en los síntomas del TEPT (trastorno de estrés postraumático), un 21 por ciento de reducción del estrés, un 10 por ciento de mejora en las relaciones sociales, un 9 por ciento de aumento de la satisfacción vital y un 8 por ciento de aumento de la felicidad. Algunas de estas cifras son muy destacables, sobre todo cuando tenemos en cuenta que todas se reducen a un único factor: hacer una pausa deliberada e intentar experimentar asombro.

Es importante mencionar que en los estudios donde se solicitó a los participantes que experimentaran asombro por cosas creadas por humanos, los efectos fueron, en general, más discretos que cuando se los animó a asombrarse con las maravillas de la naturaleza.

HERRAMIENTA 2: EMPATÍA

Este es un consejo excelente para añadir un chute de oxitocina inmediato a tu cóctel celestial: cuando llegues a casa y te reúnas con tu familia tras un día frenético de reuniones, trabajo y discusiones acaloradas, tómate una pausa dentro del coche o en la puerta de casa. Saca el teléfono y mira un vídeo que dispare tu empatía. Un par de minutos bastarán. Después, entra. Esto puede suponer una diferencia enorme. Si te limitas a entrar, borracho de cóctel infernal mezclado con enormes dosis de cortisol y dopamina rápida, puede que ni siquiera percibas sus intentos de establecer contacto visual o sientas de verdad sus abrazos ni escuches lo que tienen que decirte. Pero ahora, gracias a una dosis estratégica de oxitocina, podrás verlos, escucharlos y sentirlos de verdad. Es igual de importante que ellos también perciban la diferencia. La gente dice que el tiempo es la moneda más valiosa del mundo, pero a mí me gustaría decir que la presencia es el auténtico equivalente del patrón oro. Tengo que añadir que este consejo puede resultarte igual de útil para tu vida profesional, al menos si eres el jefe o te dedicas a las ventas.

Un subidón de oxitocina puede marcar la diferencia en situaciones estresantes como reuniones, presentaciones y negociaciones. Quizá te suena esta situación: te has preparado muy bien y has dedicado doce horas de trabajo a tu pase de diapositivas. Llevas el cinturón bien ajustado y los zapatos brillantes y te sientes preparado para causar una buena impresión. Sin embargo, en el momento de subir al escenario sientes un nudo en la garganta y te quedas en blanco. No recuerdas ni una palabra del guion que has estado practicando para decirlo a la perfección. Acabas haciendo la presentación a trompicones, sudando con profusión, y bajando del escenario sin tener la menor idea de qué es lo que has estado diciendo. ¿Qué ha sucedido? La respuesta es que has tenido una sobredosis de cortisol y adrenalina y que tu cerebro ha decidido repentinamente que tu público era un grupo de tigres dientes de sable que iban a por ti. Sin embargo, de haber sabido que tenías que proporcionar a tu cerebro una inyección de oxitocina antes de subir al escenario, podrías haber controlado la situación con mayor eficacia y haber dado una conferencia mejor. Como ves, la oxitocina tiene dos grandes ventajas: reduce tanto tu nivel de cortisol como tu presión sanguínea.

Como conferenciante, he estado en miles de escenarios. También he analizado a otros miles de conferenciantes y he llegado a la conclusión de que el error que muchos cometen es dedicar los últimos minutos antes de empezar con su discurso a repasar la introducción, o el guion, o pensar en las preguntas que les pueden plantear. Lo único que se logra con esas actividades es generar más estrés del necesario. En lugar de eso, lo que yo recomiendo es dedicar esos últimos diez minutos a adoptar el estado mental deseado. Yo suelo mirar una fotografía de mi hija cuando acababa de cumplir siete años, donde se la ve corriendo por un prado con una sonrisa capaz de enternecer a una estatua de mármol. Unos minutos después piso el escenario en un estado que me hace estar más presente tanto para mí como para mi público. También verás que tu capacidad para recitar y recordar tu presentación mejorará muchísimo si tienes oxitocina en el cuerpo, en lugar de tenerlo inundado de cortisol y estrés. Los niveles de estrés altos tienden a limitar el acceso a la memoria a corto plazo. A estas alturas, he hecho este procedimiento tantas veces que solo pensar en la imagen hace que se me nuble la vista y me envuelve en una agradable mantita de empatía.

HERRAMIENTA 3: TACTO

El primer contacto físico entre dos humanos no dista mucho de la danza de las grullas que se puede contemplar en abril en el lago Hornborgasjön. Y, aunque la nuestra suele ser más torpe y menos eficaz, es igual de entretenida. Cuando conocemos a alguien, al principio guardamos las distancias. Puede que hagamos un gesto de saludo o, si nos sentimos confiados, un apretón de manos largo con las dos manos. Asumiendo que ambos constatamos que podemos obtener un beneficio mutuo, en nuestro siguiente encuentro podemos darnos la mano con más delicadeza, esta vez sin el clásico gesto de inclinarnos hacia delante. La danza evoluciona y, en el encuentro número tres, puede que uno de los dos saque valor para tocar el hombro o el brazo del otro, y quizá nos sentemos dos o tres centímetros más cerca durante la comida. Unas semanas después hemos pasado a saludarnos con un abrazo y voilà! Gracias a esta sistemática «danza del tacto» hemos intimado, hemos establecido una confianza mutua y hemos aprendido a trabajar mejor juntos.

No hay necesidad de vino ni de subtexto romántico: es un proceso, o una danza, que la mayoría de las personas ejecutan cuando se están conociendo, en todo tipo de relaciones. No es muy extraño, en realidad, si tenemos en cuenta que la oxitocina se segrega siempre que alguien nos toca y que eso es lo que deseamos inconscientemente. Asaltar a un desconocido al azar, darle un abrazo de veinte segundos y, a continuación, mirarlo a los ojos con mucha intensidad es un comportamiento bastante antisocial, pero es el que se espera y se aprecia, en general, entre amigos íntimos.

Teniendo esto en cuenta, quizá no sea tan extraño que a algunas personas les afectara más que a otras el aislamiento que todos padecimos en pleno auge de la pandemia de covid-19. En aquel momento, los packs de doce latas de oxitocina habrían volado de las estanterías si se hubieran podido comprar. Experimentamos colectivamente un grado de aislamiento quizá sin precedentes en la época moderna. Los estudios también han mostrado que esto no fue precisamente bueno para nuestra salud mental; la falta de contacto humano condujo a un aumento de trastornos como la ansiedad y la depresión.

Pero eso no es todo. Sheldon Cohen, de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, llevó a cabo otro estudio sobre la importancia de la oxitocina. Si alguien te llamara un día para preguntarte si puede infectarte con un virus de resfriado común para un estudio, seguramente responderías con cautela y escepticismo. Sin embargo, el equipo logró reclutar a 406 participantes para su estudio, que recibieron encuestas de autoevaluación durante dos semanas para monitorizar el número de conflictos experimentados en sus relaciones y el número de abrazos recibidos. Después, los 406 se expusieron al virus. Sorprendentemente, o quizá no tanto, los sujetos que habían recibido muchos abrazos eran menos susceptibles de infectarse y los que lo hicieron experimentaron síntomas más leves, mientras que el sistema inmunitario de quienes recibieron menos abrazos y tenían más conflictos lo pasó peor. Un estudio con coyotes obtuvo resultados parecidos, que sugieren que la falta de oxitocina causada por el aislamiento podría causar muerte cerebral.

Para que el tacto influya de forma positiva en tu cóctel celestial solo debes esforzarte por crear cercanía con alguien, pasar tiempo con amigos, invitar a los demás a ser cercanos, abrazar, dar la mano u ofrecer un masaje. Ten en cuenta que puedes obtener los mismos efectos interactuando con animales. La mayoría de los estudios sobre este tema han empleado perros, pero seguramente se obtendrían los mismos resultados si estudiáramos el efecto que tienen otros animales a quienes consideramos nuestros «mejores amigos». Si no tienes muchas oportunidades de experimentar cercanía, ya sea con humanos o con animales, también puedes conseguir la sensación de ser tocado activando los nervios sensoriales mediante la aplicación de una presión estática de leve a moderada sobre la piel. Una forma de lograrlo es durmiendo con una manta pesada, según un estudio de Kerstin Uvnäs-Moberg. Y, hablando de mantas, ¿sabes esa sensación increíblemente agradable de cuando tienes frío y te metes en una cama calentita y recién hecha con sábanas limpias? Aunque no hay ningún estudio, que yo sepa, que demuestre en concreto que esto produce oxitocina, mi sensación es muy parecida a otras experiencias similares. Aunque Pruimboom y Reheis hicieron un estudio que podría respaldar esta teoría, porque lograron demostrar que las situaciones en las que experimentamos calor, como cuando nos damos una ducha de agua caliente, liberan oxitocina. De modo que si sumamos dos y dos, y establecemos que la manta estimula los nervios sensoriales de la piel al tiempo que retiene nuestro calor corporal, es bastante plausible que la sensación agradable que he descrito antes esté provocada, al menos en parte, por la oxitocina.

HERRAMIENTA 4: GENEROSIDAD

La generosidad es mi estrategia favorita cuando necesito una dosis de oxitocina para mi cóctel celestial. La amabilidad de toda la vida es una genialidad, porque puede impulsar a una especie de autorrefuerzo que nos motiva a ser aún más generosos en el futuro. En un estudio de Jorge A. Barraza y Paul J. Zak se mostraban vídeos emocionalmente neutros a uno de los grupos de participantes y al otro, vídeos que disparaban la empatía, como, por ejemplo, personas atravesando una crisis o siendo amables con los demás. Los participantes del grupo que promovía la empatía experimentaron un aumento de su nivel de oxitocina de aproximadamente el 47 por ciento en comparación con su nivel de referencia. Cuando pienso en mi propia carrera profesional, he conocido a comerciales que me decían sin tapujos que «si explicas demasiado, no hay manera de vender nada». Yo sospecho que, en realidad, es al contrario, y que mi estrategia fue lo que en realidad sentó las bases de mi éxito como conferenciante. Compartir por compartir, sin ninguna otra finalidad, y no esperar nunca nada a cambio es una estrategia muy potente.

Cuando era muy joven, fui copropietario junto con un amigo de una tienda de artículos de pesca. A mí me encantaba pescar, por lo que pensé: «¿Y por qué no abrir una tienda?». Además, era una buena actividad para compaginar con las clases. Como muchas otras tiendas de artículos de pesca, solíamos ir a conferencias sobre el tema, que eran experiencias bastante peculiares. Recuerdo una en concreto muy poco convencional. Tuvo lugar en Fäviken, Åre, un lugar de una belleza mágica. Yo estaba en nuestro estand el primer día cuando se acercó un hombre a mirar nuestros equipos de pesca. Nos pusimos a hablar y le pregunté si conocía algún buen lugar donde ir a pescar en aquella zona para acercarme con mi equipo por la tarde. ¡Se le iluminó la cara! Me explicó con todo lujo de detalles cómo llegar a su lugar favorito y, por si no me aclaraba con sus indicaciones, me dibujó un mapa. Cuando por fin se hicieron las cinco de la tarde y era hora de dar el día por finalizado, regresó y me dijo:

—¿Sabes qué? Creo que es mejor que te acompañe, porque el mapa que te he hecho no se acaba de entender del todo.

De modo que lo seguimos con nuestro coche unos 25 km por una ruta que no le quedaba de paso en absoluto. Al llegar, nos dijo:

—Como no tenéis barco, podéis usar el mío. Aquí tenéis las llaves, aparcadlo en el mismo sitio cuando acabéis. 

Estaba radiante y alegre, igual que nosotros. Pero la cosa no quedó ahí. El último día de la feria, se acercó a decirnos:

—La próxima vez que vengáis a la conferencia, podéis quedaros en mi cabaña. Yo en estas fechas no la uso. ¡Gratis, por supuesto!

No me quedó más remedio que preguntarle por qué estaba siendo tan amable con nosotros.

—Lo soy con todo el mundo, me sienta bien a mí y les sienta bien a los demás, es como un elixir que alarga la vida —dijo, y se echó a reír.

Este recuerdo quedó grabado en mi mente e incluso empecé a entender a qué se refería al decir que la generosidad es un elixir que alarga la vida. Un ingrediente de esa poción mágica es, sin duda, la oxitocina, aunque es obvio que la dopamina también influye. Como ves, se ha observado que los niveles de oxitocina en nuestro cuerpo aumentan significativamente cuando ayudamos a otros seres humanos, lo que, a su vez, reduce nuestros niveles de estrés y mejora nuestra salud. Además, y esto resulta muy interesante, nuestros niveles de oxitocina se incrementan de forma natural a medida que envejecemos, lo que significa que, a medida que cumplimos años, nos resulta más natural estar dispuestos a echar una mano. Aunque siempre hay excepciones que confirman la regla, claro está.

HERRAMIENTA 5: CONTACTO VISUAL

Si un caballero llamado Arthur Aron te pide alguna vez que dediques diez minutos de tu tiempo a plantear una serie de preguntas íntimas a una persona desconocida y, a continuación, a pasar cuatro minutos mirándola a los ojos, seguramente te resultará más sencillo afrontar lo que vendrá después si no tienes pareja. Verás, resulta que este estudio hizo que algunos de sus participantes descubrieran que experimentaban «emociones de amor» por la otra persona. Una de las parejas llegó a casarse seis meses después de participar en el estudio.

Quizá no llame mucho la atención que el contacto visual entre humanos dispare una descarga de oxitocina y tal vez podríamos deducir que interactuar con animales tiene resultados parecidos, pero ¿sabías que esto también funciona, al parecer, en vídeo? Según un estudio llevado a cabo por la Universidad Tampere de Finlandia, el contacto visual mediante vídeo puede tener unos efectos psicológicos similares a los encuentros reales en el espacio físico, pero solo si la conexión en vídeo es en directo. Durante la pandemia de covid-19 di centenares de conferencias digitales a personas de todo el mundo sobre cómo hablar en público, presentar y liderar reuniones en el entorno digital. A menudo, usaba las cámaras de los participantes para dar ejemplos y hacía comentarios del estilo: «Veo que hoy tenemos doce ángulos que nos permiten examinar los pelos de la nariz, ocho proyecciones de la frente, cinco análisis de cera de los oídos y dos personas que sí que se han preocupado por este tema». Me refería, claro está, a cómo habían encuadrado sus cámaras los participantes. De media, solo dos miembros de cada grupo se salvaban. ¿Qué hacían ellos que no hicieran los demás? Alineaban sus cámaras con su mirada y situaban una fuente de luz cálida para que la piel de su rostro se viera radiante. Miraban de frente a la cámara y parecían vivos. Después de esto, pedía a todo el mundo que dedicara diez minutos a ajustar la posición de sus cámaras. ¡El cambio era impresionante! Que todo el mundo se pudiera mirar a los ojos marcaba una enorme diferencia. Algunos, sin embargo, se mostraban decepcionados: «Entonces, ¿insinúa que hemos pasado casi dieciocho meses haciéndolo todo mal y minando nuestra conexión?». Visto así, reconozco que suena a fracaso.

Me preguntan a menudo si hay alguna pastilla que te proporcione un subidón de oxitocina. Y la respuesta es sí. La oxitocina es una de las principales sustancias que se liberan al consumir MDMA o éxtasis, pero eso no es más que un atajo insostenible a largo plazo y que puede resultar dañino.

Sí que hay, en cambio, una forma menos ilegal para proporcionarte una dosis de oxitocina: un espray nasal con receta que se usa sobre todo para ayudar a las madres que acaban de dar a luz a provocar la subida de leche. Este espray nasal se emplea también en los estudios sobre los efectos de la oxitocina. Se debate si de verdad tiene efectos medibles, pero el consenso parece inclinarse hacia la idea de que sí funciona, aunque solo en circunstancias muy concretas.

A pesar de la existencia del MDMA y los espráis nasales de oxitocina, yo creo que siempre es mejor aprender a usar el laboratorio químico que todos llevamos dentro del cerebro. Sin embargo, hay personas para quienes el espray nasal de oxitocina puede ser de gran ayuda, ya que se ha demostrado que tiene una larga lista de efectos a largo plazo, entre ellos la reducción de la presión sanguínea y los niveles de cortisol, el aumento de la tolerancia al estrés, el alivio del dolor, la reducción de los tiempos de cicatrización, una mayor capacidad de leer las expresiones faciales y detectar la intencionalidad en la voz e innumerables efectos prosociales, como el deseo de pasar más tiempo con otras personas. Lo interesante de esto es que muchos efectos parecidos se obtienen al producir oxitocina mediante herramientas no médicas. Esto incluye contar con una sólida red de personas a tu alrededor y pasar tiempo con gente que te caiga bien.

HERRAMIENTA 6: MÚSICA RELAJANTE

¿Te has parado a pensar alguna vez en por qué a veces decides ponerte a escuchar música relajante? Seguramente hay montones de motivos, pero es probable que todos sean cosas de las que necesitas recuperarte. Quizá tu cuerpo es lo bastante listo para entender que la música relajante contribuye a la recuperación. Según un estudio de Ulrika Nilsson, del Instituto Karolinska, algo tan sencillo como escuchar música relajante durante treinta minutos puede aumentar los niveles de oxitocina de los pacientes durante un postoperatorio y, así, acelerar su recuperación. En otras palabras, puedes elegir escuchar música relajante cuando quieras reducir tu estrés y mejorar tu recuperación. ¡Autoliderazgo en acción!

Ahora bien, si quieres ir un paso más allá y obtener aún más oxitocina de la música, ¡siempre puedes cantar! Verás, resulta que cantar aumenta tus niveles de oxitocina y esto es cierto tanto si eres amateur como profesional de la canción, según un estudio sueco llevado a cabo por Christina Grape y su equipo en la Universidad de Upsala. Un descubrimiento interesante que hicieron fue que cuando se pidió a ambos grupos (amateurs y profesionales) que autoevaluaran su bienestar después de cantar, los amateurs dijeron sentirse más felices y eufóricos, mientras que los profesionales, no. Sin embargo, ambos grupos sí afirmaron sentirse más concentrados y relajados después de cantar. Los cantantes profesionales se esforzaban mucho en hacer una buena interpretación, lo que les hacía segregar más cortisol, mientras que los amateurs se centraban básicamente en expresarse, lo que, por el contrario, reducía sus niveles de cortisol. Esta pequeña diferencia puede ser clave: ¡tu actitud puede alterar los efectos de la oxitocina sobre tus niveles de cortisol! Si subo a un escenario a dar una charla con una actitud centrada en cómo lo voy a hacer, mi experiencia será completamente distinta a si adopto una actitud centrada en pasármelo bien. Según mi experiencia, cuando eliges centrarte en pasártelo bien y en divertirte, lo que sucede casi de forma automática es que haces las cosas bien. Sin embargo, cuando te centras en cómo lo estás haciendo, lo más probable es que con esa actitud ni lo disfrutes ni te diviertas. En tal caso, los efectos secundarios suelen ser una combinación de ansiedad y estrés frente a tu actuación. Así que, amigo, amiga, te voy a dar un consejo extra: diviértete, pásatelo bien y practica esta actitud de todas las formas posibles; esto mejorará automáticamente tus actuaciones.

HERRAMIENTA 7: CALOR Y FRÍO

Aunque parezca una paradoja que la oxitocina se libere tanto cuando nos exponemos al calor como al frío, la cosa tiene sentido, y estás a punto de descubrir por qué. En primer lugar, el calor dispara la oxitocina, por ejemplo, cuando nos damos un baño de agua caliente, nos acurrucamos en una cama calentita, nos metemos en una sauna o encendemos la climatización del coche al entrar y fuera hace viento y la temperatura es de veinte grados bajo cero. Todas estas situaciones tienen algo en común: nos alivian y nos relajan. Este es precisamente el efecto que necesitamos después de pasar cierto tiempo tanto en un baño de agua fría como sudando en una sauna. Como ves, se ha observado que la oxitocina se libera en momentos de estrés ¿y qué podría ser más estresante para el cuerpo que un baño helado o una sauna finlandesa? Nuestra adrenalina y noradrenalina se disparan, las respuestas de estrés de nuestro cuerpo se intensifican y se libera oxitocina para calmarlo todo.

HERRAMIENTA 8: GRATITUD

La gratitud es una emoción con poderes casi mágicos. Puede mejorar el bienestar, reducir el estrés y contribuir a la recuperación de determinadas lesiones y afecciones. Vamos a empezar examinando la gratitud en tres contextos distintos. Vamos a seguir a tres individuos que se están registrando en el mismo hotel.

La primera persona aborda la vida con ingratitud y siempre busca fallos en todo lo que la rodea. Cuando llega al hotel, se queja por haber tenido que esperar diez minutos para que le dieran un punto de recarga para su coche eléctrico. Una vez solucionado esto, y con el coche ya cargándose, se golpea el hombro contra la puerta giratoria, porque es insoportablemente lenta. Al llegar a la recepción, la cola vuelve a ser de diez minutos, que ella dedica a pensar en lo feo que es el diseño del hotel, en que hay muchos niños haciendo ruido y en que le duele mucho el hombro. Cuando por fin le dan su llave, descubre que tendrá que subir por las escaleras, porque el ascensor está averiado, y farfulla para sí misma: «¿Para esto pago?».

La segunda persona encarna la filosofía budista de mantener un estado emocional neutro. Como la primera, tiene que esperar a que le den un punto de recarga para el coche, se golpea contra la puerta giratoria, hace cola y tiene que subir dos tramos de escaleras. Sin embargo, lo hace todo sin detenerse a evaluar si es positivo o negativo. Abre la puerta de su habitación y no vuelve a pensar en nada de ello. Sencillamente, acepta las cosas como son y esta actitud hace que se sienta genial.

La tercera y última persona llega al hotel y exclama con satisfacción:

—¡Bien! ¡Tienen puntos de recarga para el coche! ¡Qué suerte!

Mientras espera para dejar el coche cargando se congratula de poder tener la batería llena para la siguiente etapa de su viaje al día siguiente. Al entrar al hotel se golpea contra la puerta giratoria lenta, pero se ríe y agradece a la vida el recordatorio de que no debe ir todo el día corriendo de un lado a otro. Una vez dentro del hotel, ve que tiene una recepción preciosa, disfruta del delicioso aroma que llega del restaurante y admira los cuadros, la arquitectura, los colores y los muebles.

—Disculpe, perdone la espera, ¡le damos la bienvenida! Vamos a empezar con el registro.

Ella ni siquiera se ha percatado de que lleva diez minutos haciendo cola. Da las gracias al recibir la llave y se encamina hacia el ascensor, que resulta que está averiado. Pero esto le recuerda un libro que leyó y que decía que, en general, la gente es muy perezosa y siempre coge las escaleras mecánicas, así que se ríe y se dice: «Genial, ¡pues hoy haré un poco de escaleras!». Cuando esta persona llega a su habitación, se ha tomado un cóctel celestial gracias a la apreciación, la gratitud, la felicidad y el placer que ha experimentado, emociones colmadas de oxitocina.

La mayoría de los hallazgos sugieren que tu vida mejora si eres capaz de entrenar tu mente para responder a distintos escenarios como los individuos dos y tres. La actitud budista de aceptar las cosas como son y no valorarlas como buenas o malas puede ser maravillosa. Es especialmente útil en situaciones donde prevés experimentar cambios rápidos entre sentimientos de éxito y fracaso. Un ejemplo sencillo de esto son las redes sociales. Si publicas algo que no obtiene buenos resultados, esto te puede afectar negativamente y, en cambio, lo que recibe buena respuesta puede ponerte de muy buen humor. Sin embargo, dejar que las reacciones de los demás te afecten mucho puede acabar convirtiéndose en una montaña rusa emocional muy desagradable y la actitud budista puede ser una forma magnífica de gestionar esto. Por otro lado, también podemos imitar a la tercera persona del ejemplo del hotel: en lugar de centrarnos en las reacciones de los demás, podemos hacerlo en lo divertido que fue hacer la fotografía. Esto nos ayudará a distanciarnos de las emociones negativas que, de lo contrario, podríamos experimentar como consecuencia de las críticas directas o indirectas de los demás.

¿Pero qué pasa con el primer individuo del ejemplo? ¿Comportarse como él no conlleva ningún beneficio? Bueno, me atrevería a decir que te saldrán canas antes de encontrar un solo estudio que sugiera que el comportamiento negativo repetido y la ingratitud crónica proporcionan beneficios de algún tipo. La neutralidad, la positividad o una combinación de ambas cosas son el abordaje correcto si quieres tomar mejores decisiones, sentirte mejor, disfrutar de mejores relaciones, sufrir menos enfermedades, vivir más y otras cosas bastante importantes en la vida.

Durante los años que pasé enfrentándome a pensamientos depresivos, la gratitud era algo de lo que carecía de forma notoria. Básicamente, era un desagradecido; me pasaba el tiempo buscando (y encontrando) fallos en todo. Ahora me parece obvio que ese era uno de los principales motivos para sentirme como me sentía. Escupía pensamientos negativos a diario y eso me ponía en un estado de estrés constante, lo que, a su vez, mantenía bajos mis niveles de serotonina y hacía que mi cuerpo fuera más proclive a la inflamación. ¿Y qué pasaba con la oxitocina? Sinceramente, casi ni la olía, excepto por la cercanía física con mi esposa. Me había vuelto dependiente de otra persona para abastecerme de oxitocina. No sabía hacerlo mejor, claro está, pero esa dependencia nunca es divertida para ninguno de los miembros de una relación de pareja. Al fin y al cabo, se supone que la cosa debe ser mutua e incondicional. En otras palabras, no me lo estaba poniendo fácil.

Mi viaje fue largo, pero, con el tiempo, empecé a practicar la gratitud. Lo hice en parte con meditaciones en las que me concentraba en ser agradecido con las personas, los sucesos, las cosas, conmigo y con mis propios éxitos. Empecé un diario y escribía en él todos los días. Siempre incluía tres cosas por las que me sentía agradecido ese día en concreto. Después de un tiempo, dejé de escribir y empecé a pensar en esas tres cosas al acostarme. Enseguida se demostró que hacerlo así era tan eficaz como escribirlo y hoy en día, siete años después, sigo haciendo este ejercicio de gratitud casi todas las mañanas y las noches. Me esfuerzo muchísimo en convertir mis pensamientos negativos e ingratos en positivos y agradecidos y es una habilidad que aún tengo que seguir entrenando hoy en día. Mi vida está llena de gratitud en comparación con cómo era entonces, pero, en situaciones estresantes, suelen aflorar mis antiguos sentimientos de ingratitud y me veo teniendo que obligarme a doblegarlos y sustituirlos por la pregunta: «¿Por qué cosas me siento agradecido?».

La oxitocina «oscura»

Pero la vida no es un camino de rosas. Como la mayoría de las cosas, la oxitocina también tiene sus inconvenientes y muchos los hemos experimentado de un modo u otro, aunque generalmente sin ser conscientes de ello. Ha llegado el momento de hablar de como la oxitocina puede ser también un ingrediente del cóctel infernal. Quiero presentaros una empresa ficticia, que vamos a llamar Kru Eldá, S. A., que, como tantas otras, tiene un equipo de desarrollo de producto y otro de ventas. Por desgracia, ambos equipos han elegido inconscientemente usar la oxitocina oscura para generar pertenencia en sus respectivos miembros. Los comerciales critican a sus espaldas a los del equipo de desarrollo de producto. Los llaman vagos e «ingenieros sin alma».

En las pausas para el café hablan de lo horribles que son determinados miembros del equipo de desarrollo de producto y circulan rumores de que ganan mucho más dinero del que merecen. Da igual si hay algo de cierto en todo eso o no, lo importante es criticar. El equipo de desarrollo de producto, como es natural, hace lo mismo. ¿Esto funciona? Sí, funciona. Hoy en día, la empresa va de maravilla. En mi opinión, que está basada en todas las empresas que he visitado y para las que he trabajado, esta oxitocina oscura es una forma de crear vínculos laborales mucho más habitual que la oxitocina luminosa. Y sí, ¡funciona! Pero, si lo pienso bien, que algo «funcione» es aspirar a muy poco. Las personas que trabajan en empresas podrían sentirse mucho mejor y conseguir muchas más cosas. Vamos a dejarlo claro: no es que la oxitocina adquiera literalmente un matiz distinto dentro de tu cuerpo. Cuando hablo de oxitocina oscura o luminosa estoy haciendo una metáfora; es mi forma de explicar que la oxitocina tiene dos facetas que, aunque en muchos aspectos son opuestas, producen resultados parecidos.

Se cree que la oxitocina es uno de los motivos por los que existe el racismo. Nuestro deseo de pertenecer a un grupo es tan potente que puede incluso superar nuestras convicciones éticas y morales. A menudo, pertenecer a un grupo es más importante que la mayoría del resto de las cosas de nuestra vida.

Lo que viene a continuación es un experimento mental interesante que tú también puedes hacer: la próxima vez que tengas un roce con un amigo cercano, o con tu pareja, fíjate en como vas «poniendo parches». Es increíblemente habitual que las personas a quienes les pasa esto decidan empezar a chismorrear y a decir que hay otras parejas o amigos cuya relación es aún peor o que están experimentando emociones mucho peores. Criticar a los demás para sentirnos mejor como forma de intentar reparar el daño causado por un conflicto es un buen ejemplo de cómo se suele usar la oxitocina oscura. En lugar de eso, deberías practicar la reparación de tus relaciones mediante actos de consideración, escucha, aceptación y respeto. Si tienes un puesto de liderazgo, deberías animar a los miembros de tu equipo a crear sensación de pertenencia al grupo mediante la oxitocina luminosa y no la oscura.

Entonces, ¿qué es la oxitocina luminosa? Son todas las cosas de las que hemos hablado en este capítulo. Es cuando creamos lazos con los demás escuchándolos con atención, siendo sinceros, generosos, agradecidos y amables e invitándolos a participar. Si te dedicas a la gestión o a liderar equipos en tu vida profesional, es mejor que evites las actividades que separan, como las competiciones entre departamentos. En general, es preferible promover la colaboración interdepartamental, de forma que las personas se conozcan haciendo actividades y realizando tareas.

Un día, me llamó una mujer que me explicó que estaba teniendo dificultades en su trabajo en un departamento de recursos humanos, porque el equipo de gerencia de la empresa era muy disfuncional. Se trataba de una gran empresa, de las mejor cotizadas de Suecia, y ella opinaba que su reciente falta de éxito se debía en gran parte a cómo se estaban gestionando desde gerencia las fricciones y diferencias de opinión. Y me preguntó:

—Usted, que dedica gran parte de su tiempo a hacer de coach, ¿qué me recomienda?

Le hice algunas preguntas más y después le prometí:

—Deme un par de horas y le aseguro que lo podré arreglar.

Ella se echó a reír.

—No se imagina lo mucho que me he esforzado yo en conseguirlo. ¿Qué va a poder cambiar usted en dos horas?

Así que le describí mi abordaje basado en la oxitocina y ella aceptó casi de inmediato. Al llegar, infundí sensación de seguridad al equipo de gerencia. Empecé poco a poco y después les pedí a todos que contaran algún contratiempo vital que les hubiera afectado mucho. Lo hicieron de distintas formas a lo largo de dos horas. Después de esa sesión de 120 minutos, sus rostros lucían surcos de lágrimas y maquillaje, se abrazaban unos a otros y se miraban de una forma distinta a como lo hacían al principio. Dos horas de hacer eso habían creado una sensación de conexión mucho más fuerte que los incontables esfuerzos que se habían llevado a cabo los últimos años y que, en última instancia, solo habían logrado incrementar la oxitocina oscura. Es muy importante no precipitarse con estas cosas. La oxitocina tarda en manifestarse y tienes que ir aumentando la intensidad poco a poco. Como ya he dicho, no puedes crear una conexión solo cruzándote con un desconocido por la calle, abrazándolo y mirándolo a los ojos mientras le planteas preguntas íntimas. La oxitocina oscura funciona de un modo similar. Los grupos de abusones se forman gradualmente, mediante una sucesión de piques y actos de dominación sutiles, que se van intensificando mediante acciones que sirven para reforzar su grupo menospreciando a otro. Intenta ser consciente de estas tendencias en tu comportamiento o en el de quienes estés observando. Si eres capaz de captar a tiempo la oxitocina oscura, quizá puedas evitar que se extienda como un virus.

Yo he intentado durante mucho tiempo seguir la máxima de no criticar nunca a nadie a sus espaldas. A veces, cuando las cosas se ponen feas con algún amigo, siento el deseo instintivo de decir algo desagradable sobre otra persona, pero ahora mismo estoy en un punto en el que generalmente soy capaz de controlarme y no hacerlo. Yo considero este comportamiento una señal de alerta: si alguien decide hablarme mal de otra persona, es muy probable que también hable mal de mí a los demás cuando sienta la necesidad de hacerlo. En lugar de eso, es mucho mejor hablar directamente con la persona en cuestión.

HERRAMIENTA 9: TUS PENSAMIENTOS

Me gustaría cerrar este capítulo hablando de narrativa y de su conexión con la oxitocina y con las emociones en general. Podrías pensar que tu vida es una historia, una narración completa con personajes, dificultades y éxitos. Es muy probable que tu cerebro esté lleno de centenares de miles de historias que te repites de vez en cuando. Cada encuentro, cada suceso que recuerdas, es una historia. Cuando escuchamos una sobre un personaje con el que nos identificamos, liberamos oxitocina. Cuando escuchamos una que nos estresa, liberamos cortisol. La técnica narrativa que emplees puede tener un papel tan importante a la hora de generar emociones como el propio contenido de la historia. De hecho, la memoria puede magnificar notablemente los sucesos cada vez que los repites al evocarlos innumerables veces. Si decides contarte repetidamente tus experiencias pasadas de gratitud, felicidad y reverencia, en lugar de tus experiencias de las emociones contrarias, estarás potenciando tu cóctel celestial en lugar de tu cóctel infernal. Esta es la receta: aprende a observar tus pensamientos, sé consciente de las narrativas en las que está intentando hacerte pensar tu cerebro, reflexiona sobre si las historias te hacen sentir mejor o no y después haz los cambios que consideres necesarios. Empieza ya y persevera con insistencia a la hora de superar cualquier narrativa negativa que surja. Tu cerebro puede tardar meses en empezar a contarte de forma automática historias positivas sobre ti y tus experiencias actuales y pasadas, pero vale la pena tanto el tiempo como el esfuerzo.

¿Cómo puedes observar mejor tus pensamientos automáticos? Te propongo tres cosas:

  1. La meditación orientada a la focalización es una técnica excelente para distanciar los estímulos de tus respuestas, es decir, entre los pensamientos que tienes y la decisión sobre si quieres seguir o no pensando en eso.
  2. La conciencia plena es un abordaje que consiste en dejar todo de lado y centrarse únicamente en lo que estés haciendo en ese instante. Si en un momento dado notas que no estás siendo plenamente consciente, ¡en realidad es una prueba de que sí lo estás siendo! Piensa que darte cuenta de que tu mente está divagando no es una derrota, sino un éxito.
  3. La tercera es una técnica que consiste en fingir que eres otra persona que te está diciendo algo del estilo de: «Estás leyendo. ¿Qué tal estás? ¿Todo bien?». A continuación, empieza un diálogo contigo mismo. La consciencia de los propios pensamientos es algo que se puede conseguir relativamente rápido, pero, independientemente de lo que tardes, vale la pena el esfuerzo. Cuando poseas esta habilidad, podrás abrir la puerta a hacerte con el control total de tus pensamientos. No dudes en probarlo ahora mismo. Suelta el libro un momento y hazte preguntas como si fueras otra persona que no existe.

Yo ya hace tiempo que me entreno en la observación de mis pensamientos, casi siete años, lo que significa que soy capaz de oír casi todo lo que me pasa por la cabeza, cada palabra, cada letra y cada narrativa que elige para hacerme pensar en ello. Y ya rara vez me sorprenden las decisiones que toma mi cerebro. La mayoría son bastante predecibles, pero de vez en cuando genera un pensamiento inesperado. Cuando esto pasa, dedico un momento a intentar pensar en el origen de esta idea: ¿un artículo periodístico, una película, algo que me han dicho? ¿O ha sido un leve aroma lo que ha disparado algo en mi interior? Al final siempre lo acabo averiguando, ¡y es muy divertido hacerlo! Es como convertirte en detective mental. De modo que te imaginarás lo mucho que me sorprendí cuando un día, sin motivo aparente, mi cerebro decidió crear un montón de pensamientos, emociones, recuerdos e historias deprimentes. Me quedé muy sorprendido y le dije a mi esposa: «Es muy raro que me esté pasando esto. No tengo ni idea de por qué, he intentado entenderlo, he tomado notas, me he hecho un mapa mental y he estudiado todas las posibles causas, pero sigo sin tener ni una pista». Esto siguió ocurriendo hasta que, dos días después, tras leer cientos de estudios, aprendí algo que sería totalmente decisivo para mí, algo sobre la relación entre serotonina e inflamación. Hablaremos de todo ello en el próximo capítulo. Pero, antes de seguir, he dejado la mejor herramienta para el final.

HERRAMIENTA 10: HO’OPONOPONO

Del centenar de herramientas que enseño, esta es sin duda la más potente de todas. El ho’oponopono es una práctica hawaiana cuyo objetivo es neutralizar la culpa y las deudas contraídas por un individuo con los demás. Esto implica pronunciar las cuatro frases siguientes, que son increíbles: te quiero; lo siento; perdóname, por favor; gracias.

Yo creo mucho en pasar a la acción, así que vamos a poner esto en práctica ahora mismo. Es muy importante que, antes de nada, te aprendas las frases de memoria para que puedas decírtelas sin tener que pararte a pensar. Una vez hecho esto, ponte cómodo, cierra los ojos y pronuncia las frases en silencio en tu mente a todas las personas que han tenido una influencia positiva o negativa en tu vida. Puedes acabar diciéndotelo también a ti. Esta herramienta tiene una potencia enorme y más o menos la mitad de las personas que la prueban acaban derramando lágrimas de gratitud. No dudes en poner también algo de música relajante de fondo. Esto te permitirá acumular aún más oxitocina. Y es mejor que tengas pañuelos de papel a mano, porque quizá los necesites. ¡Que lo disfrutes!

Una vez, un participante de uno de mis cursos me dijo que su jefe se había portado muy mal con él durante su primer año en ese puesto y que, a pesar de haber recibido cierto reconocimiento en forma de una disculpa a medias, no le quedaba más remedio que verlo todos los días en el trabajo. Y siempre era como una puñalada en el pecho. El dolor no desaparecía y daba igual lo que intentara, no hacía más que intensificarse, cada vez más, hasta que un día me oyó hablar del ho’oponopono en un pódcast al que me invitaron. Estaba decidido a cambiar y decidió repetirse las frases en su mente cada vez que se cruzaba con su jefe, lo que sucedía varias veces al día. Tres semanas después, notó que tanto su dolor como sus emociones negativas de algún modo se habían desvanecido sin esfuerzo y que, un mes después, era capaz de ver a su jefe sin sentir ninguna emoción negativa. Esta historia es solo una de las muchísimas que he oído a lo largo de los años de boca de los participantes que han aplicado el ho’oponopono a sus vidas.

OXITOCINA: EL RESUMEN

El cóctel celestial no está completo sin oxitocina. La oxitocina es lo que te permite disfrutar de la cercanía humana, la seguridad, la conexión y la pertenencia. La oxitocina te hace humano y la oxitocina te sana. Deberías preparar el terreno para ella todas las mañanas y, a lo largo de todo el día, buscar oportunidades para experimentar asombro y fascinación y mantener una actitud deliberadamente agradecida. Producir oxitocina interactuando socialmente, abriéndote a los demás, compartiendo, conversando, cuidándolos y ayudándolos. Todos los momentos de cercanía y empatía son especialmente importantes. Da igual si estás volviendo a casa con tu familia, preparándote para una cita o acudiendo a una evaluación de rendimiento, deberías añadir un extra de oxitocina a tu cóctel celestial, quizá con ho’oponopono o mirando fotografías en tu teléfono que te garanticen una descarga de sentimientos de empatía y compasión.