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Bendice tu dinero cada día

Hoy me he despertado más tarde de lo habitual. ¡Nada de club de las 5 de la mañana! Estos últimos días mi entrenamiento físico ha sido más duro, así que necesitaba descansar. Y no pasa nada, por supuesto, aunque no caigas en la trampa de confundir la pereza con la necesidad de recuperarte.

Pero permíteme que vaya al grano. Hace unos años, en una antigua y polvorienta librería del centro de Londres, encontré un libro titulado Bring Out the Magic in Your Mind, escrito hace mucho tiempo por un hombre llamado Al Koran, conocido entonces como «el mejor mago mental del mundo». En un capítulo titulado «The Secret of Wealth» («El secreto de la riqueza»), escribe lo siguiente:

Cuando gastes tu dinero, recuerda siempre bendecirlo. Pídele que bendiga a todos los que toque, ordénale que salga y alimente a los hambrientos y vista a los desnudos, y ordénale que vuelva a ti multiplicado por un millón. No lo pases por alto.

¿Por qué no aplicas el extraño pero fascinante consejo de este autor los próximos días? Y ves lo que pasa.

Cuando pagues la compra, bendice en silencio a todos aquellos que han ayudado a traerte los alimentos: los agricultores que los han cultivado, los trabajadores que los han recogido, los camioneros que los han transportado y los cajeros que te los han cobrado.

Si vas a pagar la reparación del coche, ¿por qué no agradecer en silencio a todos los trabajadores de la fábrica que lo hicieron, a los transportistas que lo trasladaron y a los mecánicos que han conseguido que vuelva a funcionar?

Cuando compres un libro en una librería, bendice al librero, y cuando disfrutes de una taza de café, glorifica al camarero. Ya me entiendes. Conviértete en un ilimitado y entusiasta propagador de gratitud. Para elevar vidas. Y para aumentar tu riqueza.

Como nos enseña la verdad intemporal, la mano que da, recoge.