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La mejor jugada de los maestros del dinero

Uno de los principales hábitos para tener éxito en la quinta forma de riqueza, después de aumentar tu salud y tu energía, es pensar por ti mismo. Es uno de los principales impulsores de la victoria que han experimentado los creadores de imperios económicos.

A estas personas no les importa que las ridiculicen con tal de seguir fieles a sus instintos, sus intuiciones y su valiente visión de un futuro mejor. En realidad, recogen las piedras que les lanzan sus detractores y las convierten en movimientos que dan testimonio de su audacia.

En nuestra cultura actual casi todo el mundo sigue a la multitud, se guía por lo que hacen (y compran, comen y dicen) los influencers y actúa como les dicen que actúen. Demasiados se convierten en ovejas obedientes frente a personas más fuertes y sabias.

La semana pasada leí una reseña acerca de un libro sobre creatividad escrito por un famoso productor musical. El crítico atacaba la obra con agresividad, porque eso es lo que hacen los críticos (si tuvieran el talento y el coraje para crear la obra que condenan, lo habrían hecho).

Decía que el libro no tenía mucho de memorias (aunque no pretendía ser unas memorias).

Aseguraba que el libro no contaba muchas anécdotas de las experiencias del productor en el estudio con las superestrellas de la música con las que había trabajado (no pretendía tratar ese tema, sino compartir sus conocimientos sobre el proceso creativo).

Señalaba que el libro no tenía mucho valor y sugería que no valía la pena comprarlo.

Después de leer la reseña miré los comentarios en internet.

«Gracias por esta reseña tan útil. Me ha ahorrado comprarme el libro», decía uno.

Mmm. Solo he oído cosas buenas sobre la repercusión de este hombre inmensamente creativo, que es más artista que productor. Y como me fascina la forma en que los artistas mejoran su labor y crean obras que cautivan a los demás, enseguida compré el audiolibro, al margen de la negatividad que lo rodeaba.

¿Y sabes qué? Es una de las guías más útiles y reflexivas que he leído jamás para aprovechar la creatividad humana y producir obras maestras.

La lección que extraemos es esta: Piensa por ti mismo.

Dudo sinceramente que el crítico leyera el libro de principio a fin. En serio. (Por cierto, esto me recuerda a otra cosa que hacen los multimillonarios: profundizan más que amplían y, en lugar de ser superficiales y ligeros, van a la esencia de lo que deciden ganar).

Y estoy bastante seguro de que el crítico no es muy creativo, porque no creo que entendiera lo que dice el autor, y eso me recuerda aquello que Bob Dylan aconsejó en cierta ocasión: «No critiques lo que no entiendes».

Lo que debes aprender de este capítulo: quienes comentaron en internet tomaron lo que leyeron en la reseña como la verdad absoluta (sin pensar por sí mismos), y se perdieron ideas y herramientas que los habrían ayudado a maximizar su arte de forma exponencial.

Uno incluso dijo: «No se necesita un libro para aprender a expresar la creatividad. Solo hay que ponerse y hacerlo».

¿De verdad? Qué tontería.

Como si la sabiduría conseguida con tanto esfuerzo que pone por escrito un ser humano que ha trabajado en el tema durante décadas (al más alto nivel mundial) no fuera útil para evitar errores, acortar la curva de experiencia y estimular la imaginación para conseguir cosas que antes se consideraban imposibles.

Confía en tus propias opiniones. Y fortalece tu fe en tu emocionante misión, además de proteger tus sinceras inclinaciones, aunque toda la tribu se ría de ti. A todos los visionarios los ridiculizan al principio, antes de venerarlos.