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La gratitud es una impresora de dinero

Es un día soleado en mi casa de campo. Veo viñedos a lo lejos, oigo ladridos y me anima el canto de los pájaros que escucho a través de la ventana de la habitación donde escribo. No sé por qué, pero, en esta época de tanta complejidad, el canto de los pájaros me hace feliz.

Muy bien. Empecemos la siguiente lección con esta idea: cuando te centras en algo en la vida, verás más cosas relacionadas con ello. Las cosas a las que prestas atención son amplificadores, y las cosas en las que centras tu mente son maximizadores, así que no sigas dándole vueltas a lo que no funciona cuando tienes la opción de obsesionarte con lo que es genial.

Lo que nos lleva con aún más profundidad a la importancia de la gratitud. La gratitud es el antídoto contra el miedo, ¿sabes? Y una puerta de entrada a la prosperidad.

Cuando te regodeas en la precariedad y te limita la inseguridad porque estás preocupado y ves tu futuro como una catástrofe, pierdes oportunidades, degradas tu productividad y no consigues incubar las ideas que podrían hacerte rico. Desde un punto de vista metafísico, no dar gracias por los dones que posees le dice al universo que no valoras las cosas buenas de tu vida, lo que bloquea el flujo de la abundancia.

Lo que valoras se revaloriza y lo que celebras aumenta tu deleite.

Así pues, por simple que parezca, mientras suena la edificante melodía de Pink «Cover Me in Sunshine» en la desordenada habitación en la que escribo (con mi fiel perra a mi lado), te sugiero que cuentes tus dones. Dirige (y entrena) tu percepción hacia las cosas que aumentan tu alegría y te hacen sentir seguro, bien y exitoso. La energía de esta positividad permitirá que más dinero inunde tu vida. Sí, sin duda así será.