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Los hábitos de las personas muy ricas

Las personas muy ricas tienen los siguientes nueve hábitos en común, además de los que ya he mencionado:

Hábito 1: Concentración monomaniaca. En una época en la que casi todo el mundo sufre el síndrome de la falta de concentración, los magnates del dinero han desarrollado la magnífica capacidad de centrarse casi por completo en la ejecución impecable de los pocos proyectos que harán realidad sus aspiraciones éticas. Cuando trabajan, lo hacen de verdad y entienden la inutilidad de hacer por hacer. Y de perder horas de sus mejores días navegando por internet sin sentido o haciendo búsquedas triviales.

Hábito 2: Positividad invencible. Los titanes financieros son optimistas inquebrantables. Valoran mejorar el mundo con sus innovaciones y esperan un futuro más rico gracias a sus inventos. Son maestros del espíritu emprendedor, no de los títulos, y creen que su creatividad, su productividad, su trabajo en equipo y sus aportaciones a su sector son tremendamente más importantes para su éxito que un destino afortunado o tener suerte.

Hábito 3: Heterodoxia singular. Sin duda ven lo que todos vemos, pero piensan lo que pocos se atreven a pensar. Evitan la tentación de copiar. Son personas muy imaginativas, conciben planes extraordinarios para nuevas empresas que cambian de forma radical las existentes y ofrecen nuevos beneficios a millones de consumidores. Por mucho que los llamen locos, saben que pueden soñar con cosas aún más grandes. Y les importa muy poco la desaprobación de los demás.

Hábito 4: Resolución extrema. Mantienen sus valiosos objetivos frente a las tormentas de críticas, los ataques de detractores despiadados y los dolorosos arranques de inseguridad. Como el perro con un hueso, estos creadores de movimientos se han acostumbrado (mediante el entrenamiento) a la resiliencia, la persistencia y la determinación sobrehumana para terminar lo que empiezan. Los multimillonarios han desarrollado la capacidad de soportar grandes dolores. Y siguen siempre adelante.

Hábito 5: Asunción inteligente de riesgos. Los magnates no son nada tontos cuando se trata de aprovechar oportunidades y maximizar la victoria. En absoluto. Son maestros de «asumir riesgos cubriéndose». Asumen riesgos que tienen muchas posibilidades de convertirse en grandes victorias. La clave aquí es recordar que «si no pides, no recibes» y que «sin riesgo no hay recompensa».

Hábito 6: Perfeccionismo controlado. Sí, estas personas son en su mayoría perfeccionistas absolutos. Si son fundadores de una cadena hotelera, pueden retrasar dos meses la apertura de un establecimiento porque el mármol que pidieron para el restaurante no es del color exacto. Si son fundadores de una empresa tecnológica, insistirán en llevar el producto al nivel de exquisitez de la Mona Lisa antes de lanzarlo (Steve Jobs quería que los iconos del iPhone fueran tan mágicos que los usuarios quisieran lamer la pantalla). Si su ámbito es el entretenimiento, serán implacables a la hora de asegurarse de que su película o su álbum sea excelente, por mucho que tengan que sufrir para conseguirlo.

Hábito 7: Creación de líderes. Los grandes líderes crean a más líderes. (Lee esto dos veces, por favor, porque si no estás creando a más líderes, en realidad no estás liderando, sino solo siguiendo a los que lideran). Una de las principales formas en que los magnates financieros aumentan su fortuna es explotando el apalancamiento. Y no se trata solo de apalancarse en términos de «deuda buena»; me refiero a desarrollar el talento de liderazgo de las personas que te rodean. A medida que creas a más líderes que puedan llevar a cabo tu poderosa misión con maestría militar, te quedará tiempo para hacer solo lo que mejor sabes hacer (y lo que más te gusta). No puedes hacerlo solo. Y cuanto mayor sea tu sueño, más importante será crear un equipo de primera.

Hábito 8: Orientarse a la solución. Muchas personas se centran en el problema que tienen delante en lugar de en la solución que les espera. (Todo problema conlleva una solución, aunque en ese momento no la veas). Este rasgo se debe al sesgo de negatividad del cerebro humano que hemos visto en una sesión anterior, un rasgo que nos resultaba muy útil hace decenas de miles de años, cuando cada día nos amenazaba la muerte por inanición o por ataques de animales o tribus beligerantes. Los maestros del dinero se han programado con paciencia, a través de la práctica diaria, para buscar la oportunidad que encierra toda dificultad y la solución que depara todo problema. Recuerda que un problema solo se convierte en problema cuando lo vemos como tal.

Hábito 9: Utilidad continua. Ahora sabes bien que el dinero es la recompensa por la utilidad que has ofrecido. Los magnates eligen negocios que mejoran la vida de miles de millones de seres humanos, lo que a su vez les genera miles de millones de ingresos. Es muy difícil conseguir prosperidad económica cuando eliges una oportunidad con pocas posibilidades de que tenga repercusión.

Muy bien. Espero que estos nueve rasgos de los grandes magnates te ayuden a crecer. Terminaré aquí este capítulo más largo de lo habitual porque les he prometido a mis padres que los llamaría, así que tengo que ir a hacerlo. Hablaremos más tarde.